miércoles, 30 de mayo de 2012

SxEC 07: Recordando las escondidas

Hace unos días, estábamos conversando algunos primos y amigos, y nos acordamos de los juegos de  infancia.
- ¿se acuerdan de las escondidas?
el que hablaba era un chico de unos 22 años, 1m67, cuerpo agarrado, bien formado, trigueño.
- Oigan, ¿qué les parece si la jugamos de nuevo?
Nos miramos todos, y dijimos: ya.
Le tocó contar a un amigo y todos corrimos a escondernos. Yo me fui a un cuarto desocupado, que a veces usamos como almacén de cosas viejas. Casi nadie entra, o mejor dicho, lo hacen una vez a las quinientas.
El amigo agarrado que recordó el juego se escondió conmigo.
Le metí picaporte a la puerta para que piensen que no había nadie allí. El amigo que estaba contando comenzó a buscar. Mis otros primos y amigos  se escondieron por otros cuartos de mi casa.
Yo estaba con mi amigo agarrado.
- se demorará en encontrarnos. Nunca nos va a encontrar.
Entonces, supongo que jugando, se acostó encima mío.
- ¡Aguanta!
Nos reímos. De pronto comenzó acariciarme, y yo también. Me miraba fijamente.
- A ver cuánto duras mirándome fijamente a los ojos, sin lagrimear.
- ¿qué?
- Si lagrimeas, te follo el culo.
Me reí bajito.
Lo miré fijamente por buen tiempo, sin lagrimear.
- ¿Ya ves que aguanté?
- ¿Y si te hago llorar de otro modo?
- ¿Cómo?
- Follándote por el culo.
Me reí de nuevo, porque pensé que estaba bromeando, así que le seguí la corriente.
Él vestía un short y camiseta deportivos. Se sacó la camiseta, y noté cómo su verga se abultaba bajo su short, así que se la saqué, pero no le hice nada: era un trozo de 18 cm, grueso.
- Cómetela.
- No sé.
- ¿qué pasa? ¿No la quieres?
Me acosté a su lado, y él se sacó el short. No llevaba ropa interior. Se sentó sobre mi pecho y me puso su verga en mi boca.
- Embútettela.
Me pasó su verga y sus huevos por mi boca, mientras comencé a acariciarle su firme culo. Entonces, jugando, me lo quité de encima, así que él se quedó sentado sobre el suelo, culo al piso.
- Te apuesto que no me follarás.
se levantó, me tomó por los brazos, y me volteó. Me bajó mi bermuda, y comenzó a puntearme.
Así agarrados, caminamos hasta su short. sacó su billetera, y allí tenía un condón. Se lo puso.
De pronto, sentí cómo su pene entraba en mi culo.
- ¿Te duele?
Me estuvo follando unos minutos, cuando reaccionó.
- Hay que salir un rato del escondite para que no sospechen. Luego regresamos para comerme ese culo.
Se puso su ropa, sin sacarse el condón.
Para no levantar sospechas, y hacer suponer que estuvimos escondidos en partes distintas, él salió por una puerta, y yo por la otra.
Cuando regresamos, el chico que estaba contando se negó a hacerlo de nuevo.
- 'Ta que son bien fatales pa' esconderse.
Un primo tomó su lugar, pero acordamos que no iríamos a los dormitorios para evitar que se pierdan cosas.
Aún así, me fui a mi cuarto... y mi amigo agarrado me siguió.
Nos quitamos la ropa, y él se acostó en mi cama, así que comencé a chupársela. Puse mi culo en su cara, y él me hizo el beso negro.
- Chúpala así.
Me la metí toda en mi boca.
Saqué un condón que tenía en mi mesita de noche, se lo puse, y me senté encima de su pija.
De allí rodamos en mi cama hasta que hicimos un piernas al hombro.
- Voltéate.
Me puse en cuatro y me la clavó de nuevo. sus huevos sonaban cuando golpeaban mis nalgas.
- Cómetela toda, mierda. qué rico culo tienes.
Yo gemía de placer.
- Te voy a meter los huevos también.
- sí, hazlo.
- qué rico culo tienes, reconcha tu madre.
- No resondres, reputa la tuya.
Nos reímos.
Me volteó otra vez, hasta que quedé boca arriba, me levantó una pierna y me la metió. Me folló con más fuerza.
Volvió a hacerme el perrito, pero esta vez contra la pared.
- ¿Te duele?
Me acariciaba todo mi cuerpo, me tocaba las tetillas y eso me ponía más arrecho.
Él continuaba moviéndose, hasta que se vació.
Aún a pesar que ya las había dado, no dejaba de moverse con fuerza, como si quisiera atacar por segunda vez.
Entonces, se detuvo.
- ¡qué rico ha estado! Eres de la puta madre, huevón.
- Tú igual.
- A partir de ahora, vamos a follar cuando queramos.
Cuando salimos, todos los demás se habían ido, seguro porque era hora del almuerzo.
- Fue buena idea decirles para jugar a las escondidas, ¿no?
- ¿Por qué?
- Porque mañana jugaremos también.
©2012 Hunks of Piura Entertainment.
 

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