sábado, 21 de mayo de 2022

Proyecto Lujuria 8.4: El verdadero rostro de Alejandro


“Nunca me dijiste que Cruzado entrena en el mismo gimnasio, huevón”.

Una hora después, Alejandro, vestido demasiado casual para ir al trabajo, está parado frente a Escalante, vestido solo con una bata de baño,  quien acaba de abrirle la puerta de su departamento en Miraflores.

“Buenos días, guapo, ¿no? Tampoco lo sabía”

Alejandro sonríe dudando:

“¿Tampoco sabías que el marido de Zaira Banquells y Osmar duermen en cuartos separados? Hoy conocí de casualidad al cabro que se cacha Alexis Rodríguez”

“Ah, ese urgido de verga”.

“¡Todos se encuentran en el mismo sitio, huevón!”

“No entiendo a qué viene el reclamo, Alejo. Te recuerdo que…”

“Te recuerdo que tú urdiste este plan de mierda, que no sé qué finalidad tiene y en qué chongo me vas a meter, huevón”.

“Me bajas el tono. Te recuerdo que te juegas un contrato de mil dólares con una revista brasileña para fotografiar a esos tres perdedores, en especial el zombie de Evandro Cruzado”.

Alejandro mira fijamente a Escalante y le vuelve a sonreír a manera de desafío:

ése es el meollo del asunto, Arnie. ¡ése es el puto meollo del asunto! ¿No has superado que ese huevón haya dejado de cacharte? ¿Acaso no hay otras pingas en Lima o en Perú?”

“Hablas huevadas, Alejo. La marihuana ya te quemó la mitra, de no ser porque yo te rescaté de ese raro mundo rasta y recomendarte en un medio relativamente serio”.

Alejandro sonríe otra vez solo para no caer en las provocaciones: “ése es tu estilo”. De pronto, mira hacia el pasadizo: “¡¡oe, César, ya puedes salir!! ¡¡Ya sé que estás ahí grabando!!”

“César no vino esta mañana”. Escalante se desata la bata de baño y casi la deja caer a sus pies, quedando desnudo completamente. “Estoy solito”. Deshaciéndose de una manga, se acerca y le toca el bulto al fotógrafo. “¿Ya lograste metérsela a Rivero o quieres un culito de verdad?”

“Si no fueses como eres, te juro que la pinga se me pararía y te cacharía sin parar, como cuando fui tu macho”.

“Podrías volver a serlo, Alejo, y dejar ese nido de ratas donde vives ahora”.

“Me das asco, Arnold. Me das asco”.

“César podrá hacer esa sesión para los cariocas… Tú… estás fuer…”

“Métete tu sesión porno por el culo, Arnold! Conmigo ya no cuentas, hijo de puta”.

Alejandro abre la puerta:

“Abres la boca”, advierte Escalante, “y automáticamente acompañarás a Evandro Cruzado en el noveno círculo de Dante”.

El fotógrafo intenta no reírse:

“¿Me estás amenazando, so reconcha tu madre?”

“Solo te recuerdo quién tiene poder”.

“Pues, métete tu poder, tus intrigas, tus machos, tus huevadas al puto y maloliente ojete que tienes, ¿me entendiste?”

Alejandro sale y se va azotando el madero. Escalante se queda allí en su puerta, desnudo, con la bata de baño a sus pies, contrariado.

“Nadie me desafía así, Alejandro Albújar”, se dice. “Y tú lo sabes muy bien”.

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario