domingo, 6 de marzo de 2022

ASS (18): Las dudas de Alejo al desnudo

Hacer porno en exclusiva trae mucha plata, pero hay un detalle jodido.


 

A eso de las 10 de la mañana del miércoles, Alejo vuelve a estar sentado en la sala de la casa de Enrique. Viste polo, bermuda y zapatillas mientras el anfitrión apenas anda en bóxer y sandalias. En la mesita de centro, papeles impresos que el visitante lee sin entender mucho.

“Básicamente la exclusividad te amarra a que por un año no podrás aparecer en producciones porno tanto de foto como video de otra empresa, y que actividades como presentaciones en discotecas o entrevistas siempre se harán con conocimiento y autorización de ASS,” explica enrique. “Claro que yo siempre te voy a autorizar… en todo caso, la idea es ser formales… tu pago mensual está garantizado, y ahora que tienes esa cuenta en el banco, yo solo te transfiero y ya”.

Alejo carraspea:

“Dijiste que ese porno solo se verá en países gringos, ¿nno? Y… ¿si se llegan a ver acá? ¿Cómo es?”

Enrique suspira y se sienta al lado de Alejo: “Me imagino que te referirás a este caso”. Busca en su celular y se lo da: un culturista aparece en pantalla calateándose.

Mira el video queestá viendo alejo.

“¿quién es?”

“¿No lo conoces? Es unpopular culturista peruano; incluso ganó concursos afuera. Yo lo vi en Tampa, Estados Unidos. Hermoso cuerpo. Cuando lo vi en el escenario, lo reconocí”.

“¿¿Tú le hiciste el video?”

“No. Parece que fue muy anterior…. El caso es que yo no creo que él haya autorizado que lo publiquen. Yo lo hallé en redes, le escribí un mensaje a ver si se animaba a hacer más porno… nunca me respondió. Quizás superó esa etapa o quién sabe”.

Alejo sigue viendo el video del musculoso, más que él, pajeándose y gimiendo arrecho.

“Tiene rico culo… casi se le ve el ojete”.

“Y buena verga”.

“Mi verga es más grande”, sonríe Alejo.

“No lo dudo, cabrón”, también sonríe Enrique sobándo el paquete del chico sobre la bermuda. “Dáme el celu que quiero mostrarte otra porno”.

Alejo devuelve el móvil y enrique pone su dedo en la pantalla; lo regresa y otro musculoso aparece con claras intenciones de calatearse… como que sucede.

Mira el segundovideo que ve Alejo.

“Asu… qué tal cuerpo”, comenta Alejo. “Buen culo también”.

“Y también es peruano, y tampoco creo que haya autorizado a que ese video se publique”.

El culturista en pantalla queda desnudo y comienza a pajearse.

“Y si no lo autorizaron, ¿por qué sus videos están aquí”.

“Ahí es donde quiero llegar, cabrón. Yo sospecho que ellos también autorizaron a que su porno solo se publicara en el mercado gringo, pero alguien que los conoce o que les gustó, o quién sabe, los bajó y los subió ahí. ¿Culpa de la productora? No. En ttodo caso, los administradores del sitio verán qué hacen”.

“¿Qué quieres decir, enrique?”

“mira, Alejo… Lo único que yo puedo garantizarte bajo contrato es que el porno que hagas para ASS se verá en mercado gringo porque son nuestros principales compradores… pero si alguno de ellos lo pone en un sitio como éste, la verdad, cabrón, yo no puedo hacer nada más. Entonces, es un riesgo que tanto tú como yo corremos, porque mientras tú y yo recibimos dinero por porno vendido, si se publica en un sitio como ése, ni tú ni yo ganamos nada”.

“¿entonces?”, duda Alejo.

“entonces, si vamos a pensar en lo que perdemos, vamos a perder; pero si vamos a pensar en lo que ganamos, vamos a ganar mucho más”.

“Pero… ¿y si alguien de acá ve ese porno?”

“en el caso de los dos que te mostré, yo calculo que de la fecha en que posaron hasta el momento en que los filtraron, pasó tranquilamente un año, quizás dos. ¿ganaron su lana? ¡Claro que sí! Pero, ¿dónde está su error? Solo hicieron poco porno. Es probable que entre gimnasio y suplementos, esa lana se haya evaporado en medio año siendo bien conservador… Lo que trato de decir, cabrón, es que en este negocio, uno es ninguno. Dos, en un segundo, adiós. Tres, en dos meses ya no lo ves. Pero si hacemos al menos una escena cada semana, tú vas a ganar suficiente lana para hacer lo que quieras”.

“Pero, ¿y si alguien acá los ve?”

“¿No me escuchaste? Vas a ganar 1000 dólares mensuales y quizás otros 1000 por escena. Haz aritmética, carnal. Al año podrías ganar hasta 65 mil dólares”.

Alejo se queda perplejo.

“¿Cuántoes eso en soles?”

“uff, cabrón. A ver… como casi un cuarto de millón de soles al cambio actual”.

Alejo trata de comprender la cifra mientras la mano de Enrique sigue acariciándole el bulto aún blandito.

“Esta casa cuesta unos… 800 mil soles al cambio actual, y los bienes raíces siempre son inversiones que aumentan su valor… o a lo mejor creas tu propio negocio”.

Alejo recibe como ráfaga un sueño que tiene desde chibolo.

“¿Me alcanzará para poner un taller mecánico de carros, motos y mototaxis?”

“Tienes 21 años, cabrón. Puedes dedicarte al porno, reinvertirlo en negocios que hagan crecer tu dinero… Y si alguien llega a filtrar o ver el porno, mira… ¿viste esos chavos chaqueteándose? Ahora son famosos, tienen auspiciadores, negocios propios. Aunque hicieron poco, ¿perdieron?”

“Habla bien”.

“Ahí tienes sus nombres: búscalos en internet. Y como ellos, muchos chavos que hicieron porno, o que no hicieron porno pero que se les filtró el porno, ¿acaso son pobres? Que no sepan decidir parejas, o no sepan invertir, ya es otro problema. Mírame a mí, cabrón: yo vengo haciendo porno desde los 19, ahora tengo 32. ¿Te gusta mi residencia?”

Alejo mueve la cabeza haciendo sí: “Está mostra”.

Enrique quita el celular de las manos al muchacho y parece buscar algo más.

“A los tres años de que comencé, cuando tenía 22 o 23, mi porno se filtró y un pendejo se lo mostró a mis jefes. Fue horrible. Me corrieron de la casa. Y eso que yo aportaba, y aportaba bien. Pero, ¿sabes qué? Para entonces yo ya tenía ahorrado como 100 mil dólares. ¡100 mil dólares, cabrón! A la chingada, dije. Me independicé, lo invertí, gané, seguí trabajando en porno. Y mírame dónde estoy. Con mis ahorros compré este lugar y tengo a ASS”.

“¿Ahí se fue toda tu plata?”

“No, tengo buenos ahorros. Estoy reinvirtiendo, y sigo ganando”. Si me quedaba en casa de mis jefes, quizás seguiría en mi pueblo. Pero arriesgué…”

Enrique regresa el celular a Alejo y otro pata, esta vez más arrecho, se pajea en pantalla. El modelo gime en el video mucho más rico que el primero que vio.

“A la mierda… dame el lapicero”.

Alejo deja el celular en la mesa y estampa su firma en el papel.

“Y, si llegara a pasar esa posibilidad extrema, ya te dije que en esta casa hay espacio para ti”.

“Gracias, enrique… Ah, ¿y ese pata de ahorita?” Vuelve a coger el celular y ve la pajeada. “¿De dónde es?”

“Un campeón argentino, si no me equivoco… y hay colombianos, mexicanos, brasileños a montones, españoles… Faltan peruanos”.

Alejo sonríe, se afloja la bermuda y se la baja: su pinga aún flácida queda al descubierto.

“Chúpammela, enrique. Esos videos me pusieron arrecho”.

“¿Puedo grabar cómo te la mamo? Te pago otros mil, claro, si nos encueramos, ¿no…”?”

“¡Claro!”, sonríe Alejo, y comienza a calatearse para que lo graben dejándose chupar la pinga. Luego se la meterá por el culo a enrique y finalmente le dará su leche en la boca. Y otros mil soles se suman a su cuenta bancaria.

Mira el tercervideo que está viendo Alejo. 

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