jueves, 22 de agosto de 2013

Cuaderno de Obra (9)

Creado por N-Azz. Escrito por Hunk01 y N-Azz.

 

-          En la oficina de Acrópolis, Eduardo llega apurado. Jonás está en la computadora.

-           Oe, te necesito urgente. Operación ‘ablandamiento’.

-           ¿Dónde, Lalito?

-           Sígueme.

 

El agua corre en la ducha del local del Sindicato. El muchacho flaco que estaba bañándose soba su culo, masajeando la pinga dura de Vinicio.

-          Vamos, Juancito, que te la chupe. Como en los viejos tiempos.

-          El pene del aludido se marca bajo el pantalón deportivo. Sólo es cuestión de deshacerse de la camiseta del Sporting Cristal, la pantaloneta, el slip  y listo. No sería la primera vez. El lugar ya había sido escenario de encuentros furtivos con algunos patas que Juan conocía en las reuniones del Sindicato.

-           Paso, Vinicio. Me esperan en casa.

-          El dirigente sonríe. Al quedarse solo con el muchacho, le besa la nuca.

-           Espero que estés limpio, huevón. No como la vez pasada.

-           Es que me la mete fuerte.

-           ¿¡Qué rico mueves ese culito! Te voy a meter hasta las bolas.

-           Pero falta condón.

-           ¿Y qué mierda? ¿O no estás sano?

-           ¿Yo…? Sí, pero… ahhh…

-          El largo y grueso falo de Vinicio horada el ano del chico, y lubricado por el agua jabonosa, bombea con facilidad. Los gemidos y los jadeos de ambas partes llenan el espacio, y se mezclan con el ruido del agua que corre.

-          Entre tanto, Juan espera un poco en la oficina. No puede salir con la verga paradaza a la calle, pero los placenteros sonidos que vienen desde el fondo hacen imposible que se relaje. Gana la puerta, y, sin roche, se pone ambas manos sobre su pubis. Cuando la erección se ha ablandado un poco, comienza a caminar.

-          En la ducha, el semen de Vinicio se dispara contra la nalga izquierda del muchacho.

 

-          En sólo minutos, Jonás y Eduardo llegan a la casa de campo del segundo.

-          Al ingresar, un muchacho de unos 30 años los espera acostado en la cama, vistiendo sólo un boxer. Es blanco, de contextura normal, poco velludo, buen trasero. La llegada de los dos hombres lo despierta.

-           Buenas tardes, arquitecto Solórzano.

-           Hola, Jonás.

-          Sin perder tiempo, el aludido y Eduardo se quitan la ropa por completo y seacuestan. Comienzan a acariciar a Solórzano. Jonás le saca el boxer y empieza a besarle espalda y nalgas, mientras que Eduardo le da la pinga para que se la chupe. Luego, el arquitecto alterna a los dos cuerpotes, chupándosela a Jonás y dejando que Eduardo le bese la espalda.

-          Pocos minutos después, el culo del arquitecto es penetrado alternadamente por los penes encondonados del ingeniero y su asistente, cada uno mostrando su peculiar técnica de cimbrado de caderas, hasta que sorpresivamente, el pasivo comienza a vaciarse sobre las sábanas de la tarima.

-           Ya no. Me duele.

-          Los dos activos dejan de penetrarlo. Eduardo se le aproxima a la cara.

-           ¿Viste? Yo cumplo lo que prometo. ¿Y tú?

-           Tranquilo, Lalito: los informes de supervisión pasarán por mi filtro antes de llegar al Gerente de Obras. Mas bien… ¿tienes más chicos?

 

Renzo se ha quedado de una pieza al ver la escena, que jamás pensó ver.

-          E-e-espero al ma-maestro.

-          Dante, sin perder aplomo, se pone en pie, suelta el miembro erecto de Tito.

-           ¿Es para usted la escultura?

-           ¿es-cultura? ¿Te refieres al busto?

-          Dante entiende que están hablando de dos cosas distintas. Mientras tanto, Tito no puede despegarle los ojos a Renzo. Dicho sea de paso, su pene se relaja por completo. De alguna manera, ese rostro fino, pero masculino, le mueve el piso… ¿o es la endebilidad del taburete?

-          Renzo tampoco puede disimular que los ojos se le clavan en las formas de Tito, hasta que se concentra en sus ojos.

-          Cuando las miradas de ambos están unidas por un hilo invisible, el maestro y Miguel entran.

-           Aquí estaba, ingeniero. Ah, ellos son Dante y Tito. Van a ser los modelos de la escultura ‘al progreso de los pueblos’.

-           Entiendo, maestro… mucho gusto…, chicos.

-           Bueno, ingeniero, hablemos de los detalles de su busto. Miguel, comienza a bocetear a los chicos.

-          Tras la reunión, Renzo trama cómo escabullirse al estudio, pero el maestro lo acompaña hasta la puerta de su taller. No puede despegarse de la mente el rostro de Tito. ¡Qué raro! Como si hubiera una conexión.

-          Entonces revisa su smart-phone. Nada. Llama. ¿qué le pasa a Gustavo? Desde la mañana no puede comunicarse con él. Nuevamente la contestadora.

-           A-amor… por favor, respóndeme. Espero que estés… estés… bien.

 

En la casa de campo, Jonás tiende la sábana en un pequeño patio rodeado de limoneros. Ha tenido que lavarla tras la eyaculación del arquitecto que llevaron para sobornarlo mediante el sexo. Eduardo llega.

-          Solórzano quiere que nos lo tiremos de nuevo mañana. Le dije que le avisaríamos.

-           Se mueve bien… pero, con quien sí quiero tirar es con el ingeniero nuevo.

-           ¿Con Renzo? Si no fuera porque es hijo de mi profe de Mecánica de suelos, y le debo un culo de favores, ya me lo hubiera forrado.

-           Pero yo no le debo favores, inge. Ya pues… Hágame el pase.

-          Eduardo sonríe.

-           Ese huevón le es fiel a su pareja.

-           Todavía tengo el whisky de la canasta navideña. Veremos si le sigue siendo fiel.

 

Al anochecer, Gustavo llega a un edificio en Lince, Lima. Es un inmueble cerca de la avenida Arequipa. Toca el intercomunicador.

-          ¿Sandro? Soy Felipe… Felipe Hardcock.

-          Sube tres pisos, y llega a una fría oficina. Un pata en sus cuarentas lo recibe con alegría.

-           ¡Compar’e! ¿Qué ha sido de tu vida?

-          Siete años atrás, Gustavo se presentó a un casting que había visto en el diario. Necesitaba plata para su tesis y trataba de cachuelearse por donde sea. El hecho que hiciera pesas desde los 16 le favoreció que lo eligieran por el físico en primera instancia, luego el tamaño del miembro, y luego el hecho que, durante la prueba de masturbación, pasara más de media hora sin eyacular.

-           ¿Quieres hacer otro video?

-           No sé. Como que ando algo viejo para eso.

-           A ver, debes tener 26 años.

-           27. Ya no estoy para eso.

-           Rafael Alencar va para los 40 y sigue en actividad.

-           Puede ser. Pero tendría que superar la escena que hice aquella vez.

-           ¿El bare-back? Puta, Felipe. Fue la mejor escena de ese video. Te debo regalías.

-           ¿Y qué fue del chico con quien hice la escena?

-           ¿Lalo Babyarse? Ahora que lo preguntas, desapareció del mapa. Hace años supe que andaba por España, creo, pero de ahí nada.

-           ¿Seguro?

-           Bueno, eso creo. ¿Por qué?

-           ¿Recuerdas lo que decía el resultado de su test de ELISA?

-          Sandro abre los ojos sorprendido, asustado.

-           ¿Test de ELISA? ¿De qué mierda estás hablando?

-           Tengo… tengo VIH, sandro.

-          Varios minutos después, un ruido seco, como si algo reventara súbitamente, se escucha en todo el piso.

 

(CONTINUARÁ

 

© 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o deja tu comentario aquí.

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