viernes, 27 de enero de 2023

ASS (63): “Méteme tu verga”

Julián pide ser pasivo otra vez, y ahora aguantándose la gran verga de Marcano.


A la mañana siguiente, jueves, Julián está en el vestuario de la Piscina Comunitaria totalmente desnudo, revisando la tanga que lucirá ese día para la grabación.  Esta vez es una de color naranja casi fosforescente.

Alguien ingresa. Julián no hace esfuerzo alguno por cubrir su pinga, sus huevos o su culo. Más bien, le llama la atención el muchacho alto y corpulento que acaba de entrar. ¡Qué hermosa anatomía! Además, ese rostro es guapísimo.

“Hola”, saluda el recién llegado blandiendo una sonrisa magnética.

“Hola”, responde Julián, algo fascinado.

“¿Tú eres el nadador?”

“Eso dicen”, sonríe Julián.

El otro muchacho ríe.

“Yo soy Marcano, pana; mucho gusto”.

“¿Eres… venezolano?”

Marcano comienza a desnudarse y descubrir su cuerpo de revista fisicoculturista poco a poco.

“Sí… haremos las escenas sexuales de esta mañana juntos. ¿Has pensado cómo?”

Marcano queda completamente desnudo. Julián no evita verle el pene largo, aunque dormido. Supone que al ponerse erecto va a ser una herramienta de dimensiones colosales.

“La verdad no tengo idea”, responde el nadador.

Marcano revisa la prenda que le han asignado. Sonríe. Es un hilo dental blanco. Comienza a ponérselo.

“Se me ocurre… que… nos dejemos llevar… ¿eres activo, pasivo, versátil?”

“Aún no lo tengo claro”, dice Julián. “Pero creo que tu sugerencia es válida… dejémonos llevar”.

La sorpresa para todos es que Marcano nada a nivel experto. Así que se les ocurre hacer una competencia de estilos con Julián.

Willy, como siempre, graba todo desde todos los costados de la piscina.

Ambos chicos llegan a los podios, emergen y se quitan las gafas de natación.

“¿Quién ganó?”, pregunta Julián muy contento.

“Creo que ninguno… llegamos empates”, responde Marcano.

“¿Desempatamos o qué?”

“Tengo una mejor idea”.

Ambos se meten bajo la ducha del vestuario. La abren. Mientras el agua recorre sus cuerpos, se acarician mutuamente, se abrazan, no tardan en besarse. Separan sus bocas por un instante:

“¿esto es premio o castigo?”, sonríe Julián.

“Es la gloria completa”, susurra Marcano.

Ambos siguen amándose con pasión.

Marcano, entonces, comienza a besarlo por el cuello y bajando hacia cada tetilla, el vientre, hasta que, arrodillado, comienza a mamar el pene de Julián. Con qué maestría Marcano se mete y saca el miembro ya duro de su nuevo amante.

El nadador no puede disimular el placer que le provoca esa fellatio.

Marcano deja de mamar la pinga, acaricia la cadera de Julián, y lo hace girar amigablemente.

Cuando el musculoso tiene ante sí el culo del nadador, no espera más y le separa las nalgas a la vez que dirige su lengua a toda la raja y después a todo el ano. Julián se siente en la gloria. Hace minutos que espera esa sensación.

Willy no deja de seguir toda la acción mediante su cámara.

Varios minutos después, Marcano deja de hacer el beso negro y se pone en pie:

“Chúpamela”, pide.

Julián, aún extasiado por la caricia que ha recibido el ojo de su culo, gira, se arrodilla, toma el pene de Marcano y se lo mete a la boca con ansiedad. A cada nueva succión, ese pedazo de carne crece hasta sus enormes proporciones.

Lo que al inicio parecía tarea fácil con un pene morcillón suma grados de dificultad conforme se engrosa y se extiende hasta sus 21 centímetros. La boca de Julián no está acostumbrada y siente arcadas por más que trata de mentalizarse.

“Lo haces riquísimo, pana”, lo anima Marcano. “La chupas delicioso”.

Es como un interruptor: Julián fluye mejor con la mamada y comienza a disfrutarla más. Lo mismo Marcano.

“¿Quieres lamerme el culo?”,consulta Marcano.

“¡Me encantaría!”

El venezolano gira y pone sus enormes y firmes nalgas al alcance de la boca de Julián, quien ya aprendió que, en esos casos, no debe pedir permiso, solo proceder. Lame los dos glúteos, lame la raja, saborea el ojo de ese culo. Marcano también experimenta esas deliciosas cosquillas:

“Así, pana. AAsí. Cómete bien mi ano”.

Ese beso negro también dura varios minutos hasta que Julián cesa, palmea una de las nalgas y lanza un pedido inesperado:

“Méteme tu verga”.

Marcano gira, duda un poco. Sonríe nervioso:

“¿En serio quieres sentir mi verga?”

“Confío en ti”.

Marcano desea hacerlo, pero no tiene lubricante a mano y él sabe lo que significa meter su pene erecto en ese culo que, evidentemente, no está entrenado para ese tipo de dimensión y acometida. . entonces ve algo y lo toma: una barrita de jabón que hay cerca de una de las regaderas.

Como ambos tienen sus cuerpos húmedos, la soba entre sus manos, hace espuma, la frota contra el ano de Julián y luego la frota en su pene, de paso que lo pone más duro.

Ubica el glande en el esfínter y comienza a empujar. Julián aplica las lecciones que aprendió cuando Miguel se la metió el día anterior: se relaja, respira profundo y despacio, trata de expandir su ano y permite que el glande de Marcano ingrese poco a poco. Obviamente, Marcano sabe que la paciencia es la clave.

Conforme le va introduciendo un centímetro más, va bombeando despacito. Julián siente que esa pinga duele más pero trata de resistir hasta que un súbito hincón viene de su ano.

“Au”, susurra mientras hace un gesto de dolor.

“¿Sigo?”

Julián respira un poco, se tranquiliza:

“Sigue”.

Marcano juzga que no debe meter todo su falo. Cuando llega a la mitad, comienza a bombear despacio mientras acaricia el atlético cuerpo de su amante, quien siente que le succionan todo el cuerpo por el ano.

“así, pata, qué rico”, suspira.

A Marcano le encanta meter su pene dentro de un agujero apretadito. Eso lo excita más. Mucho, más bien. Cuando menos se da cuenta, gran parte de su miembro ya está dentro de las entrañas del nadador.

La escena de sexo nada simulado continúa dentro de esa ducha donde un insólito Julián vuelve a ser pasivo mientras un musculoso y aventajado Marcano lo sigue poseyendo con gentileza y sensualidad. Ambos gimen y jadean.

Cuando la gran verga del venezolano ya está toda enterrada dentro del culo del nadador, y su cadera empieza a chocar contra esas firmes nalgas, el orgasmo se hace inevitable:

“Me vengo, pana. ¡Me vengo!”

“Dame tu leche, quiero tu leche”.

Marcano saca su pene, se pajea duro y eyacula sobre la nalga derecha de Julián. Una densa mancha blanca se desliza por toda la pierna del pasivo, quien gira, se abraza a su cachero, y sobándole el pene aún duro, lo besa en la boca.

“¿Te gustó?”, pregunta el sonriente venezolano.

“Bravazo”, responde el peruano, también sonriendo.

Se siguen besando. Willy corta la escena. Ambos actores descansan, por fin.

“¿Te sientes bien, pana? ¿Te hice daño?”, averigua Marcano.

“Me arde un poco”.

“a ver, gira”.

Julián hace lo que le dicen. Marcano se arrodilla, abre las nalgas y revisa el ano. Solo está rojo de la penetración, pero NO SE OBSERVAN OTRAS LESIONES.

“Todo parece estar en orden”.

“Gracias”, responde Julián.

Marcano abre la ducha y se asea:

“Tienes lindo cuerpo… y lindo culo, pana”.

“Gracias. Tú tienes un cuerpazo, Y UN CULAZO… y una pingaza”.

“¿ya te has comido vergas como la mía?”

“No… es la segunda verga que me como, y en solo veinticuatro horas”.

Marcano sonríe:

“Tenía miedo de romperte ese culo apretado; menos mal que aguantaste”.

Julián ríe.

“¿también vives en San Sebastián?”

“Sí, y también conozco a alejo y Miguel; de hecho, entrenamos juntos”.

“Me gustaría verlos de nuevo; son buenos patas”.

“si tienes libre, ¿por qué no nos visitas? A los chicos les va a encantar, creo”.

“No sería mala idea”, responde Julián. “¿estarán libres el sábado?”

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