domingo, 30 de enero de 2022

ASS (13): Un 'remember' entre futvolistas

Edú y el viejo de Pedro se dan tiempo para cachar en la chacra.


 

A mediodía, el papá de Pedro usa una pala para quitar las hojas secas que se han acumulado en uno de los pequeños canales en su parcela de mangos, ubicada a 20 minutos a pie de San Sebastián. Para sus 50 años de edad, luce extremadamente bien conservado, a no ser por las canas que ya adornan su cabello y que no está dispuesto a disimular, pero aparte de guapo, ese indiscutible cuerpo atlético, fruto del trabajo en el campo y un pasado relativamente no tan lejano como delantero del Deportivo Potreros, el equipo local, le mantienen una apariencia muy sensual.

Edú viene desde atrás con una palana en mano, y al llegar le mete la otra entre sus dos redondas y aún duras nalgas.

“Aguarda ‘che tu vida”, sonríe el papá de Pedro.

“Ya terminé de regar la otra melga”.

“Chévere. Yo acabo aquí y nos regresamos a la casa… Oye… ¿Y ya cachaste con mi retoño?”

“Carajo, Julio. ¡Si prácticamente me pusiste a tu hijo en bandeja! ¿Crees que uno es de piedra?”

El papá de Pedro sonríe.

“Como no escuché nada…”

“Te consta que desde que nos conocimos, siempre he sido bien caleta, querido Julio”.

“No me agas recordar, que se me para la pinga aquí mismo… ¿Te acuerdas esa Copa Perú hace ocho años?”

“¿No que se te va a parar la pinga aquí mismo…? Claro que me acuerdo. Y me acuerdo bien”.

Julio termina de palanear, se seca el sudor de la frente.

“¿Vamos a bañarnos?”

En la entrada de la parcela hay una casa de adobe enlucida con una sala, una cocina, un par de habitaciones y un baño. Está sencillamente amoblada. De hecho, era la casa del padre de Julio.

“Pedro me habló de abrir la casa para turismo rural los meses cuando no hay campaña; dice  que se puede ganar buena plata”.

“¿Y tienes idea de cómo es esa vaina?”, se interesa Edú.

“Más o menos me lo explicó. En realidad, la idea se la dio el Padre Alberto, el que se lo jaló de monaguillo”.

“Ah… el Padre Alberto”.

Julio capta el tonito socarrón de Edú:

“¿Celoso del cura?”

“Para nada”; tiene buen cuerpo y buen culo ese… Padre Alberto.

“Es que no quiero que la chacra esté tan sola: mi hijo mayor ya está trabajando aparte, mi hija ni cagando va a venir acá y Pedro no creo  que venga tampoco. ¿Tú vendrías a vivir acá?”

Ambos entran a la casa por una puerta trasera y dejan las palas a un lado; están sudados.

“No sé, Julio. La huevada es que no voy a vivir pajeándome aquí solito todo el tiempo”.

El papá de Pedro cierra la puerta:

“Podrías traerte a puntos bien caletas… como cuando estabas en el Potreros, o…”

“¿O qué?”

Julio mete su mano en el culo también redondo de Edú y lo agarra con fuerza, a la vez que se pega a su cuerpo y lo besa en la boca; se separa:

“O podríamos usarlo como nuestro… nidito de sexo”.

“Pensé que ibas a decir… ‘nidito de ammor’”.

Ambos ríen. Julio vuelve a besar a edú y ambos comienzan a quitarse toda la ropa. Las caricias y los besos continúan en el estrecho baño bajo los chorros de agua que se dan con una jarra mientras se aplican el jabón mutuamente: el cuerpo de Julio conserva la definición muscular, además de un envidiable vientre plano y definido. Ah, y la joya de la corona: bajo un tupido vello púbico, un largo pene de 19 centímetros que ya está parado mientras unos grandes testículos cuelgan como castañuelas.

“¿Te acuerdas esa vez hace ocho  años?”

“Ganamos la provincial y me cachaste como nunca”.

“Y te prometí que te seguiría cachando como nunca hasta que se te metió esa huevada de probar coño y largarte a Chile. Me tuviste en abstinencia sseis años”.

“No te quisiste divorciar”.

“Ni cagando lo iba a hacer”.

La pinga de edú también está al palo y rozando la de Julio.

“era más chibolo… luego me di cuenta que te pedía una chiquillada”.

“Qué bueno”.

Ambos atletas comienzan a hacer una guerra de espadas que los lleva a tope. Nuevamente se abrazan y besan en la boca.

“Cáchame, Julio”.

Tras bañarse y secarse, ambos ocupan una de las camas en uno de los dos cuartos. Edú está en cuatro patas mientras Julio le sopea el ano ruidosamente. Ambos gruñen de placer.

“¿Probaste verga en Chile?”

“Varias”, responde sonriendo edú.

“Ahora prueba la de tu macho”.

Edú comienza a chupar el pene erecto de Julio por largo tiempo, pero no consigue metérselo toda.

“Así, así. Chupa la pieza de tu marido. Rico la chupas, educito”.

El más joven busca en su mochila un condón, se lo da a Julio quien lo abre, se lo pone, escupe en todo el ano de edú, y le va metiendo el pene poco a poco.

“Despacio, Julio. Así despacito, mi amor”.

Los 19 centímetros por fin entran completos, y el resto es moverse con ritmo y paciencia. Edú se queja de dolor y placer.

“¿Te gusta cómo te culea tu marido?”

“Me encanta”, susurra el otro.

La verga dura entra y ssale del ano apretado de Edú; sus nalgas siguen tan golosas como cuando se fue de San Sebastián hace seis años, hasta que llega el orgasmo.

“¿Quieres tu yogur natural?”

“Dámelo”.

Julio se saca el condón, hace que Edú gire, y le pone el pene en su boca; lo masturba hasta disparar su semen dentro de él. El muchacho lo traga.

“¿Qué tal estuvo?”

“Pura proteína, Julito”.

A medio camino hacia San Sebastián, Julio simula orinar y tira el condón usado en un cerco de overos detrás de un algarrobo, aprovechando que nadie pasa por ahí:

“Ya sabes que de esto ni una palabra a nadie, ni a tu almohada. Prefiero que crean que estáss cachando con mi hijo; pero que ni sospechen que tú y yo cachamos o hemos cachado antes”.

“¿por qué tanto miedo?”

“Ya hablamos de esto, edú… ya no tienes 24 años, ¿recuerdas?”

El aludido se sonríe mientras divisa las primeras casas de la ciudad.

“¿Y ese Padre Alberto le entra, no?”

“¿También quieres cachar con el cura?”

Edú sonríe pendejamente a Julio mientras, al disimulo, le agarra el paquete.

Para finalizar,te dejamos con un video porno. 

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