viernes, 25 de marzo de 2022

la hermandad de la luna 10.1

A media tarde, en la oficina de Juan García en el Ministerio Público de Collique, un asustado César abre su laptop y enciende el monitor. Al fiscal le parece increíble reunirse a solas con el fisicoculturista en esta particular vicisitud. Al frente tiene una página electrónica sin diseño y con muchos hipervínculos de texto sin formato, como la Internet de inicios de los noventa.

“Qué aburrida esa web”, comenta al ver la pantalla.

“No es propiamente una web creada para público general; es mas bien un indexador”, explica César.

“¿Y esa sintaxis?”, le apunta la barra de direcciones.

“Ésta no es la Internet que conoces, la superficial. Ésta es la Internet profunda, una zona restringida de la red que se creó para favorecer una comunicación entre gente donde la oferta superficial está censurada; por ejemplo, en las dictaduras. Aquí no hay nada de eso. Nadie controla nada. El problema es que lo que debía ser una tierra de libertad, se convirtió en una cloaca cibernética: armas, pornografía infantil, drogas prohibidas, hackers que ofrecen sus servicios abiertamente. Todo está aquí”.

“¿Qué compraremos nosotros? ¿Poppers por tonelada?”

“Si tú quisieras, sí, pero estamos aquí por lo que publicaron hoy en Santa Cruz Directo. Y… el flaco ése no está diciendo toda la verdad. ¿Sabes inglés?”

“Me defiendo”, asegura el fiscal.

César escribe un código y accede a un catálogo de contenidos. Abre un sitio web de noticias”.

“Es la foto de Owen”, confirma el fiscal y lee en silencio. “¡Dice que murió asesinado en la cárcel de Cape Town!”, exclama perplejo, sin entender nada.

“No puede ser”, se sorprende César.

El fiscal intenta conservar la ecuanimidad.

“Pues, lo dice clarito: el activista anticorp Owen Mgombo falleció en una reyerta reportada esta mañana en la Prisión Provincial en Cape Town, informaron fuentes a el Buscador de la Luz. el activista había sido internado luego de acusársele por sabotaje el mes pasado. Publicado… hace dos años”.

“Imposible. ¿Sabías que este sitio web ya no está en la Internet superficial? Alguien logró publicarlo en la profunda”.

“¿Por qué ya no está en esa Internet superficial?”

“Según Owen le dijo a la hija de Tito, por presiones de Cruz Dorada”.

“¿Y qué tiene que hacer Cruz Dorada en Sudáfrica?”

César levanta las cejas y sus hombros redondeados porque no tiene una respuesta.

“¿Puedo navegarlo?”, el fiscal coloca su mano en la musculosa pierna del fisicoculturista, muy cerca de su paquete.

“Claro”.

Juan comienza a interactuar en esa interfaz tan simple en diseño pero llena de muchos cazabobos.

“Aquí dice que Owen Mgombo falleció en la cárcel antes de que se llevara a cabo su primera audiencia… El movimiento anticorp ha advertido que grupos relacionados con el resurgimiento del apartheid estaban preparando atentados… Que el atentado contra el ómnibus de GC Ventures fue provocado por esos extremistas”.

“¿Qué es apar… como se diga?”, averigua César.

Apartheid, el sistema político que imperó por muchas décadas en Sudáfrica, que segregaba a blancos de negros, y le daba todo el poder a los blancos: racismo institucionalizado. Y aparentemente, estos extremistas estaban relacionados con esta GC Ventures”.

“La hija de Tito me dijo que esa GC en realidad es Cruz Dorada”.

Juan se la piensa unos minutos.

“¡Claro! GC es Golden Cross, Cruz Dorada en inglés. La corporación matriz en Inglaterra realmente se llama Golden Cross, y anda más diseminada que arroz en lomo saltado””. Pero aquí el dato perturbador es que Owen ya está muerto, y este caso ni siquiera había llegado a su primera audiencia, e ignoramos siquiera si ya llegó a sentencia o como se llame en el sistema penal sudafricano; entonces, ¿quién es el sujeto de Santa Cruz, porque éste de Sudáfrica luce exactamente igual?”

“Pero su pasaporte es de Jamaica, no de Sudáfrica”, apunta César.

Juan entra a otro artículo, lo lee tan rápido como su conocimiento en inglés se lo permite:

“En este obituario dice que nació en Johannesburgo hace cuarenta y siete años, a menos que Johannesburgo sea un barrio de Kingston”.

César toma su celular, busca una imagen y se la enseña a Juan, quien la examina con cuidado.

“Mierda… Montego Bay… ¡Cuarenta y siete años! ¿Crees que podamos rastrear el registro migratorio de Owen Mgombo de Montego Bay, Jamaica?”

“Devuélveme mi laptop y la busco”, sonríe César. “¿Cómo se dice registro migratorio en inglés?”

Juan sonríe también y ahora sí le toca el paquete sin remordimiento alguno.

“Migratory Record”, traduce el fiscal.

Entonces, su celular suena, quita la mano del paquete y contesta.

“Dime, Saldívar”.

“Nuestro sujeto es grupo AB factor RH negativo. Cagado si necesita una transfusión de sangre”.

“¿Y la secuencia de ADN?”

“Un par de horas más y la tenemos lista, pero no nos servirá de mucho para identificar a nadie si no tenemos otra muestra de referencia, y mira lo que me costó obtener la de esa vereda”.

“Genial. Apúntamelo a mi cuenta”.

Juan corta y siente que no está llegando a alguna parte en especial.

“¡Lo tengo!”, anuncia César.

Juan regresa su mirada a la pantalla y queda perplejo: hay media docena de enlaces a nombre de Owen Mgombo en diferentes países: Jamaica, Kenia, Malawi, Sudáfrica, Tanzania y Uganda.

“¿Este tipo es instructor físico o guía de safari?”

“¿Por cuál comenzamos?”, duda César.

“Yo le voy  al último de la fila”, lo mira el fiscal.

César presiona sobre el enlace relacionado a Uganda, y Juan se desconcierta.

“¿A qué mierda está jugando ese hombre? ¿Nacido hace cuarenta y siete años en Kampala?”

El fiscal coge su teléfono y busca a Tito; lo llama.

“¿Estás en tu casa…? ¿Crees que puedas venir a mi oficina en el Ministerio Público?”

 Mira un video aquí.


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