miércoles, 28 de agosto de 2013

Cuaderno de Obra (13)

Creado por N-Azz. Escrito por Hunk01 y N-Azz.

 

En el dormitorio que ocupan Miguel y Tito, Juan está sentado junto al segundo, en la misma cama. La puerta está cerrada CON SEGURO.

Tito, al fin, rompe el silencio con una voz no tan FIRME, como es su costumbre.

-          El día que fui a conversar con don Vinicio, me preguntó si tenía experiencia. Le dije que no. Entonces me dijo si tenía físico pa’ la obra. Le dije que no sabía.

-           ¿Entonces?

-           Hizo que me calateara. Él también se calateó.

-           ¿Entonces?

-           Hizo que lo abrazara, y comenzó a acariciarme todo el cuerpo… la espalda, mis brazos, mi pecho… me sobaba las nalgas… y me pedía que le hiciera lo mismo. Comenzó a sobarme la verga, los huevos. También me pidió que le hiciera lo mismo. ¿Entonces?

Tito siente que sus mejillas se sobrecalientan. Lo que tendrá que relatar a continuación no será fácil.

 

En el condominio, en un dormitorio, Jonás está acostado encima de Renzo, besándolo en la boca. De pronto, el ingeniero comienza a forcejear. Jonás cree tener dominada la situación, y le besa el cuello.

-          ¿Ya quieres quitarte la ropa?

-           No, Jonás. Ya, para.

-           ¿Qué pasa, Renzito?

-           ¡Dije que no, carajo! ¡Déjame en paz!

-          Lejos de aceptar, Jonás comienza a mecer su cadera contra la entrepierna de Renzo.

-           No te resistas, limeñito. Te vu’a hacer feliz.

-           ¡¡¡Noo, carajo!!!

-          Renzo logra alcanzar un cubo mágico que está en su mesa de noche y lo estrella contra la sien derecha de Jonás.

-           ¡¡¡Au, carajo!!!

-          Jonás se levanta tomándose el sitio del impacto: dolor.

-          Ágilmente, Renzo va del otro lado de la cama, y usa el cubo como arma defensiva.

-           Te dije que no, mierda. Respétame. Tengo pareja.

-           Pareja que está muriéndose.

-           Eso a ti no te importa. Y ahora sal de mi vista. ¡Sal de mi vista porque no respondo, mierda!

-          Jonás ve su mano: sangre.

-           Limeño, reconchatu…

-           ¿Qué mierda pasa aquí?

-          Eduardo abre de un golpe la puerta de la habitación.

 

En el dormitorio de Miguel, Tito vuelve a respirar hondo, y prosigue contando lo que pasó .

 Don Vinicio se arrodilló… Comenzó a chupármela… Me incomodaba porque a veces sentía sus muelas. Cuando me la chupaba, me acariciaba el culo, y trataba de separarme las nalgas, pero le dije que no.

-           ¿Entonces?

-           Me la chupó buen rato. Entonces se agachó sobre el escritorio y me dijo pa’ metérsela por el culo. Le dije que sin condón, no. Entonces dijo que se la sobara por la raja, que quería sentir hasta que le diera mi leche…. Se la sobé, pero la verdad me daba palta y mas bien se me bajó.

-           ¿Se te bajó?

-           Sí. Se me puso blandita. Don Vinicio comenzó a burlarse. Dijo que cómo me la daba de activo si no se me ponía dura. Me asé, y me puse mi ropa.

-           ¿Entonces?

-           Quiso que me tomara unas pastillas, dijo pa’ qque se me arme bien, pero le dije que no, que no estaba arrecho.

-           ¿Se molestó?

-           Medio. Se puso su ropa, y de ahí me hizo jurar como media hora de que no le contaría nada a nadie, si no, me iba a cagar en la cárcel, porque que él es dirigente, que tiene poder, que no se qué huevada. Apenas abrió la puerta, me largué a caminar por ahí. Fui a casa de mi vieja, a ver si estaba, pero la vecina me dijo que no.

-           ¿Le ibas a contar?

-           La verdad no sabía que hacer. O sea, mira tío, desde que tengo 15, me he cachado maricones, pero todos me lo pedían y me daban algo a cambio, pero eran maricones, más tirando pa’ hembritas. Por ahí, una vez, con un amigo de mi edad, bien machito, pero fue por vacilón, como a los 17. pero esta vez…

-           ¿Te sentiste mal por lo que hizo Vinicio?

-           No. Mal no. Raro. No sé. Tú sabes, don Vinicio es bien recio, mechador… ¿Y que se la metiera? Eso era lo raro.

-           Al menos, no aceptaste hacerlo sin condón. Con esa huevada del SIDA…

-           Aunque no fue por miedo al SIDA, sino que no me ponía.

-           Ay, muchacho. Bueno. Ahora entiendo. Pero, ¿por qué quieres regresar, entonces?

-           Porqueee… no quiero ser una carga pa’ la casa.  Yo también quiero poner pa’comer, tener cositas, vivir mejor.

-           Tito, no eres una carga. Cuando tu mamá me dijo que te acogiera, lo hice porque somos familia. Beto será mi hermano, pero la forma cómo los trató fue de lo peor. Irse con esa puta. ¡Y encima no dejarles ni un medio! No parece hijo de mi vieja. ¿en qué momento cambió, carajo?

-           Por eso, como también eres dirigente, a lo mejor podías conseguirme otra chamba, no sé… mira… a lo mejor el residente quiere un asistente.

-           ¿El residente? ¿el ingeniero residente? Quizás sí, pero fácil que la constructora le pone uno, y además debe estudiar Ingeniería.

-           Bueno, si se puede, pero no bajo las órdenes de don Vinicio.

-           Entiendo. Déjame ver qué puedo hacer… por cierto, ¿cómo sabes del residente?

-          Tito enrojece y baja la cabeza.

-           Hoy… lo conocí.

-          LA cara de Tito se ilumina. Sus ojos brillan más que de costumbre. Juan intuye lo evidente.

-           Listo, sobrino. Veré qué puedo hacer.

-          Juan se levanta, y va a abrir la puerta.

-           Tío, algo más.

-           Dime.

-           Don Vinicio me dijo que no te contara nada, y que si lo hacía que tú no intentaras nada, porque él te sabe muchas cosas. Que no eres tan santo como aparentas.

 

(CONTINUARÁ)

 

© 2013 Hunks of Piura Entertaiment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí.

 

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