miércoles, 11 de septiembre de 2013

Cuaderno de Obra (23)

Creado por N-Azz. Escrito por Hunk01 y N-Azz.

 

Ya entrada la mañana de ese lunes, Tito va a trabajar en la oficina de Renzo, pero la encuentra cerrada. Al asomarse a la oficina del costado, la de Eduardo, encuentra a Jonás leyendo un diario chicha.

-          Disculpe, ¿el ingeniero Renzo?

-           ¿El ingeni…? Ah. Esteee. Ya no vendrá a trabajar.

-           ¿Cómo? ¿No… vendrá a trabajar?

-           ¿No te dijo nada? Ya no vendrá.

-          Tito siente cómo su cuerpo se escarapela. ¿Cómo es posible que el ingeniero no le haya avisado? Se queda estático por varios minutos allí.

 

Cuando Vinicio llega al Sindicato, se encuentra con Juan, quien lo espera en su oficina.

-          Vine a dejarte la nómina de los que debes aceptar la siguiente semana.

-          Juan alcanza la hoja. Vinicio la revisa tres veces.

-           No hay nadie de tu familia aquí. ¿Y eso?

-           Es obvio que no nos quieren en la obra.

-           ¿Por qué dices eso? Eres dirigente vecinal. Tienes derecho.

-           ¿Sí? Entonces, ¿dónde están las herramientas que hurtaron de la obra, la semana pasada?

-           ¿Herramientas? ¿De qué hablas?

-          Juan alcanza el diario del día a Vinicio, y le señala una noticia. “PNP hiere a ladrón cuando intentaba vender herramientas robadas”, dice el titular. Al leer el cuerpo, Vinicio comienza a sudar frío: el presunto delincuente es Lucas, el chico con quien iba a viajar a Lima.

 

Mientras Gustavo juega en su celular, recibe a Renato.

-          ¡Doctor! ¿Cómo amaneció?

-           Mejor. Parece que regresaré a mi casa en un par de días.

-           Esas son muy buenas noticias. Por cierto, hace unos días me dijiste que querías decirme algo. Por el tono, parecía… importante. ¿Qué es, Gus?

-           ¿Importante? Esteee… bueno…. ¿cómo decirlo? Ah, nada. Que saliendo de acá, quiero regresar a trabajar.

-           ¡Nada de eso! Te me vas a descansar un mes. Recupérate bien, y retomarás tu trabajo en el estudio.

-           Pero tengo los casos. Tú dependes de mí.

-           Tranquilo. Yo personalmente me estoy encargando. Recupérate, y saldremos a matar.

 

Jonás intenta resolver el crucigrama, cuando un torbellino entra a la oficina.

-          Mire, señor como se apellide. Deje de meterse conmigo, o lo saco de esta obra, ¿me entendió?

-          Frente a sí, tiene un indignado Renzo, diferente, decidido.

-           Pe-pe-pero, ¿qué dice?

-           No se meta conmigo. Ni por casualidad.

-          Eduardo aparece en la puerta.

-           Ingeniero, ¡tarde!

-           Disculpe. Alguno de sus subordinados están retrasando mi trabajo. O toma medidas, o tomo medidas. Usted sabe.

-          Eduardo traga saliva. Renzo sale hacia su oficina. Entonces, el ingeniero gerente mira seriamente a Jonás.

-           ¿Y ahora, qué mierda hiciste?

-           ¿Yo? ¿Nada, ¿qué v’ua hacer?

-           Mira, Jonás. Ya te conté la deuda que Tengo con el viejo de Renzo, y tú la estás cagando mucho…

-           ¿eso qué significa?

-           Estás fuera, Jonás.

-           No puede sacarme, inge. No cuando sabe lo que sé.

-           Si hablas, tendrás que probarlo todo. Toma tus cosas y vete. Yo te avisaré para que cobres tu liquidación. Gracias por todo.

 

En el sitio de la obra, se está comenzando a llenar las bases bajo la supervisión del capataz, cuando llega Juan.

-          Disculpe, don Juan. No puede estar aquí. No está autorizado.

-           Se equivoca. Tengo mucho derecho a estar aquí.

-          Algunos obreros se quedan viendo cómo Juan alcanza un papel al capataz. Es un documento que lo nombra como Jefe de Cuadrilla.

 

Ezequiel ingresa a la oficina del sindicato. Vinicio está sentado, serio.

-          ¿Y esa cara?

-           Lucas las cagó. El huevón no la supo hacer.

-          Vinicio alcanza el periódico a Ezequiel.

-           Si habla, te cagará.

-           Tenemos que hacer que no hable. Consigue al Tata… ah, y a Robin.

-           ¿Robin? Oe, pero si Robin no mata ni una mosca.

-           A una mosca llamada Juan, claro que sabrá cómo matarla.

 

Luego de la hora de almuerzo, en un motel a la salida de la ciudad, un hombre se aproxima con mucho sigilo, la cabeza cubierta por una gorra. Al llegar a una habitación, un hombre moreno, alto, musculoso, desnudo, con la verga parada, lo recibe.

-          Pase, señor alcalde.

-           Menos mal que logré escapar. Me dijiste que era importante.

-           Don Zacarías, le daré pinga todo el tiempo que quiera, cuando quiera.

-          El alcalde mira a los ojos de Jonás, y luego le mira los 20 centímetros de erección gruesa.

-           ¿A cambio de?

-           Chamba. Quiero chamba.

-          El alcalde comienza a desnudarse.

-           Tengo que hacerte una prueba.

-          Ambos se echan en la cama. Con la magistralidad de siempre, Jonás le ofrece su pieza para que se la chupe, y luego se la mete por el culo, y prueba varias poses: misionero, boca abajo, piernas al hombro, caballito…

-          Una hora después, eyacula dentro del condón. El alcalde tiene el culo adolorido, pero el ego a mil.

-           Estás contratado, como mi guardaespaldas.

 

(CONTINUARÁ)

 

© 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí.

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