miércoles, 18 de septiembre de 2013

Cuaderno de Obra (28)

Creado por N-Azz. Escrito por Hunk01 y N-Azz.

 

en casa de Dante no hay nadie. En su cuarto, la pared está tapizada con afiches de físicoculturistas entre los que se disimulan algunas fotos de semidesnudos masculinos demasiado sensuales para pasar por estampas deportivas.

Sobre la cama, Tito y él  gozan del sexo, haciendo un piernas al hombro. Quién pensaría que ese musculoso cuerpo goza recibiendo los 19 centímetros del otro chico. Luego, sin avisarlo, se pone en cuatro, aferrándose a la cabecera de su cama.

En medio de la calentura, los gemidos y el sudor, Tito dispara su semen en las entrañas de Dante, aislado por el látex del condón. Al sacar su pene, se da cuenta de algo raro: el forro está roto.

-          Mierda. Oye, ¿no tienes nada, no?

-           ¿Nada? ¿SIDA te refieres? Si quieres te muestro mi ELISA. Es de hace tres meses.

-          Tito se recupera del susto, y no se inmuta.

-           ¿A ver?

-          Dante abre un cajón y saca el papel. Por lo que Tito puede entender, el resultado es negativo.

-           Mira, Tito, yo quiero ser muy transparente contigo. Por eso quiero que sepas que me gustas y quisiera tener algo contigo, algo más serio. No sólo vamos a tirar. Quiero…

-           Sé lo que dirás: ser pareja. No sé, Dante. Me vacila esto de ser gay, aunque creo que soy bisexual. No lo tengo claro aún. Pero, te soy sincero: no estoy enamorado de ti.

-           ¿es por ese Renzo que dijiste la vez pasada?

-           No lo nombres, por favor. Mira que la hemos pasado chévere.

-           Oye, cambiando de tema. Tengo una propuesta para ir a trabajar como stripper a una discoteca en Lima.

-           ¿Stripper? Chévere. ¿Con tías?

-           No, con patas. Es una disco de ambiente. Y me preguntaron si podía ir con alguien más.

-           ¿Y pagan bien?

-           ¿Te interesa? Podríamos ir a trabajar juntos.

-          Tito se queda pensativo…

 

Dos días después, el miércoles, Renzo y Tito se reúnen disimuladamente a puertas cerradas.

-          ¿Pasa algo?

-           Pasa que tus sospechas eran ciertas, Tito: los vigilantes del turno de noche están coludidos con alguien para robar materiales de la obra. Mira esto.

-          Renzo alcanza los reportes de vigilancia.

-           Mierda. Todos los obreros han rotado, pero el personal de seguridad no.

-           Correcto. Vamos tres semanas. Todas han tenido una rotación. Necesitamos una prueba definitiva.

-           ¿esta noche?

-           No, mañana. E iremos mejor equipados. Mucho mejor.

-          Alguien toca la puerta. Cuando Renzo abre, es Gustavo, quien al ver a los dos chicos al inicio está serio, pero cuando Renzo le pide cerrar la puerta, entiende que algo importante está ocurriendo allí.

-          Varios minutos después, Tito se va a su casa. Luego salen Renzo y Gustavo.

-          Eduardo los mira a lo lejos. Junto a él está el flaco Wilo, su asistente.

-           Puta, inge. Parece que los tres andan haciendo trío adentro.

-           Jaja. Si son tres es un trío. Tranquilo. Déjalos que se diviertan mientras acá hacemos cosas más interesantes.

-          Al voltear a la calle por donde Renzo suele ir a almorzar, Gustavo se adelanta hasta un escarabajo estacionado en la pista. Lo abre.

-          - ¿Y esto?

-          - ¿Esto? Señor ingeniero, esto es nuestro… es decir, nuestra carroza.

 

-          Al anochecer, Vinicio revisa unos documentos en el Sindicato, cuando sorpresivamente una presencia lo perturba. Suda frío.

-           ¿Qué tal don Vinicio? Gracias por preocuparse por mí.

-          Es Lucas.

 

Al día siguiente por la noche, ya muy tarde, Tito y Renzo se refugian en la construcción abandonada de siempre. Esta vez, montan vigilancia con una cámara de video.

Al fondo, el movimiento extraño de camiones no tarda en presentarse.

Antes que el vehículo arranque, ambos van ligeros unas cuadras más allá, donde Gustavo los espera.

-          Arranca.

-          Gustabo prende el escarabajo cuando Renzo le indica que no pierda al camión que aparece una cuadra más allá.

-           Vamos Tito.

-           No ingeniero. Avancen ustedes. Me quedo cerca, en mi casa.

-          Renzo y Gustavo salen en el carrito persiguiendo al camión, y Tito regresa a casa de su tío Juan.

-          Ensimismado, faltando un par de cuadras, no se da cuenta que Orlando viene a su encuentro.

-           Así que ese pituquito es el tal Renzo. ¡Y hasta chofer tiene!

-           Orlando, mira, no me jodas, ¿sí?

-           Claro, como tú ya me jodiste.

-           ¿Que yo qué? Oe, mira, no me calientes la mierda, ¿sí?

-          Dos tipos aparecen detrás del peluquero. Tito se pone alerta. No son simples transeúntes.

-           Ya ‘perdistes’, chibolo.

 

Gustavo y Renzo persiguen sigilosamente al camión hasta el otro lado de la ciudad. Notan que éste se detiene y toca dos veces largas su bocina. Abren un gran portón. El camión ingresa.

-          Amor, ¿ya apuntaste la dirección?

-           Sí, Tavo. La tengo. ¿Seguro que hallaremos al dueño en Internet?

-           Claro. Si está registrada, está en SUNARP.

-           Regresemos. Nos van a descubrir.

-          Unas cuadras más allá, ambos se cruzan con una camioneta que a Renzo le es familiar.

-           ¡Aguanta! Ése era… ¿Wilo? ¿Wilo? ¿La empresa?

-           ¿Qué pasa?

-          Renzo mira a Gustavo fijamente, y se resiste a creer en su sospecha.

 

(CONTINUARÁ)

 

© 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí.

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