domingo, 15 de mayo de 2022

ASS (28): Nalgas que se van, nalgas que se quedan

¿Qué pasaría si Alejo se vuelve moderno? O mejor dicho, ¿qué le pasó a Alejo cuando hizo el servicio militar? Y… volverá a ver el culo de Edú?

 



Ya distendido, Pedro toma una ducha en el AS luego de su diaria jornada nocturna de entrenamiento físico. Este martes ha tocado pecho y hombros. Bajo la espuma de jabón, sus manos recorren también su abdomen plano, sus nalgas firmes y redondas y sus piernas que ya comienzan a parecerse a las de un futbolista. De pronto, la puerta se abre, y al girar, Alejo va a su encuentro totalmente desnudo.

“¿qué tal está el agua?, dice el musculoso entrenador abrazando el cuerpo húmedo de su amigo y besándolo en la boca.

“Rica como… pues, como tu… lengua”.

Alejo sonríe:

“Pensé que ibas a decir: rica como mi pinga”.

Ambos sonríen y se besan de nuevo en la boca, se acarician y comparten el baño. Las manos de ambos se exploran la espalda, el pecho, el culo, las vergass: los 18 centímetros de Alejo y los 15 de Pedro se ponen duros. Los dos chicos deciden rozarlos primero en una guerra de espadas y luego estrujándolos mientras se acarician los traseros sin dejar de besarse en la boca.

“Oye”, reacciona alejo. “¿Duele mucho cuando te meto mi huevo?”

“Al inicio”, responde Pedro. “La cosa es que desde que ustedes usan esa técnica que les enseñó el Padre Alberto, sí se siente que mi ano se expande, pero ya no hay ese dolor del inicio… aparte que tu pene bota mucho líquido preseminal y resbala más fácil”.

“¿Ttienes ganas de que te la meta ahorita?”

Pedro sonríe, besa a Alejo y gira:

“Chúpame el culo”.

Alejo se arrodilla sobre la mayólica mientras Pedro se apoya en la pared. El primero separa los glúteos y comienza a lamer el ano aromatizado por la espuma del jabón de tocador. Pedro disfruta esa lengua, y se excita más cuando siente la mano de su amigo sobándole el pene.

Poco después, Alejo se pone de pie, coloca su glande en la entrada del ano de Pedro y comienza a empujar despacio. “el truco”, les dijo ya hacía varios meses atrás el Padre Alberto, “es que ambos estén bien calientes, pero bien calientes y que estimulen bien el ojete, así se dilata, sus vergas se ponen bien al palo, y el resto es no desesperarse, es irla metiendo despacito, y todas las veces hacerlo como si fuese la primera vez, yendo de menos a más hasta donde aguanten”.

Alejo siempre lo tiene presente ya sea cachando con sus amigos, cachando con sus clientes, o cachando frente a cámaras como le está pasando recientemente. Bombea rítmicamente a la vez que sigue masajeando el pene de Pedro.

“Deja de pajearme que se me viene la leche”, pide el chico.

“Eso quiero, que se te venga la leche”, seduce Alejo.

Pedro no resiste más y dispara chorros de su semen sobre las baldosas de la ducha.

Minutos después, ambos están en la cama del dormitorio, aún desnudos.

“Qué novedad que ahora me has pajeado”, comenta Pedro.

“¡Te jode que te pajee mientras te cacho?”, sonríe Alejo.

“Para nada; me parece más excitante aún… Pero… ¿por qué me preguntabas si me duele cuando me la metes? O sea, siempre me la metes y…”

“Ah… Por nada”, sonríe Alejo. “nada. Curiosidad”.

“¿Nunca te la han metido, Alejo?”

El musculoso carraspea:

“No. Recién que me dejé chupar el culo y… bueno, es rico, pero, que me la metan… no sé”.

“Y… ¿me chuparías la pinga?”

“¿A ti, Pedro? No sé. Creo… que…no”.

Pedro sonríe y prefiere no ahondar las dudas de su amigo, se levanta y busca su ropa limpia.

“¿Qué pasaría si me vuelvo moderno?”, al fin lanza alejo.

“Nada. Para mí, no pasa nada. Sería una forma mucho más rica de gozar contigo. O sea, con Miguel me la mete y se la meto, el Padre Alberto mayormente me la mete pero también se la deja meter, y bueno, de moderno se goza más, pienso yo. ¿por qué?”

“No, nada, curiosidad. ¡Y ese edú es moderno contigo?”

“No, edú es activo, o al menos conmigo es activo. ¿Por qué? ¿Se la quieres meter?”

“edú tiene rico culo a pesar de ser delgado”.

 “Ha sido futbolista, acuérdate , aunque es delgado marcado, tampoco es huesudo”.

Alejo sonríe. Pedro ya está totalmente vestido. La puerta se abre y entra Miguel.

“¿Y qué novedades, angelitos?”

“Aquí Alejo que quiere meterle su pene al culo de Edú”.

“Tiene rico culo”, comenta Miguel mientras se quita la ropa. alejo carraspea.

“Sí”, reitera Pedro. “Tiene bonitas nalgas. Bueno, chicos, me voy a casa. Nos vemos mañana. Y, Alejo, ten cuidado al registrar esos dos alumnos que te dije”.

“Tranquilo”, sonríe el musculoso.

Pedro se va del AS. Cuando se escucha que se ha cerrado la puerta de la calle, Alejo se levanta y se acerca a Miguel, ya calato del todo, y le da un manazo en las nalgas.

“¡au, huevón! ¿Y eso?”

“Casi la cagas: casi se te suelta decir que te cachaste a Edú”.

“Ay, Alejo. ¿Y qué tiene? A Pedro ya le llega al pincho la opción sexual”.

Alejo se tranquiliza:

“¿Tú crees, Miguel, que si me vuelvo moderno, le dará lo mismo?”

“No es para darle gusto ni darme gusto, Alejo. Es para que te sientas más a gusto contigo mismo. Y para ver si, por fin, te reconcilias con eso que te pasó cuando hiciste el servicio militar”.

Miguel agarra su toalla y se va a la ducha. Alejo vuelve a sentarse y el recuerdo de aquella primera semana en la cuadra de Cerritos llega a su cabeza. Quizás no sea tan cierto que el tiempo lo cura todo, como le dijeron aquella vez. Mejor se mete bien bajo las cobijas e intenta dormir.

Cuando Pedro llega a su cuarto, le llama la atención que la cama de Edú esté perfectamente tendida y vacía. A lo mejor se fue para la parcela, piensa. Se desnuda y se duerme plácidamente hasta que amanece el miércoles. Entonces, descubre que la maleta de Edú tampoco está, menos su ropa. Cuando Julio, su padre, regresa de la parcela, prefiere no preguntar lo que le parece obvio hasta que le palmea el hombro.

“¿Edú se despidió de ti?”

Pedro se extraña:

“¿A dónde se fue?”

“Se fue, hijo. Parece que le salió chamba en otro lado”.

Pedro se extraña aún más.

“¿Alguno de tus amigos no querrá chambear como peón?”, consulta Julio. 

Y para terminar, te dejamos con un video porno.

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