viernes, 18 de febrero de 2022

La hermandad de la luna 9.2

Cuando Frank regresa a la caseta de vigilancia, Carlos y Tito lo esperan.

“Pasó de nuevo, no?”, pregunta el gladiador.

El más joven no sabe cómo reaccionar.

“¿ella te gusta, Frank?”, reitera Tito.

“Tengo que hablar con Flor”, responde el chico con la voz algo temblorosa.

“Ahora eso no es lo importante”, sorpresivamente replica el gladiador.

Frank lo mira absolutamente confundido.

“Hay información seria que debes manejar, sobrino”, le añade Carlos. “Y esto va a cambiar muchas cosas”.

“¿Sabes la diferencia entre persona y personaje?”, inquiere Tito.

Frank no se siente en capacidad de hacer filosofía a esa hora.

 Mira un video aquí.

Elga, por su parte, se prepara el desayuno con el celular en la oreja.

“Sí, estaba en la ducha, Christian. ¿Cuál es el problema?”

“¿Y te demoraste hora y media?”

“Salí a correr”.

“¿Cómo está la cosa por allá?”

“Pues, Manolo y estos chicos lo tienen todo tan bien organizado que no se me hace problema encontrar la información, pero me falta revisar más”.

“¿Quieres mi ayuda?”

“No, por ahora no; todo está bajo control”.

“Bueno, tienes que enterarte de algo que acaba de pasar en Santa Cruz y que afecta directamente a uno de tus empleados”.

Elga se pone en modo alerta. Su cabeza velozmente comienza a atar cabos.

Mira otro video aquí. 

En Collique, Juan está tarde para ir a su trabajo. Ha llegado cerca de la una de la mañana (con el consabido reclamo de su esposa), y recién está saliendo de la ducha. Al entrar a su cuarto para cambiarse, escucha que su celular tiene activa una alarma de mensaje. En realidad, cinco mensajes seguidos de Alvin, alarmantes. El último tiene un enlace que abre. El fiscal lo lee y recuerda algo:

“Puta madre”, masculla.

Hace una llamada de urgencia.

“Acabo de leerlo: no son buenas noticias, ¿sabes?”

Ya vestido, sale disparado hacia su despacho personal.

“¿Vas a desayunar?”, le consulta su esposa al pasar por el comedor.

“Ahorita”, le dice a la volada.

Abre uno de los cajones, saca la carpeta lila y trata de leer cada folio en un segundo.

“Mierda”, susurra.

Toma su teléfono otra vez y hace otra llamada.

“Hola. Necesito tu ayuda y te prometo algo realmente bueno”.

Mira otro video más. 

Flor barre la vereda de su casa cuando su vecina sale.

“Ya era hora m’ijita porque tenían esa vedera todita cochina”.

Flor sonríe.

“Se nos pasó, señito”.

“¿Y qué fue del chico que se desmayó la semana pasada?”

Flor remece su cabeza.

“¿Chico? ¿Cuál chico?”

“el chico que tenía ese trapo como máscara en la cabeza, m’ijita”.

Flor muestra muchísimo interés.

“A ver, cuénteme”.

Tenemos un video más aquí. 

En la comisaría de Santa Cruz, el suboficial Chira comienza su turno como guardia de puerta. Todo lo que tendrá que hacer durante ese tiempo será verificar quién entra y quién sale del local. Se sienta a leer el cuaderno de ocurrencias en el escritorio a la entrada, y cuando acaba se para en la puerta a ver la plaza. Desde la ventana del hotel del pueblo, alguien con el cuerpo de catchascanista aún en pelotas lo observa y le toma una foto.

“No me digas que se te acabó la plata, cadete”, comenta.

Envía la foto y en cuestión de un minuto alguien lo llama.

inge”.

“¿De cuándo es esa foto, Carnes?”

“De ahoritita mismo, inge”.

Mira otro video más aquí.  

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