Wilfredo sacó su pinga erecta, se cubrió como pudo sus 20 centímetros, mientras Gabo se quedó de pie, bajo la regadera, como estatua, con el culo parado. Raúl, quien sólo vestía una bermuda, salió raudo en busca de agua.
- ¡Puta! ¿Ahora qué dirá el ingeniero?
Gabo seguía inmóvil, inmóvil y mudo.
A esa hora, Jano llegaba al control de carreteras con Nando de copiloto.
- ¿Trajiste tus documentos?
- No. Los dejé en la parcela.
Un policía los retuvo.
- Buenas tardes caballeros. Papeles, por favor.
- Jano le dio la documentación del vehículo. El policía se quedó mirando fijamente a Nando. El musculoso también lo hizo, cambiando su rostro de preocupación, por uno de autosuficiencia. El uniformadoera alto, algo fornido, trigueño claro, y de voz ronca:
- ¿Trabajando por aquí?
- Sí.
El policía devolvió la documentación. Y autorizó la circulación del vehículo. Jano disimuló muy bien el no haber notado el cruce de miradas.
- ¿Lo conoces?
- Tombo pasivazo. Si alguna vez tienes problemas en la Corte, éste se conoce a todos los fiscales y jueces que les gusta recibir por el culo.
- Conozco a un par. Estuve en una orgía en la casa de uno de ellos.
- ¿Y, qué tal?
- Terminé agarrando con el instructor de mi gym. Él fue quien me llevó.
- ¿No será el…?
- Él mismo, ¡justo el que estás pensando! Le sacó como 100 dólares al fiscal, y sólo le calentó el culo. De ahí nos fuimos a su cuarto.
- ¿Te tiró o tú lo tiraste?
- Te recordaré que soy moderno. La huevada fue que me terminó compartiendo como 30 ó 40 dólares. No le acepté.
- Yo me quiero dejar de esas huevadas. Mas bien, gracias por la chamba.
- Entonces, te gusta la parcela.
- Si, es un reto. A Raúl también le vacila.
- A propósito, Raúl nunca trabajó contigo?
- Sí, daba servicios, pero su clientela eran más chibolos de universidad. Aparte que tenía un nombre más usado que su culo: Juan Carlos.
- Bueno. No se parece en nada a Raúl. Algo así como Benny no se parece en nada a Nando.
- Claro, pero Benny Vergara vende. Algo así como Pedro Vonva.
- ¿Y nunca conociste a ese Pedro Bomba?
- Una vez, pero no llegamos a ningún acuerdo. Y recuerda no decirme Benny.
Jano sonrió ampliamente. El sol comenzaba a ponerse sobre los algarrobales que resguardaban la carretera.
En la cocina de la parcela, Raúl tomaba su segundo vaso con agua, mientras jerry preparaba todo para irse a casa. Cuando podía, lo contemplaba vestido tan sólo con la bermuda blanca de tela delgada.
- La tienes parada.
- Sí.
- ¿Has… visto algo… otra vez?
- Quizás. Pero quisiera cachar para desfogar.
- El cuarto del administrador está libre esta noche. Tienes al moreno, a Gabo, o a Wilfredo.
- ¿Y tú? ¿No cuentas?
- Yo ya me voy.
Raúl se levantó de la silla, se puso de pie frente a Jerry, y se bajó por completo la bermuda, mostrando su esbelto y poco velludo cuerpodesnudo, trigueño oscuro, como de arquero de fútbol, y su miembro de 18 centímetros, completamente al palo.
En el cuarto de “los ingenieros”, Pancho miraba al techo blanco, desnudo, con sus manos tras la nuca. En eso oyó unos gemidos a su izquierda. Se puso de pie, pegó la oreja a la pared.
Sigilosamente, abrió la puerta que daba al cobertizo, caminó en puntillas, sin vestirse, y asomó su rostro por la cortina de la puerta contigua: Wilfredo estaba cachando a Gabo en pose de perrito, y el chiquillo se contorsionaba meciendo su cadera como licuadora. Ambos jadeaban. Las manos del tío se aferraban a las suaves caderas del sobrino, mientras que su verga entraba y salía del trasero joven y terso .
El pene de Pancho se puso rígido casi de inmediato, y comenzó a masajeárselo con una mano, mientras que con la otra sostenía la cortina que hacía de puerta, de tal modo que nadie lo descubra. Algo de su líquido pre-seminal cayó torpemente en su pie derecho.
En el cuarto, el fibroso cuerpo de Wilfredo se arqueó para atrás, lanzó un gemido y dejó de mover sus caderas, pegándolas al culo de su sobrino. Luego se acostó sobre la espalda de él.
Con el mismo sigilo, y sin dejar de corrérsela, Pancho regresó tras sus pasos, se echó en su colchón, y comenzó a masturbarse violentamente con la misma mano, mientras que con la otra, se intentaba separar las nalgas y acariciarse el ano, hasta que lo logró, sintiendo unas cosquillas inexplicables y extasiantes. Jadeó y jadeó hasta que chorros de esperma impactaron contra su quijada y su pecho. Con la mano que masajeaba su ano, se sobó la leche, y luego la limpió con su lengua. Tenía los ojos cerrados.
Mientras tanto, en el cuarto que ocupaba David, Jerry apoyaba su cara sobre el colchón, y levantaba sus nalgas, ofreciendo su ano, que en ese momento era penetrado por Raúl.
El “ingeniero” se movía con fuerza y pasión, mientras tiraba palmazos fuertes contra las caderas del cocinero. El choque de ambos cuerpos rebotaba en toda la habitación.
Raúl miraba incansablemente sus 18 centímetros entrar y salir del ojo del culo de jerry, quien hacía sonidos entre gemidos y quejidos.
Raúl sacó su pinga, puso a Jerry boca arriba, y lo agarró piernas al hombro, clavándole su estaca de carne de un solo empujón.
Jerry se retorcía de dolor y placer, arañando la sábana y la almohada, destendiendo la cama, y dejándose agitar por el balanceo de su paisano.
Raúl sintió el clásico vacío en su vientre bajo, que precede al orgasmo, hasta que se vino dentro del culo del cocinero. Fue un interminable minuto y medio de palpitaciones de la eyaculación.
sin perder tiempo, y sin sacar su aún dura verga,Raúl comenzó a masturbar a su amigo, y logró que el semen del otro muchacho se esparciera por los cuadros del abdomen y parte del pecho. recién allí pudo sacar su pene semi-flácido y forrado por un condón lleno de semen.
- Qué rico, Rulito. como en los viejos tiempos.
- Sí, Gerónimo. Como en los viejos tiempos.
(CONTINUARÁ…)
©2012 Hunks of Piura Entertainment. siempre practica sexo seguro. esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia.
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