martes, 27 de agosto de 2013

Cuaderno de Obra (12)

Creado por N-Azz. Escrito y creado por Hunk01 y N-Azz.

 

Tito y Orlando caminan hasta la peluquería vacía, ingresan al dormitorio. Ambos se desnudan y se acuestan en la cama de dos plazas.

-          Orlando siente en su boca el aliento a alcohol del joven, mientras sus manos sienten el cuerpo bien labrado, y en su pelvis excitada, el enorme miembro que luego chupa con delicadeza, tratando de tragar los 19 centímetros de carne. Tito exhala con fuerza.

-          Poco después, Orlando le pone un condón usando cuidadosamente sus labios, se coloca en cuatro, y deja que su deudorse la clave por el culo.

-          Ambos se mecen tratando de incrementar el placer. La cadera de Tito suena fuerte al chocar con las nalgas lampiñas de Orlando.

-          Tito, al fin, siente que el orgasmo se avecina. Entonces, al cerrar los ojos, una imagen regresa con fuerza a su mente.

-          En ese instante, su semen sale con fuerza.

-           ¡¡¡Renzo!!!

-          Orlando se paltea.

-           Tito, ¿quién es Renzo?

 

En el condominio, por teléfono, Renato acaba de poner al día a Renzo sobre la evolución de Gustavo. No hay avances.

Para no sentirse asfixiado, sale de su dormitorio.

En la sala, está Jonás viendo fútbol en la televisión.

-          ¿Todo tranquilo, ingeniero?

-           No, Jonás. Todo igual.

-           Ingeniero… mire, yo sé que apenas nos conocemos…, pero si desea…, puede contar conmigo pa’ lo que sea.

-          Renzo se alegra levemente de recibir esa nueva muestra de solidaridad.

-           Gracias, Jonás. Lo tendré en cuenta.

-           Yo sé qué es bueno pa’ ese bajón.

-          Jonás se levanta, va a la cocina. Renzo se sienta para ver-sin-ver el juego en la televisión. Escucha que suena una licuadora. En un par de minutos, Jonás regresa con dos copas grandes llenas de un espumoso fluído marrón.

-           Ay, Jonás. De veras te lo agradezco, pero no tomo alcohol.

-           Inge, aprécieme. es un ‘cotel’ especial pa’ combatir la tristeza.

-          Más por no ofender el detalle, acepta y prueba un sorbo.

-           ¡Asu, Jonás! ¡qué rico!

-          El improvisado bar-tender sonríe mientras ve que el líquido de aquella copa, poco a poco, va disminuyendo.

 

A la entrada del cine, en Castilla, Eduardo y su hija caminan rumbo a la sala donde darán una hermosa película 3D. a pesar de sus treintas, se sigue fascinando por ese arte de convertir ceros y unos, así como manejar los ejes x, y,z. para transformarlos en entretenimiento.

Entonces, la pequeña pide comprar palomitas. El padre, tras pensarlo, acepta, y le da el dinero para que las traiga.

-          ¿Lalito?

-           So-So-¡Solórzano! ¿Qué… haces aquí?

-           Vine a ver la de Vin Diesel, aunque por verle los brazos.

-          El arquitecto, con quien hizo un trío sólo unos días antes, le guiña un ojo.

-           Qué bien, Solórzano.

-           ¿Y cuándo otro encuentro? ¿Tienes otros chicos?

-          En eso llega su hija. El arquitecto borra la sonrisa de su rostro, y cambia abruptamente el tema.

-           Bueno, ingeniero, veo que está ocupado. Lo llamo.

-          Sin dar importancia a la escena, Eduardo y su hija entran a ver la película.

 

A eso de las ocho y media, Tito llega a casa de sus tíos Juan e Irene, quienes están viendo los programas dominicales.

- Tíos. Buenas noches.

- ¡Muchacho, te perdiste! En la cocina está tu comida.

Tito va acalentarse un estofado de pollo, cuando detrás llega Juan.

-          Oye, chico, quiero hablar contigo: ¿Por qué ya no chambearás en la obra?

-           Tío, justo de eso también quiero hablarte.

-           Te escucho.

-          Tito respira profundo. Se toma su tiempo.

-           Tío, sí quiero chambear.

-           Puta. ¿sabías que Vinicio está medio palteado por lo que le dijiste?

-           Es que… también se trata de don Vinicio.

-           ¿qué quieres decir?

-           Cuando me entrevistó, sí pasó algo.

 

De vuelta en el condominio, Renzo no deja de reírse con las hilarantes anécdotas de Jonás. Ambos comparten el sofá, mientras toman el cuarto cóctel de algarrobina.

-          Grracias, Jonás. Nnno pensé divertirme tanto.

-           ¿Le gustó el ‘cotel’, inge?

-           Dime Renzo. Inge sssi estamos en obra.

-           ¿Te gustó el ‘cotel’, Renzo?

-           Está ri-quí-si-mo.

-           Como yo, ¿no?

-          Renzo se carcajea de nuevo. De pronto, pone su mano en el hombro de Jonás.

-           Grracias.

-          Sorpresivamente, el ingeniero se aproxima y abraza al moreno musculoso. Jonás, ni corto ni perezoso, estrecha el abrazo, y comienza a acariciar la espalda.

-           Creo que ya fue mucho ‘cotel’, in… digo, Renzo. Debes ir a descansar.

-           ¡Nooo! Es tempranazo.

-           Vamos, te llevo pa’ que descanses.

-           Ay, ni que fueras mi mami.

-          Sonriendo, Jonás se pone de pie, y de un tirón, toma a Renzo de la espalda y las piernas: lo carga.

-           Churre malcria’u. Lo voy a llevar a su cama.

-          Sin parar de carcajearse, Renzo se deja llevar. Por un momento, este Jonás le recuerda a su Gustavo, aunque con menos clase.

-          Al fin, ambos llegan al dormitorio, y Renzo es acostado.

-          Jonás está casi sobre él.

-           Gracias, Jonás. Eres muy bueno.

-           Soy bueno en todo, Renzo.

-          Ambos se miran.

-          Entonces, Jonás se olvida de todo protocolo y se abalanza sobre Renzo, acostándose encima suyo. Sus bocas se juntan.

 

(CONTINUARÁ)

 

© 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí.

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