viernes, 30 de marzo de 2012

TT4 (final): Un trío en el baño

El Metro estaba muy cómodo con su desnudez, y no se hacía problemas en mostrarla a quien se lo pidiera. Tampoco se hacía problemas en gastar las ganancias de la semana, en la disco, un sábado por la noche. De alguna manera tenía que hacer sostenible alguna de esas cosas... o las dos.
Por esos días, un pata frecuente en el gimnasio era el Meca. Tenía un taller a unas cuadras de ahí donde arreglaba carros y motos.
Cierto día que salía del gym, me lo crucé en la calle y nos paramos a conversar. Vestía una camiseta transparente que dejaba ver su bien logrado torso.
El Meca era algo velludo, no mucho como el Metro, pero sin exageraciones.
- Oye, se te ve muy bien.
- Gracias. ¿Bien como para unas fotos?
- ¿Fotos?
- El Metro me lo contó todo.
No supe qué decir.
- Vaya.
- Tranquilo. Normal. eso es normal, ¿no?
- Bueno, si la persona lo ve normal, sí.
- A mi me gustaría hacerme fotos, pero quiero ver cuándo y dónde.
- ¿Por qué no hablas con el Metro? El gimnasio me parece un lugar adecuado.
Un domingo por la tarde, el metro me llamó a casa. quería que llevara mi cámara. No vi inconveniente y salí.
Al llegar al gimnasio, estaba él y el Meca.
- Quisiéramos hacernos fotos para ver si nos lanzamos como actores porno.
Comenzamos a discutir el posible guión, y comenzamos.
Ambos se quitaron la ropa. Primero el Metro y sus consabidas poses sin mirar a la cámara, con mucha actitud. Y fue cuando se la vi parada por primera vez en mucho tiempo: cabezona y angosta en la base, pero con unos 15 cm de largo. La vaina es que como era bien cuerpón y velludo, se le perdía en el cuadro; sin embargo, posó erecto, a pesar que conseguirlo le tomó cerca de diez minutos.
Luego le tocó el turno al Meca. Él era más alto, no tan cuerpón, y los vellos no le daban mal aspecto. Además su pinga tenía como unos 17 cm pero uniforme en grosor, que, por cierto, no era nada despreciable.
Cogió una colchoneta y comenzó a posar mostrándola y simulando una masturbación.
Luego el Metro sugirió algo fuera de guión: posar con el Meca.
Ambos, primero, aparecían separados, hasta que el Metro hizo algo que me puso la verga a tope: se sentó encima de la del Meca, y comenzó a simular una penetración.
Yo disparaba tomas, y buscaba ángulos.
Luego simularon la pose del perrito, piernas al hombro, y luego una eyaculación. Pero como el Meca no las daba ni por casulidad, el Metro recurrió a su crema de coco para simular el semen.
Les mostré las fotos, y de pronto, mientras el Metro miraba las imágenes en la cámara, el Meca comenzó a manosearme. Luego cuando se las mostré a él, el Metro comenzó a manosearme.
- Vamos a quitarnos el sudor y el aceite.
- ¿Dónde?
Fuimos los tres a las duchas, y entramos los tres, desnudos.
Los manoseos continuaron, y de pronto estaba chupándosela al Metro, y después al Meca. Cuando estaba haciendo esto último, el Metro me la metió por el culo. Las dio. Luego fue el turno del Meca, mientras el Metro me ofrecía sus nalgas, pero no se animaba a que le haga un beso negro.
Finalmente, el Meca se vino en mi culo también.
Nos terminamos de lavar y nos cambiamos.
Estaba saliendo del gimnasio, cuando en la puerta el Metro me detuvo.
- Dame 100 soles.
- ¿qué?
- Claro, por las fotos, y el cache.
- Aguanta huevón. en ningún momento me dijiste que me ibas a cobrar.
- Pero se suponía, ¿no? ¿quién hace las cosas gratis?
- Recién me lo dices.
- Entonces... entonces... borra las fotos que nos tomaste.
- Ah, normal.
Agarré la cámara, activé el menú y borré todas las imágenes. Luego le mostré la pantalla en azul para que se diera cuenta que el proceso estaba hecho.
Abrió la puerta en silencio. Me fui.
Después de eso, cuando el Metro me encontraba en la calle ni me hablaba ni me dirigía la mirada. Yo igual.
Una vez, coincidí con el Meca en un bus y me alzó las cejas en señal de saludo, pero no hablé con él.
Meses después, el Metro cerró el gimnasio porque ya no podía con las deudas. Alguien me contó que era usual verlo en las discos mendigando por alcohol.
Un año después, al pasar por el local, vi que lo había alquilado para otros usos. Meses después lo divisé en la calle, irreconocible y obeso. Uno de los chicos que entrenaba allí me dijo que parece que el Metro se metía esteroides. Quizá por eso se comportaba como se comportaba.
El gimnasio no reabrió nunca más. El Metro jamás llegó a ser estrella porno. Florecieron otros gimnasios en el pueblo, y varios de ellos recibieron a los antiguos alumnos del Metro.
Sé que en algunos de ellos, los baños y vestidores han sido escenarios de sexo entre dos y más de dos.
Yo sigo entrenando y tengo mejor cuerpo que antes. Le debo agradecer al Metro que me haya inculcado el amor por los fierros, y que activara mi radar que me hizo vivir encuentros calientes con algunos compañeros de entrenamiento o instructores.
Un cuerpo masculino desnudo es hermoso, excitante, pero también riesgoso, si es que no eres más fuerte que tú mismo.

FIN

©2012 Hunks of Piura Entertainment. siempre practica sexo seguro.
Cuéntanos tu relato: hunks.piura@gmail.com

PROMOCIÓN: No hay ganadores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario