sábado, 12 de febrero de 2022

Proyecto Lujuria 4.4: ¡Te amo, Osmar!


Al llegar a la residencial, Evandro suspira de alivio. Es casi la medianoche.

“Gracias por todo”, palmea la rodilla derecha a Osmar.

“No tienes de qué”.

Evandro nota que la expresión de su amigo se puede traducir como una mezcla de desconcierto e incomodidad.

“Ni loco vas a hacerme la escena del domingo”, advierte.

Osmar frunce la boca:

“Prométeme que no volverá a pasar”.

“¿De qué hablas?”

“Por favor, Evandro. Esto no es la obra de teatro. Sabes bien a qué me refiero. Te lo dije en la playa: no soy gay, vale”.

“¿Te lo estoy enrostrando acaso?”

“No, pero estás asumiendo que lo soy”.

“Carajo, Osmar. Nos excitamos y ya. Dime que no te ha pasado antes”.

El instructor físico baja la cabeza meditando bien qué va a responder.

“Solo prométeme que no va a pasar de nuevo, por nosotros, por ti, por mí, por Laura, por lo que hemos construido, por lo que está por venir”.

“Osmar, tómatelo con calma. Yo no te estoy pidiendo nada”.

“Dijiste que me amas, Evan”.

“¡Y es verdad, Os! Yo te amo. Te amo como mierda. Amor en todo el sentido de la palabra, en toda su plenitud. No niego que eres atractivo y que me dejé llevar, pero… mi concepto de amor a ti va más allá del sex…”

“Y yo te amo también. Y precisamente por ese amor que te tengo, Evan, será mejor que nos comportemos estrictamente como compañeros de trabajo, como entrenador y alumno, como vecinos, como mejores amigos… pero no como enamorados porque no lo somos, porque no quiero eso. Porque no soy gay”.

Ambos se miran por largos segundos. Entonces Evandro rompe el tenso silencio:

“me llega al pincho lo que pienses. Me llega al ojo del culo lo que creas. Me llega, huevón. ¡Me llega! ¿Oíste? Nadie, ni tú, especialmente tu, van a callarme: te amo, Osmar, ¿entendiste? ¡Te amo, hermano!”

Inexplicablemente entonces, Osmar comienza a llorar.

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario