sábado, 2 de julio de 2022

Proyecto Lujuria 9.4: Osmar es el chisme gay del momento


Cuando Escalante despierta, está inmovilizado en un lugar que reconoce de inmediato: un hospital.

“¿enfermera?”

No llega una mujer sino un muchacho joven, delgado y guapo. Revisa signos vitales.

“Quédese tranquilo; voy por la doctora”.

Escalante logra ver que, bajo el uniforme blanco, ese muchacho parece tener no solo un cuerpo formado, sino un culo redondito. Ni siquiera en convalescencia evita ver esos detalles.

“¡enfermero!”

El muchacho frena, se voltea un momento; el culo se le marca:

“¿Dígame?”

“¿Mi celular? ¿Mis compañeros?”

“Ehhh… la doctora va… a explicarle”.

Por fin el técnico de enfermería se retira, y Arnold Escalante comienza a pensar en lo peor, y a sentir cierto dolor en las piernas.

 


Al terminar la función de Voto de Castidad esa noche, Zaira entra azorada al vestuario. Alexis y Evandro se están comenzando a poner su ropa.

“Unos periodistas están rodeando a Osmar”.

“¿Y eso?”, se sorprende Evandro.

Zaira le alcanza su celular, lo mira sin mayor gesto y éste se lo pasa a Alexis.

“¿Qué pasa?”, se alarma.

Evandro se pone sus zapatos como puede y solo se coloca su casaca para protegerse el torso.

“Vístete rápido”.

Evandro casi sale atropellando a Zaira.

Alexis mira nuevamente al celular; no da crédito a lo que aparece en la pantalla de cristal líquido.

Mira a Zaira. Ella prefiere no hacer contacto visual.

Aún en el pasadizo de platea, Osmar sigue vestido con su bata de baño, mientras enfrente suyo hay un par de cámaras de televisión, algunos celulares apuntándolo, unas dos cámaras fotográficas, y una docena de reporteros cuando menos.

“¿Estaban preparando alguna obra con Arnold Escalante?”

“Es cierto que estás viviendo con uno de tus compañeros de reparto?”

“¿Solo son amigos?”

Osmar está aturdido. Evandro lo abraza.

“Gracias, chicos”, anuncia firme. “Ahora mi compañero no va a dar declaraciones; luego vamos a emitir un comunicado”.

Entonces los reflectores, flashes y micrófonos van hacia él.

“Evandro, ¿qué opinas de que se hayan publicado otra vez tus videos porno con Adrián Rodríguez?”

“¿Videos porno?”, el actor queda perplejo.

“¿Qué reacción tienes tras el accidente de Arnold Escalante?”, cuestiona otro.

“¿Accidente? ¿qué accidente?”

“¿Es cierto que tú y Osmar Rivero tienen una relación sentimental?”

Evandro se impacienta mientras el otro actor sigue casi congelado:

“¡No vamos a declarar!”

Estrecha a Osmar hacia su cuerpo y se repliega al vestuario mientras los reporteros los siguen, lanzando preguntas y destellos. Evandro se atrinchera ahí.

Ya dentro, Osmar se aferra fuerte al pecho de su compañero y comienza a llorar con amargura

“¡Que se vaya todo el mundo a la mierda!”

Evandro le besa el cabello y luego se lo acaricia con la mano.

Tras veinte minutos de espera, el operativo de extracción no es muy sofisticado que digamos. Ya vestidos, Evandro y Alexis salen abrazando a Osmar mientras Zaira les antecede. El actor va con la cabeza gacha. Llegan al auto, lo meten al asiento posterior; intentando no embestir a nadie, Evandro da arranque sin dar declaraciones. Su trayecto es  errático entre Miraflores, San Isidro y finalmente Jesús María

 


Poco después de la medianoche, en el condominio, Osmar termina de beber una infusión de valeriana caliente. Previamente, Evandro lo hizo ducharse y meterse a la cama mientras Alexis preparaba el líquido.

“¿Mucho mejor?”.

“Más o menos, Evan”.

“Trata de dormir”, sonríe dulcemente su amigo y compañero.

“No sé si podré”.

Evandro retira la taza, la deja en la mesa de noche, acaricia tiernamente la mejilla de Osmar y casi le da un beso en la boca:

“Yo me quedaré contigo”.

“Tienes que regresar a casa”.

“Sí, pero ahora tú eres lo más importante. Creo que debes tomarte libre todo el día de mañana aprovechando que no habrá función”.

“No,tengo gimnasio a primera hora. No… no voy a dejarme derrumbar otra vez”.

“No te exijas… Igual, desconéctate mañana en algún momento, ¿sí?”

Evandro se aproxima y le da otro beso pero en la mejilla.

“Gracias”, susurra Osmar.

“¿De qué? Trata de dormir y recuerda que te amo”.

Osmar se arropa en la cama y evandro toma la taza de la mesa de noche.

Sale a la cocina, la lava y luego regresa a la sala donde están Alexis y Gibrán sentados en el sofá.

“¿No te preguntaron otra cosa?”, averigua el velludo actor.

“No, nada más. Solo me sorprendió que supieran la dirección de aquí”.

Alexis mira a Evandro:

“Esos huevones primero vinieron acá”.

El actor resopla, piensa unos segundos:

“Nuestras vidas personales van a irse a la mierda a partir de esta noche; paradójicamente, las profesionales puede que se sobrevalúen”.

“Evandro, no me digas que estás pensando en plata a esta hora”.

“Alex, no pienso en plata; te digo qué nos espera desde que salga el sol

El inqilino principal luce muy desencajado.

“Alexis me dijo que debí quedarme callado: perdónenme, la verdad…”

“No es tu culpa, Gib´rán. Tú desconoces cómo se maneja el showbiz, especialmente en un mercado tan falsamente cucufato como el peruano”. Un descuido y tu reputación se va por el desagüe”.

“Y no salió de un baño de mujeres… ¿Qué haremos ahora, general Cruzado?”, Alexis trata de distender el ambiente.

“Con esa bomba atómica quien sabe en qué manos, no nos queda más que lidiar con la radiación”.

“¿Cierto que murió gente?”, pregunta Gibrán.

“Confirmaron uno; agrégale dos mal heridos, y otro no tan mal herido pero igual internado”.

“Me imagino que esto saldrá más tarde en los diarios, ¿no, chicos?”

“Eso será lo más papaya; lo verdaderamente bueno vendrá después que se publique, si es que ya está disponible en la web”, ironiza Evandro.

Gibrán se angustia más:

“Chicos… creo… que me fui de lengua esta noche”.

Evandro y Alexis se miran, entonces lo miran apelativamente. Esa confesión necesita ser explicada al detalle.

 


Al amanecer, junto a la noticia del accidente en varios diarios, uno anuncia ‘explosivas revelaciones’ que Arnold Escalante atesoraba en su celular… y uno muestra la fotografía de Gibrán en páginas interiores…


 

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