jueves, 13 de septiembre de 2012

La Parcela (18): Mensajes misteriosos

Hunks of Piura

A pesar del calor de esa mañana, David se quedó frío. Cuando abrió su correo  electrónico, vio un mensaje inusual. El remitente era un tal “Tu hombre”. ¿será un virus? El asunto decía: “Una imagen que no te puedes perder”, y traía un archivo adjunto. Dudó algunos segundos, hasta que llevó el cursor e hizo click.

Quedó helado –lo dicho- cuando identificó a los dos chicos de la foto: él y Gabo teniendo sexo anal en la oficina, tal como había sucedido unas tardes antes. “Toma la decisión correcta, o esta foto se hará pública”, decía el mensaje que acompañaba el inesperado cuadro, donde se veía a Gabo inclinado sobre el escritorio y él, detrás suyo, dándole por el culo, ambos desnudos de la cintura para abajo.

 

No fue el único. Cuando Jano despertó, vio un papel bajo la puerta de su cuarto. Al abrirlo, leyó, sorprendido, en perfectas letras de imprenta: “Me gustas. Que la parcela sea cómplice de lo que siento por ti. ¿Qué te parece esta noche entre los paltos?”

 

Y entre los paltos estaban Raúl y Pancho, haciendo unas mediciones para colocar una malla. Tras acabar con un lado, se tomaron un descanso. Entre ambos, había un tenso silencio, que terminó por incomodar a Raúl.

- Disfruté lo de anoche, Pancho. ¿Tú también?

El aludido no levantó la mirada.

- Sí. Te… mueves bien.

- ¿Sólo eso?

- Eres muy bueno en la cama. Disfruté mucho contigo. No sé qué más quieres saber.

- No. Nada más. Sigamos trabajando.

El resto de su tarea se hizo en silencio, hasta que se fueron a almorzar.

 

Al regresar del almuerzo, Jano encontró otro papel bajo la puerta de su cuarto, con las mismas características del que le dejaron más temprano: “Gracias por darme la oportunidad de estar cerca de ti. Dame la oportunidad de expresarte lo que siento, esta noche, por los paltos. No lo olvides”.

 

Cuando Gabo llegó a la oficina, llamado por David, muy disimuladamente, durante el almuerzo, supuso que se trataría de otro encuentro sexual.

Lo halló muy serio.

-          Acércate. Quiero mostrarte algo.

-          Curioso, Gabo fue hasta observar, asustado, la foto de él teniendo sexo con David.

-           Gabo, ¿puedes decirme quién tomó esa foto?

-           N-No… sé.

-           ¿quién la mandó?

-           No… sé. No sé. Te juro que yo no lo hice.

-           Si sólo estábamos los dos acá, ¿quién más sabía de que te iba a cachar?

-          Gabo enrojeció y se quedó mudo.

-           Te juro que no sé. No sé.

-          Sollozando, Gabo salió corriendo de la oficina. David se resistía a creer en algo orquestado. ¿Y si fuera una broma de los chicos, y él le estaba dando mucha importancia? ¿Acaso él no había jugado bromas pesadas también? Bueno, no como ésta, pero… Su cabeza estaba hecha una cuadrícula destruída.

 

“Soy más que un cuerpo, un color, una boca… todo un derroche de silenciosa sensualidad. Quiero demostrarte más que eso. Esta noche, en los paltos. No faltes”.

Cuando Jano terminó de leer el mensaje por cuarta vez, comenzó a atar cabos, y a negar con la cabeza. ¡No podía ser él! Era imposible.¿Será que? Claro que lo del cuerpo, los labios, la sensualidad, sólo –pensaba Jano- podía corresponder a una sola persona, sin contar la verborrea. Pero, ¿es Pancho quien lo está cortejando?

 

Gabo fue a refugiarse a la cocina, donde Jerry preparaba la cena.

-          ¿qué te pasó?

-           Ayshh. La peor desgracia del mundo mundial. Alguien nos tomó una foto a David y a mi.

-           ¿Y eso qué tiene de malo?

-           Que él… me estaba… cachando.

-           ¿Y cómo sabes que te tomaron una foto?

-           Porque me la enseñó.

-          Justo en ese momento Wilfredo entraba a la cocina. Jerry y Gabo se quedaron de una pieza.

-           ¿Quién te la enseñó, Gabo? ¿De qué fotos hablas?

 

David, por su parte, se había refugiado en su cuarto. Durante todo el día no se pudo quitar la imagen de la foto que recibió por correo electrónico, pero, curiosamente, esta vez no le preocupaba el remitente o la intención, sino la estampa.

Había visto pornografía gay desde que tenía 15 años, casi diez de su vida, pero una cosa es ver a terceros, y otra verse a sí mismo como protagonista de una escena sexual.

La imagen no se veía mal, quizá por la espontaneidad. Tanto le dio vueltas al asunto, que su verga comenzó a ponerse dura. Cuando ésta estaba como roca, se bajó su ropa interior, y comenzó a masturbarse. Cerró los ojos, como queriendo atrapar la imagen de aquella foto, y progresivamente fue masajeándose el miembro más y más fuerte.

En pocos minutos, su semen eyaculado se proyectaba sobre su torso, y una inmensa satisfacción sexual lo invadía.

 

Esa noche, y sin más accesorio que una linterna, Jano fue hacia los paltos. Estaba nervioso y ansioso a la vez. Ya sabía lo que tenía que decir.

Llegó en pocos minutos, y de inmediato le apuntó con el haz de luz de su linterna a alguien con una polera con capucha, que se hallaba de espaldas. La estampa atlética le era familiar, así como la estatura.

Jano decidió ser proactivo y tomó la palabra:

-          Hola, Pancho. Gracias por dejarme los mensajes. Vine como dijiste, pero no para aceptarte, sino para decirte que, si bien aprecio tus sentimientos, temo que no puedo corresponderlos, porque a mi me gusta otro chico. Yo creo que. Deberías conocer más a Raúl. Él se muere por ti, y parece que tú también, pero no se dan una oportunidad. En lo que a mi respecta, tengo que confesarte que a mi me pone Nando. No lo tomes a mal, por favor: tú eres un chico lindo, pero… así es el corazón.

-          El hombre, aún de espaldas, carraspeó, y lentamente comenzó a girar.

-           Aún así, gracias por venir, y por ser honesto conmigo.

-          Jano se quedó estupefacto.

-          Quien lo esperaba era… Nando.

 

(CONTINUARÁ…)

 

Escrito por Hunk01. ©2012 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Contacta al autor a hunks.piura@gmail.com, o deja tu comentario aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario