viernes, 4 de febrero de 2022

la hermandad de la luna 8.5

En la oscuridad del AMW, Adán está sentado en el escritorio de la entrada revisando videos en su celular. Afuera, una motocicleta parece estacionarse, murmullos de dos personas, luego toques en la puerta. El cuerpo de luchador se levanta y abre primero una ventanita.

Édgar, soy yo”, le dice alguien desde afuera.

“ahorita abro”.

Adán toma sus llaves y quita el seguro; pasa uno de los dos motorizados.

“¿qué tal?”

“Ahí más o menos, Juan”.

Detrás pasa el segundo con la moto y la coloca justo al frente del escritorio. Adán cierra la puerta y se acerca a saludar al que acaba de entrar.

“¿Recuerdas a mi amigo Alvin, ¿no?”, le indica el primer visitante.

“Claro, de anoche”, confirma Adán.

“Qué tal”, saluda el conductor.

Despojados de cascos y trajes protectores, Juan y Alvin ingresan a la casa de Tito. Adán va tras ellos. No terminan de entrar al pasillo cuando se abre la puerta del baño y Owen sale cubierto por una toalla.

“Buenas noches”, los saluda.

Los dos visitantes se sorprenden del físico de ébano frente a ellos y Juan comienza a salivar. Adán pasa la voz a Flor, quien sesienta con el fiscal a repetirle la historia de aquella tarde cuando llegaron los dos empleados de Cruz Dorada a la casa, mientras el cuerpo de luchador va con Alvin a la entrada real del inmueble.

“Debería estar aquí”, apunta el primero mientras el biólogo usa una pequeña brocha para retirar la capa de tierra a lo largo de la veredita de acceso.

En la sala, Flor termina su relato.

“¿Solo estabas con ese chico aquí?”, cuestiona Juan.

“Sí, solo con Owen”.

“¿Y de dónde apareció ese muchacho?”

“Simplemente apareció, como le dije”.

Alvin entra a la casa sin gesto, mientras que Adán lo hace muy frustrado.

“¿Pudiste tomar muestras?”, consulta Juan.

“No hay mancha”, responde Alvin.

“¡Es imposible!”, reacciona Flor. “El doctor Christian le dijo a papá que no barriera ni lavara la vereda”.

“García y Saldívar se miran a los ojos. El segundo va a su mochila y saca un frasco.

“¿Qué es eso?”, se alarma el fiscal.

“Luminol”, dice Alvin.

“No puedes; tendría que haber una diligencia, y esto es absolutamente extraoficial sin contar que estoy violando jurisdicción”, le observa García.

“Es la única forma de que tengamos una prueba”.

“Sí hay mancha”, interviene Owen aparecido quién sabe cómo.

“¿Sabes dónde está?”, averigua Alvin.

“Christian tomó una foto”, responde Owen.

Alvin y Juan vuelven a mirarse. Juan cree que éste es el final del camino, al menos extralegalmente hablando.

“Yo tengo una foto”, dice alguien desde atrás de Owen.

Todos voltean la cara hacia el pasillo: Frank alza su celular en la mano izquierda con la pantalla iluminada. Adán, Juan, Alvin y Flor lo miran boquiabiertos (no tanto porque hubiese salido en short), mientras que Owen le sonríe aprobatoriamente. 

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