domingo, 3 de abril de 2022

ASS (22): Cuando tu profe te contrata pa' que te lo caches

Tras un show porno, Alejo se lleva una inesperada sorpresa.

 


Cuando la noche del viernes acaba y comienza la madrugada del sábado, un grupo de cinco chicos se bañan desnudos en la piscina de la casa de enrique. El agua está temperada, así que si bien en el resto de la ciudad corre viento frío, adentro del agua, la cosa se mantiene de tibia a fresca. Alguno sale al bar que allí se dispuso y en el que enrique está desplegando su otro talento: bartending.

“en un momento tengo listo tu trago”.

Enrique lo prepara y lo sirve. El chico, delgado, se apoya en la mesa viendo la única prenda que el bartender está luciendo esa noche: un bóxer rojo opaco de adelante pero transparente de las nalgas. Y enrique tiene un generoso par de nalgas. Sorpresivamente, entra Alejo vestido de la misma manera y de frente se para frente a Enrique:

“Oe, ¿por qué me quitaste mi chamba?”, le reclama.

“¿De qué chamba me hablas? ¿Acaso tú llegaste a tiempo para dedicarte a tu… chamba?”

Para sorpresa de todos, Alejo da empellones a enrique y lo lleva hasta el otro lado de la piscina. Los ocupantes quedan desconcertados. Los dos patas vestidos con la misma sexy lencería se agarran a pelear allí delante de todos, y en una maniobra de Alejo, ambos caen a la piscina. Enrique trata de llegar al borde pero su oponente trata de halarlo al agua, y en el forcejeo, le termina quitando el bóxer. Al quedarse oficialmente desnudo, enrique da media vuelta e inicia la lucha dentro del agua. Los otros invitados se acercan a separarlos. Ambos púgiles se dejan controlar (y de paso manosear) por los otros bañistas.

“¿Sabes cómo resolvemos esto?”, ddesafía Enrique. “Con un duelo”.

“Acepto el duelo”, responde Alejo.

Ambos salen de la piscina pidiendo antes que el resto no intervenga y que se mantenga tranquilo porque será el jurado.

“Pero yo ya estoy encuerado y tú no”, observa Enrique.

“No me paltea ccalatearme”, responde Alejo, y en el acto se saca el bóxer.

Ambos se juntan e inician combate cuerpo a cuerpo; pero ante los ojos de los otros cinco en la piscina, algo raro pasa con esa lucha, porque poco a poco, las bocas de ambos contrincantes se buscan hasta besarse profundamente. Tras algún rato, al separar sus cuerpos, sus vergas, cada uno bien dotado con 18 centímetros, están bien al palo. Encima tienen hermosos culos. Allí mismo comienzan una guerra de espadas.

La concurrencia entiende, entonces, que todo es un montaje, pero un montaje erótico. Alejo hace una llave y Enrique gira dándole la espalda, lo que permite rrestregar su pene erecto entre las nalgas del anfitrión.

“Te he vencido”, le dice.

“Tienes razón… acepto la derrota”.

“Ponte de rodillas”.

Enrique se hinca ante Alejo y comienza a chuparle el pene y lamerle las bolas. Debajo del agua, algunas erecciones entre los concurrentes comienzan a manifestarse. Alguno aprovecha y toca el miembro del compañero y comienza a pajearlo.

En el borde, tras mamarla por buen rato, enrique se voltea y Alejo se agacha para inclinarse, abrirle las nalgas y aplicarle un buen beso negro. Enrique gime y jadea extasiado. Bajo el agua, ya no hay mucha inhibición: es evidente que al menos dos parejas de patas se están pajeando.

Aprovechando la postura de enrique, Alejo escupe entre las nalgas  y comienza a meter su pene erecto. Cuando logra introducirlo todo, comienza a mecerse vigorosamente. Ambos machos siguen gimiendo y jadeando. Adentro del agua, una de las parejas se anima también a practicar sexo anal mientras los otros cuatro miran, se pajean, o se besan.

Tras veinte minutos de espectáculo, Alejo saca su pene, lo pajea y dispara su semen en la nalga de enrique más visible ante su público. A su vez, Enrique se pone de pie frente a Alejo, se la pajea también y le eyacula entre los dos grandes y lampiños pectorales. Por fin, ambos se ponen de pie, se besan en la boca nuevamente y hacen una venia al respetable que aplaude:

“Feliz aniversario”, saludan a los dos que están en pleno coito aún en la piscina.

Alejo y enrique van a ducharse al segundo piso de la residencia.

“Solo espero que ese pasivo esté limpio de la panza, si no, mañana tendré que cambiar el agua”, reclama el dueño de casa. “Por cierto, cabrón, tu idea de la performance estuvo cañón”.

“Como que ya salíamos de lo mismo del baile y del calateo, ¿no?”

“¿Te quedas a pasar la noche?”

“No, enrique. Me prestaron la moto y tengo que devolverla”.

“Con tu exclusividad deberías pensar en comprarte una moto”, sonríe el anfitrión.

Enrique baja rápidamente a la piscina vistiendo un bóxer blanco convencional.

“Si desean, tengo un cuarto”, avisa a la pareja de enamorados quienes siguen abrazados.

“Ya lo preñé hace rato”, sonríe el que está detrás.

Cuando Enrique regresa a la barra pensando que definitivamente el resto de ese sábado se la pasará desaguando, llenando y desinfectando la piscina, uno de los invitados emerge.

“¿Y el otro chico?”, pregunta dándole alcance.

“¿por qué?”

“¡Da servicios?”

Enrique casi choca con Alejo cuando éste baja lasescaleras.

“Te tengo un cliente”.

Alejo se lo piensa.

Diez minutos después, el invitado que preguntó por el escort abre la puerta de uno de los dormitorios. Al entrar, Alejo lo espera tapado en la cama.

“Ponle seguro”, pide el gigoló.

Cuando la puerta está cerrada y asegurada, Alejo se destapa: está calato, y su pinga está más dormida que erecta. El invitado, ahora convertido en su cliente, se acuesta a su lado. Alejo lo abraza y lo besa en la boca:

“Prepárate para gozar”, le anuncia.

Tras un poco de caricias románticas, Alejo se pone bajo el hombre, de unos 35 años, y deja que vaya hasta su pinga para chupársela:

“Los huevos también”, indica.

Con sus 18 centímetros duros y autolubricando, lo siguiente será forrarse con un condón y meterle del otro lubricante, el de base de agua:

“Siéntate y cabalga”.

El cliente sigue las instrucciones y lentamente se sienta sobre la gorda vara de carne hasta que su ano la engulle toda. Comienza a rebotar.

“Cáchame, Alejandro, cáchame así”, gime de dolor el hombre llegando al éxtasis.

El escort se extraña de que lo llamen por su nombre real, pero trata de restarle importancia y gira con su cliente hasta meterle verga haciendo un piernas al hombro. El cliente comienza a pajearse hasta  que no aguanta más y eyacula en su propio vientre, lo que estrecha su recto y es la señal para que Alejo cese la penetración.

“Pensé que harías carrera en el Ejército”, le dice el hombre.

“Alejo se extraña.

“¿No te acuerdas de mí?”

“No, la verdad”, sonríe el escort para no generar conexión y porque realmente no lo recuerda.

“Fui tu profesor reemplazante de Literatura en la secundaria. No te reconocí por el corte de pelo y los músculos, pero ese timbre de voz y esos ojos…”

“¿Quieres que te devuelva tu plata o…?”

“No, Alejandro. No es eso. Solo que no pensé encontrarte aquí y así. Más bien, si quieres puedo conseguirte trabajo, digamos, no sé… Ahora estoy a cargo de una oficina en educación, aquí en la Regional y…”

”Gracias. Yo te aviso”, contesta secamente el escort, levantándose de la cama. “Puedes ducharte aquí”, le señala la puerta del baño.

“¿Dije algo malo?”

Alejo toma aire y disimulando su incomodidad todo lo que puede:

“Creo que me confundes. Yo soy Santiago. Y, claro, siempre que sea para cachar, nos podemos ver. Espero lo hayas disfrutado”.

Así, calato, Alejo deja la habitación y deja a su cliente totalmente desconcertado.

                Y para terminar,mira una porno aquí. 

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