miércoles, 21 de agosto de 2013

Cuaderno de Obra (8)

Creado por N-Azz. Escrito por Hunk01 y N-Azz

 

-          A la mañana siguiente, Gustavo se levanta. No puede dejar de recordar el resultado de la tarde anterior, y trata de convencerse de que fue un sueño.

-          Como suele dormir desnudo, se dirige al espejo del dormitorio: es simpático, cuerpo masivo labrado en el gimnasio (tanto que alguna vez modeló… y hasta incursionó en el porno gay), con una pinga aceptable (eso le dijeron cuando hizo el casting, aquella vez). ¿Cómo puede ser posible que…?

-          ¡No! No es cierto.

-          Pero si lo es… ¿vale la pena vivir así?

-          Bajo la cama, hay una caja fuerte. La jala y la abre. Debajo de unos papeles y dinero en efectivo, hay una pistola automática, que compró de contrabando cuando vivía en la selva, y ciertos litigantes que había puesto en la cárcel lo amenazaron. El arma está cargada.

-           Perdóname, Renzo.

 

A las 10 de la mañana, por su parte, Renzo ssigue verificando las inconsistencias del plano de la obra de la escuela, cuando entra el fornido Jonás, quien viste polo y jean pegados, tanto que el paquete se le marca en la bragueta.

Jonás carraspea. Renzo sale de su concentración, y saluda amablemente.

- Ingeniero, le llegó este sobre.

Renzo recibe el papel amarillento. Adentro hay una entrada para Men’s Place.

-          ¿Y esto, Jonás?

-           Lo acaban de dejar. Fue un chico en bici. Creo que es de esos courier.

-           ¿Qué es Men’s Place?

-          Jonás reflexiona una respuesta. Lo que diga, puede ponerlo en evidencia.

-           Esteee… parece que es… un lugar para… o sea, de… estee… para… gays.

-           ¿Disco de ambiente?

-           Creo que… sí.

-          Renzo sonríe. Cree entender de qué se trata esa charada.

-           Jonás, escucha: es cierto que soy gay. No sé cómo pudiste darte cuenta. El caso es que ya tengo pareja.

-           ¿Ya tiene pareja?

-           Sí. No está acá, pero lo respeto mucho. No puedo aceptarte la invitación.

-           ¿Aceptarme la qué…?

-           Tu invitación. Si vamos a este lugar o a cualquier será en plan patas, pero no para hacer otra cosa.

-          Jonás se sorprende.

-           Pero, ingeniero… yo no le mandé ese sobre. Yo no soy así. Yo soy directo.

-           ¿Seguro, Jonás? Entonces, ¿quién fue?

 

Poco antes de la una, en la oficina del Sindicato, Ezequiel ordena unos papeles, cuando Juan, portando una carpeta de cartón bajo su recio brazo, llega preguntando por Vinicio.

-          Ahorita viene, don Juan… mire, yo voy al banco, aprovechando que no hay cola. ¿Le incomoda si lo dejo?

-           No, Ezequiel. Para nada. Anda tranquilo.

-          Juan espera unos minutos, un chico pasa por la puerta del fondo, algo apurado, pero mira hacia la oficina y saluda a Juan, quien le corresponde amablemente. Tras ello, Vinicio ingresa, y saluda efusivamente a su visitante.

-           ¿Qué querías ver conmigo?

-           ¿Tienes listo el padrón de residentes de tu barrio?

-           Claro. Justo aquí lo tengo.

-          Juan le entrega la carpeta. Vinicio la revisa.

-           Excelente. Con esto será más sencillo distribuir los cupos. Y…. ¿qué te cuentas?

-           ¿Contarte? Nada. Lo de siempre. La familia, la casa, la selección, y ahora la obrita.

-           ¿Y de lo otro? ¿Te retiraste?

-           Estoy casado, Vinicio. Ya no somos jóvenes.

-           Aunque no lo creas, hay chibolos que le gustan los maduritos.

-          Vinicio le hace un ademán que lo acompañe. Juan lo sigue.

-          Caminan todo el pasillo hasta el fondo. Conforme se acercan, se escucha el agua que corre de una ducha. Alcanzan la puerta sin protección: el chico que había saludado minutos antes a Juan está desnudo, de espaldas, jabonándose. Es delgado esbelto, pero de formas masculinas, con espalda algo ancha, nalgas paraditas, piernas firmes, trigueño oscuro, lampiño.

-          Sin decir nada más, Vinicio da un paso adentro y comienza a desnudarse, descubriendo su masivo y moreno cuerpo, producto de más de veinte años dedicados a la construcción. Cuando se queda sin nada de ropa, entra a la ducha, donde el mozo lo recibe con una abrazo y un beso en la boca.

-          Juan se queda congelado viendo la escena, aunque debajo de su pantalón de deportes, su pene está durísimo, tanto que puede notarse debajo de la tela.

-          Vinicio y el muchacho se acarician frente a frente. Sus miembros están erectos y estrujándose a cada abrazo. Entonces, el dirigente mira al espectador.

-           ¿Vienes, Juaneco?

-          Una nalgada al muchacho sella la invitación.

 

Miguel acaba de almorzar en un cafetín cercano a la escuela de Bellas Artes, cuando Tito le da alcance.

-          Carajo, comes solo, mierda, jajajaj.

-           ¿Listo, primo? Tranquilo que mi viejo anda lejos, jajaja.

-          Los dos caminan hasta una casa cercana. Al tocar, les abre el maestro de la clase de Figura Humana, que los lleva a una sala espaciosa y bien iluminada, donde está Dante, el joven y fornido modelo de la clase pasada. Los dos desconocidos se saludan con interés.

-           A ver, Tito, desnúdate.

-          El primo de Miguel se queda como Dios lo trajo al mundo, mostrando su anatomía de ensueño, lo que agrada al viejo maestro.

-           Perfecto. Dante, desnúdate, indícale la pose que deben tomar.

-          El maestro y Miguel se van a otro lado de la casa. Dante se quita toda su ropa, y lleva a Tito a un pequeño taburete, donde le indica la postura a adoptar: ambos estarán enroscándose espalda con espalda, con los brazos extendidos al cielo. El roce de las pieles es inevitable, pero Tito no está incómodo.

-           Listo. Ya lo tengo.

-           Listo Tito. Estamos casi listos.

-           ¿Casi listos? Ah. Falta que nos dibujen, ¿no?

-           No. Falta que se te baje.

-          Sin pedir permiso, Dante agarra el pene erecto de Tito.

-           Es enorme, Tito… ¿quieres que te ayude a darle su tamaño normal?

-           ¿Cómo?

-          Dante, sin dejar de aferrar el pene erecto, se arrodilla, y cuando está a punto de aproximar su boca a la cabeza del miembro, alguien entra.

 

(CONTINUARÁ)

 

© 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe a nelsonpc.com@gmail.com o deja tu comentario aquí.

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