miércoles, 17 de octubre de 2012

Casa De-Formación (15): Yo fui actor porno

Hunks of Piura

- ¿La playa?... ¡Suena bien!

Viajar mil kilómetros desde Lima, en pleno verano, soportar el calor de la ciudad de Piura, estar a víspera de un fin de semana, y no pensar en la playa… sí que es un gran pecado.

- Es la casa de unos fieles, que hace tiempo me la estaban prestando, pero no había oportunidad. Podríamos ir en el carro.

- ¿Y Roberto?

- ¿Quién crees que manejará?

- Pero, ¿la casa, los chicos?

- Jorge ha demostrado ser confiable. Recuerda que lo conozco de años.

- ¿A qué hora nos vamos?

- Tempranito. A lo mucho, después de desayunar.

El entusiasmo de Rafael es el mismo de aquel chiquillo que agarraba sus cosas los domingos, y se desaparecía  por las playas del sur de Lima.

Alexander sonríe abiertamente, como dando la noticia del premio gordo.

- De paso que le dejamos el garaje libre a los muchachos para que lo limpien.

- ¡Pucha, pero no tengo ropa de baño!

- ¡Bah! De eso no te preocupes porque la casa está medio perdida en la costa y la playa es recóndita.

- Es qieee…

- ¡Somos hombres! ¿Cuál es la joda?

Rafael levanta la mirada y la clava en los ojos de alexander. ¡Tiene razón! ¿Cuál es la joda? ¿acaso cuando se duchaba en el estadio, o el gimnasio, no era evidente que “aquello” saltara a la luz? ¿Alguien le dijo algo acaso? Claro que a veces sentía miradas por demás escrutadoras, empero aquí apenas son dos patas más aparte de él, que som sus hermanos de congregación.  ¡No hay joda! ¡No, señor!

 

esa noche, durante la cena, el Reverendo Alexander anuncia que la mañana del sábado será empleada para hacer limpieza general a la casa.

-          son cuatro más Jorge, así que podrán terminar antes de mediodía. Después de almorzar, podrán ir a la casa de sus familias… Manuel, ¿sabes cómo llegar?

-           Sí, Reverendo.

-           Bien. El domingo por la noche, todo el mundo está de vuelta. ¿Entendido?

Todos dicen Sí al unísono.

 

Manuel ha terminado de ducharse y entra al dormitorio para arreglar su maleta antes de dormir. Jonatan está, como siempre, avanzando (en teoría) su lectura.

-          ¿En serio sabes cómo llegar donde tu tía?

-           Bueno, me acuerdo algo; pero no creo que me pierda.

-           Si… quieres…, te acompaño.

-           No es necesario.

-           No quiero que te pase nada.

Manuel deja de arreglar sus cosas y voltea a ver a su amigo. Ésta es una mirada nueva, que lo perturba y le agrada. ¿Qué está pasando?

Jonatan, por su parte, no ha reparado en lo que acaba de decir. Cuando reacciona, se da cuenta que los dos han llegado a una peligrosa encrucijada, y es tiempo de reducir la velocidad.

-          Quiero decir, con los peligros que hay en la calle, sería mejor que alguien te acompañe… y… si tú quieres…, puedo hacerlo yo.

Jonatan siente la mirada de Manuel, mientras los segundos de silencio se hacen eternos.

-           Claro. No hay problema.

 

Darwin sale del baño. Justo en la esquina del pasadizo hacia la lavandería, aparece Jorge, quien se aproxima señalando que compartirá un secreto.

-          Tengo el DVD de la “latin males”.

Un cuarto de hora después, Darwin y Pedro entran al dormitorio de Jorge. Los chicos notan que hay un pequeño televisor y un reproductor de discos.

-          ¿A qué hora los subiste? – Darwin luce ansioso.

Jorge mete el disco y se acomoda entre los dos chicos. Apenas si se puede escuchar el audio, pero la nítida imagen muestra a Lorenzo Verástegui modelando hacia la cámara, flexionando su envidiable figura, en medio de un tupido bosque.

Poco a poco se va quitando la ropa. Hasta quedarse sin nada encima.

La cámara pasea el encuadre por su espalda y sus nalgas. Luego, un fundido salta a su hermoso rostro latino, su pechodefinido y lampiño, abdominales de tabla de lavar y sus genitales cubiertos por una mano que los acaricia, no dejándolos apreciar en toda su magnitud; pero, revelando que el vello púbico ha sido removido.

-          ¿De dónde es ese huevón?

-           Una vez leí en Internet que era mexicano.

Jorge sonríe ante la conversación de dos excitados adolescentes, hablando muy bajito.

De pronto Verástegui comienza a masturbarse. Progresivamente, el miembro adquiere longitud y grosor, los mismos que le permiten desarrollar una de las carreras más rentables en la historia del porno gay.

Jorge coge el control remoto y activa los close captions.

-          ¿Qué haces? – parece reclamar Pedro.

-           Ahora verás.

Cuando en pantalla, hay un plano general del cuerpo desnudo del actor con su gran pene erecto, se corta a otro chico que camina despreocupado por el mismo bosque. Se para en seco, como si hubiera hallado algo. Se sorprende.

Un nuevo corte a Verástegui, quien se sabe descubierto, pero, lejos de acojonarse. Sonríe e invita al extraño. No hay nadie más.

Por fin, los dos están juntos en el mismo cuadro. “¿Te gusta lo que ves?”, se lee en la esquina superior izquierda del televisor. “¿Todo eso es tuyo?”  “Claro. Y tuyo también.”

El extraño comienza a acariciar el cuerpo de Verástegui, hasta llegar al firme miembro. Ahora  ambos se dan un beso intenso en la boca.

Los jóvenes televidentes están extasiados en la pantalla.

Un nnuevo corte. El plano muestra la verga de Verástegui señalando a la derecha, y la cara de su casual acompañante aproximándose. Toma la pinga con la izquierda, comienza a lamerla, hasta que se mete la cabeza a la boca, y luego el resto del miembro, mientras la otra mano masturba el resto que no podrá entrar en esa caliente cabidad. El plano de la chupada se intercala con el rostro del actor, vigilando la acción, mientras experimenta placer.

-          A la mierda. Alucínate que te chupes una verga así. – Darwin intenta liberar un poco de tensión.

-           Ay, si supieras. En Morropón hay unos vergooones… bueno, eso me contaron. – Pedro también cree que hay que bajar un poco la opresión que siente en el pecho.

-           Esos huevones ganan bien -, tercia Jorge. – Una vez me hice como quinientos dólares por que me filmaran dejándomela chupar por un pata, y luego metérsela por el culo.

-           ¿Quinientos dólares? – Darwin se asombra. - ¿Por cuánto tiempo?

-           ¿Qué habrán sido? Unas tres, cuatro horas. La huevada es que a cada rato paraban para cambiar la cámara y esas notas.

-           ¿Quinientos dólares por un ratito? Mi viejo tiene que trabajar dos meses para sacarse eso, pero todos los días.

-           Je, je. Y antes me gané doscientos por hacerme fotos iguales, con otro pata que me la chupaba y yo se la metía. Y hace como siete años, me pagaron cien por posar calato, pero armado.

-           ¡Mierda! Fue hace tiempo.

Un nuevo corte. Un plano general: el amante ocasional se pone de pie y se voltea. Verástegui le baja el pantalón, dejándole el culo al aire libre; se arrodilla, y comienza a lamerle las nalgas. Oportunamente, el otro chico se quita la camisa. Un nuevo corte. Un gran contrapicado: Verástegui separa las nalgas con sus dos manos, mientras interna su lengua en el ano del otro modelo.

-          ¿También hiciste eso?

-           ¡Lógico, Darwin! Si no, no te pagan completo.

-           Puta. ¿Pero no sabe a mierda?

-           No pues. Ya los actores se preparan.

Pedro se mantiene mudo, viendo ahora cómo en la pantalla, el otro muchacho hace gestos de placer conforme le practican el beso negro.

Darwin sigue ocultando su excitación bajo un halo detectivesco.

-          ¿Y no te han vuelto a llamar?

-           No. Pero me escribo con ellos.

-           ¿Y la película?

-           La debo tener por ahí. La buscaré para que la veas.

-           ¿Y… cómo te contactaron?

-           En el gym. Como salí en algunos concursos, se enteraron, fueron a verme, me propusieron, no tenía chamba, y ya.

Por fin Pedro destraba la lengua.

-          Así que fuiste actor porno.

-           Es chévere. Cuando no tienes chamba, en vez de que te metas a robar o pasar droga, mejor ganas plata cachando.

Darwin contraataca, mientras Lorenzo Verástegui mete su pene, enfundado en un condón, al culo del otro modelo.

-          ¿Y es difícil hacer esas películas?

-           Tiene su técnica. Nomás debes controlar tu leche, durar regular tiempo. Eso sí debes tener cuerpo, verga o culo.

-           Bueno, cuerpo algo; verga no sé.

-           Antes de lanzarte, primero te hacen fotos de prueba. Primero solo, y luego con otro pata. De ahí ven, y, si les gusta, te contratan.

-           ¡Alucinante!

La penetración anal llena la pantalla. Darwin se imagina ser Lorenzo Verástegui, Pedro siente que necesita una verga en su trasero, y Jorge sólo debe esperar al día siguiente.

 

(continuará…)

 

Escrito por N-Ass. ©2012 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe al autor: hunks.piura@gmail.com o deja tu comentario aquí.

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