jueves, 4 de octubre de 2012

La Parcela (21): Uno entra; dos se van

Hunks of Piura

Casi al anochecer, José regresó con sus cosas. Nando lo recibió.

José no reaccionó ni bien ni mal ante la locuacidad de su anfitrión, quien, luego de explicarle algunos procedimientos, lo llevó hasta el cuarto donde estaban Pancho y Raúl.

-          Y estos son los tortolitos. Jajajaj.

-          Nando salió y dejó a los tres chicos.

-           Así que ustedes son pareja.

-           Hace más de una semana. Oye, tu cara se me hace conocida.

-           ¿Sí? Pancho, ¿no? ¿De dónde?

-           ¿Tú no comenzaste a entrenar hace unos meses en el centro?

-           Claro. Ah, carajo. Tú ibas por allí. ¡Claro! Tú eres profe de Educación Física.

-           Estudiante. Tranquilo, ya viste el mini-gym, ¿no? Lo que falta es que tengas un turno.

-           ¿Y tú, Raúl, no enntrenas?

-           Por las tardes. Aunque, creo que madrugaré para acompañar a Pancho.

-           Mejor seamos tres. ¿qué les parece?

 

Esa noche, como casi todas las noches, Nando y Jano tuvieron relaciones. Tras darle una buena mamada, al punto de casi dejarse ahogar por la pinga de Nando, Jano se puso en cuatro. Sin subir a la cama, Nando lo pescó por atrás, metiendo sus 18 centímetros envueltos en un condón

Luego, Nando se acostó boca arriba sobre la cama y Jano se sentó encima de él, comenzando a masturbarse a pedido de su pareja, mientras se balanceaba de arriba a abajo. Nando acabó con su velludo torso, decorado por las ráfagas de semen de su amante .

-          Sácamela , Nando. Me duele.

-          Ya fuera, y libre del látex, Jano masturbó a Nando hasta terminar de colorear del blanco cremoso el abdomen y pecho del fortachón.

-          Tras bañarse, amnbos se acostaron desnudos, pero aún sin sueño.

-           Oye, Jano. Me olvidé decirte que ya se instaló José.

-           Hay algo que debes saber sobre él, Nando.

-           ¿También has tenido algo con él?

-           Sí. Hace muchísimo tiempo. Cuando yo tenía 14, y él como 24, comenzamos a… bueno, fue la primera persona con la que tuve relaciones. Todo era secreto, hasta que mi viejo, no sé cómo se enteró. Lo botó, y amenazó con denunciarlo. Yo le lloré para que no le hiciera nada, porque me había templado. Tú sabes, amores de adolescente. Eso fue hace diez años.

-           ¿Sientes algo por él?

-           Cariño de amigo. Nada más. Porque fuera de eso, era uno de los mejores empleados, y se conocía la parcela de cabo a rabo. Fue hombre de confianza de Wilfredo. Por eso son amigos.

-           Ya, olvídalo. Lo que importa es tu relación de ahora, o sea, yo.

-          Jano percibe que fue inoportuno meter ese tema, y trata de arreglar la situación.

-           David quiere que cambiemos de proveedor.

-           Mira, Jano, tú mismo has visto los resultados. Yo entiendo que Dabid quiera reducir costos, pero yo sé de agroquímicos. Además, ya sabes lo que dicen: lo barato sale caro.

-           Él dice que ha encontrado otros proveedores con iguales productos.

-           ¿sabes cuál es el problema? Que los otros te dan lo mismo, al mismo precio, pero te roban. Si yo te recomendé al que usamos es porque ya lo conozco, ya hay confianza. Pero, tú decide. Lo que sí te digo, yo no te haría algo para joderte.

 

-          A la mañana siguiente, Jano confirmó a David la decisión de seguir trabajando con el proveedor propuesto por Nando.

-           Pero, Jano. Lo que trato es de ahorrar costos.

-           Yo entiendo, pero el argumento de Nando, acerca de la confianza, me parece válido.

-           ¿Te parece válido?

-           Sí. ¿Por qué?

-           Entonces… no tengo razón de estar aquí. Creo que ya manejas cómo es esto.

-           Pero, David… estamos produciendo más.

-           Por eso mismo. Tienes lo que buscas. Si yo me voy, te ahorrarás costos. Mas bien, gracias por todo.

-          Sin dar opción a réplica, Dabid salió de la oficina, arregló sus cosas, y se fue de la parcela. Jano se quedó con un nuevo nudo en la cabeza… y miles de asuntos administrativos por resolver.

 

En la cocina, Jerry y Gabo organizaban el almuerzo, cuando José se acercó a tomar agua.

-          Hola. ¿Tu… eres el nuevo?

-           Sí. José. Mucho gusto.

-           Yo soy Jerry, el cocinero, y él es Gabo, mi… mi… mi asistente.

-           Mucho gusto también.

-           Oye. Permíteme un comentario personal, pero… ¿alguna vez has trabajado en Trujillo?

-          José casi se atraganta con el agua. Tosió.

-           Estéee. Bueno, sí.

-           ¿En una disco será?

-           A ver. Hablemos claro. Fui stripper en la “Man’s skin”. ¿Alguna vez fuiste allí?

-           Claro. Varias veces.

-           Ah. Ya recuerdo. Ya recuerdo. ¿Y sigues dando billetes falsos?

-          Jerry cambió de expresión, y Gabo no pudo contener la risa.

-           Mejor regreso a cocinar.

-           OK. Permiso a ambos.

 

Cuando Nando llegó a la oficina, Jano estaba taciturno.

-          ¿Puedes pasarle este requerimiento a Dabid?

-           David… renunció.

-          Nando sintió que un gran peso se iba volando.

-           ¡¿ Renunci…?! Digo… ¿renunció?

-           Sí. Dijo que yo ya conocía el manejo de la parcela.

-           Y no se equivoca, Jano. Tú la puedes manejar. Además todo el personal te apoya. ¿Por qué dudas?

-          Jano miró a Nando. Se le acercó, y lo abrazó. Nando le correspondió, sonriendo más que satisfecho.

-           ¿Tú crees que podré solo, Nando?

-           Carajo. Solo no. Con ayuda de todos. Incluso, yo podría darme un tiempo para ayudarte. ¡No arrugues!

-           De acuerdo. Hagámoslo entonces.

-          Jano se hundió más en los hombros de su enamorado. Nando comenzó a ver las cuentas más claras… y favorables.

 

Esa tarde, Wilfredo tuvo sexo con Gabo. Se acostó sobre él, se movió hasta que sintió que la leche de sus 20 centímetros de carne se perdía en las entrañas de su sobrino. Casi no hubo juego previo. Apenas algunos besos en la espalda y el cuello. Wilfredo parecía estar más concentrado en eyacular a como dé lugar.  Gabo, por otro lado, se dejó hacer. Por lo menos, no fue tan doloroso como la última vez con el churro de Nando.

-          ¡Después de tiempo, tío!

-           ¿Y qué te pareció?

-           Bien.

-           Ay, sobrino. Lo que pasa es que hay problemas en la parcela. Como que el joven Fernando no me inspira confianza. ¿Sabes que el otro día lo oí hablando por teléfono, diciendo algo así como que la parcela regresará a quien la merece… o no me acuerdo?

-           Ayshh, tío. Te preocupas por huevadas. Él sabrá lo que hace.

-          Gabo se limpió el semen entre sus nalgas, se puso su ropa y salió del cuarto. Wilfredo se quedó calato sobre su cama.

-           ¿Ideas mías, o ese  tal Nando…?

 

Poco después, mientras Nando entrenaba, Jano apareció en el cuarto de Raúl, Pancho y José, para saludar al tercero.

-          ¿estás cómodo aquí?

-           Esta cama es mejor que la mía.

-           ¡Qué bueno! Nando la eleigió.

-           Ahhh…

-           ¿Y ustedes, chicos? ¡Felicitaciones!

-          Pancho abrazó a Raúl, y ambos sonrieron a Jano. La dicha era indescriptible en sus rostros.

-           Bueno, y como están los tres, aprovecho para informarles que desde este mediodía he asumido la administración de la parcela. David. David renunció.

-          Raúl se soltó de Pancho y se acercó a abrazar a Jano. Pancho lo imitó. José no se quedó atrás.

 

Tras esa reunión informal, José regresó a la cocina a tomar agua. En el camino, se topó con Nando entrenando. Se saludaron de la forma más normal.

En la cocina estaba Wilfredo tomando café.

-          ¿Y esa cara, wilo?

-           Ideas.

-           A ver, cuénteme.

-           Ayer, de casualidad, entré a la sala…

-          Como siempre, Wilfredo detalló todo lo que vio y oyó, así como la reacción de sorpresa de Nando.

-           ¿estás seguro que oíste eso?

-           Por la Virgencita, José.

-           Ya decía yo: demasiada amabilidad. Hay que movernos con cuidado.

-          Wilfredo sacó sigilosamente una llave y la depositó en la mano de José.

-           ¿Y esto?

-           ¿Recuerdas cuando descubrimos al chino Zacarías? ¿Crees que puedas hallar algo sobre el tal Nando?

-           Bueno, éste es chibolo. Zacarías ya era mayor.

-           ¡Con mayor razón! Inténtalo.

-           Avísame. Así nadie me descubrirá. Como esa vez.

 

Al día siguiente, David fue a la tienda de agroquímicos recomendada por Nando. Lo atendió un chico de unos 23 años.

-          Mira, estoy montando un fundo, y quisiera que me hagas una proforma de estos agroquímicos.

-           Ya, flaco. Date una vuelta en  una hora.

-          Noventa minutos después, David fue a recoger el sobre. Se dirigió a un parque cercano y lo abrió.

-           ¡Mierda! ¡Estos precios son 25 por ciento más baratos!

 

Justo antes de almorzar, Wilfredo, Nando y Jano se hallaban en la oficina, cuando unos estruendosos golpes se oyeron en el portón. Wilfredo fue a atender. Era una patrulla policial y dos uniformados preguntando justo por él.

-          Queda detenido por violación de un menor de edad.

-          Los gritos movieron a Jano y a Nando.

-           ¡Joven Alejandro, joven Alejandro. Diles que no me detengan!

-           Ya, tío. No te resistas.

-          Jano exigió ver la orden de detención. Todo parecía estar en orden. Cuando volteó a pedir la ayuda de Nando, éste no estaba.

 

(CONTINUARÁ)

 

Escrito por Hunk01. ©2012 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con bnombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe al autor: hunks.piura@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario