viernes, 24 de agosto de 2012

Casa De-Formación (7): ¿Quién es más aventajado?

Aquel primer sábado por la mañan

En la Casa de Formación del Buen Camino, el día comienza oficialmente a las siete de la mañana. Pero, desde las seis, todo el mundo está pasando por la ducha, menos el Reverendo Alexander que está en pie a las cinco para entrenar.

Tras la oración de la mañana, a las siete y media todo el mundo desayuna. A las ocho, están comenzando las clases con los formandos a cargo del Reverendo Rafael, y van hasta las once, con dos descansos de un cuarto de hora.

Luego, se prepara el almuerzo, en compañía del Reverendo Roberto, quien siempre se encarga de la cocina.

A la una, el almuerzo debe estar servido, y, eventualmente, algo de la cena. Siguiendo una típica costumbre piurana, libre hasta las cuatro, cuando comienza la segunda tanda de formación, que termina con la oración de la tarde.

a las seis y cuarto se está preparando la cena, y, a las siete se come. De ahí, libre hasta las diez, cuando –al menos- los formandos deben estar en la cama.

 

Jorge, quien se encarga del mantenimiento y la limpieza de la casa, llega con el pan a las siete menos cuarto. Normalmente debe salir a las tres, pero, consiguió una concesión del Reverendo Alexander para tener descansos a las nueve, mediodía y a las tres, con la finalidad de cumplir con su dieta diaria. Y es que, como está metido en lo del culturismo, debe comer seis porciones diarias. Entonces, su día termina a las cuatro y media, aunque, a veces, se queda algo más para avanzar cosas, o conversar un rato con los Reverendos. Rara vez, los chicos se cruzan con Jorge, pues él está haciendo sus labores en los espacios que para esos momentos estén desocupados. Quizá por eso no renuncia a su ‘uniforme’: bibidí pequeño (casi siempre blanco), short negro, sandalias de plástico. Cuando entra y sale, luce ropa de marca. Puede usar las instalaciones de la casa cuando quiera, pero la verdad sólo emplea el baño antes de irse. Siempre, sin cruzarse con los chicos. Tras su día, suele ejercitarse en un gimnasio cercano. No lo hace en la casa, pues –como dice- las máquinas no son profesionales.

 

El Reverendo Roberto también aprovecha para ejercitarse cuando los chicos están en la clase de la mañana.

quien parece huir de los fierros es el Reverendo Rafael.

Justo después de la película, su compañero de cuarto se lo observó.

-          La verdad sí me gusta, pero no pensé que tenían el mini-gimnasio acá; así que no traje la ropa que uso para entrenar, sino para jugar fútbol.

-           Si quieres, te la consigo. Acá hay tiendas de deportes.

-           Es que… yo sólo entreno en bibidí y short de lycra.

-           ¿Y eso qué? Alex entrena en body tipo luchador.

Rafael se acerca al oído de Roberto.

-          Es que… yo… no uso ropa interior.

Roberto traga saliva. Disimula.  Reflexiona muy bien su respuesta.

-          ¿Y?

-           ¿No me has visto calato ayer?

-           Sí, ¿y qué hay con eso?

-           ¿No te has dado cuenta acaso?

-           No. ¿De qué?

Rafael se abochorna, y se acerca de nuevo. Habla casi imperceptiblemente.

-           Tengo… el miembro y los huevos… grandes.

-           ¿Y qué? Yo… también.

-           Pero tú entrenas en short ancho. No se nota nada. A mi no me gusta usar cosas holgadas cuando alzo pesas… y por eso, casi no he podido ir a los gyms, o sólo iba cuando nadie más entrenaba o había poca gente.

-           Pero mucha gente entrena sin ropa interior; además no tienes la culpa de que seas… aventajado.

Rafael mira sorprendido a Roberto.

-          ¿Cómo sabes eso? ¿Acaso… me…?

-           ¿Te qué? – Roberto simula desinterés, aunque otra vez su verga está dura.

-           O sea, anoche dormí…

-           Tú mismo me estás diciendo que la tienes grande, ¿no?

-           Ah. Claro. OK.

-           Mira. Yo te consigo mañana esa ropa. Pero, ¿a qué hora quieres entrenar?

-           OK. Mejor cuando todos se vayan a la cama. Así me evito el roche.

Roberto sonríe.

-          Te puedo prestar un pantalón de ciclista que tengo arriba. Eres casi de mi vuelo, así que te quedará bien. Mañana te busco la ropa. Sólo dime de qué color y talla.

-           Gracias Roberto.

Rafael le palmea en el hombro.

 

Ya en el dormitorio, Roberto le alcanza la prenda. Rafael la mira, se la prueba sobre la ropa. Parece que le quedará bien.

-          ¿No hay problema si no uso….?

-           Normal. A veces tampoco me pongo calzoncillo debajo.

Rafael se ríe. Por fin, se desnuda.

Roberto se queda viéndolo. Efectivamente, su pene es largo, aunque flácido, es largo; sus huevos, grandes. Traga saliva de nuevo.

Debajo de la ceñida prenda, se forma un considerable bulto.

Rafael termina de vestirse y baja al patio.

 

Alexander está sentado sobre su cama, leyendo. Alguien llama a su puerta.

Como está desnudo, busca su tanga y va a atender.

Un hombre ansioso entra a su dormitorio.

-          ¿Qué pasó?

-           Es aventajado.

-           ¿quién?

-           Rafael, huevón. Me lo confirmó cuando desconectábamos la tele.

-           ¿Y lo dejaste solo para darme esa noticia? Te dije que no fueras evidente.

-           ¡No huevón! Está abajo, entrenando.

-           A lo mejor se dio cuenta.

-          No. No entrenaba porque le daba roche que se lo  vieran, y está buenazo.

-           ¿Y te lo dijo así de la nada?

-           Es limeño. ¿Acaso los limeños no son desarrochados?

-           Como éste es de Surco… a lo mejor sí… ¿¿Y… quién la tiene más grande? – Alexander se baja la tanga con fuerza, al estilo stripper. - ¿´Él o yo?

Roberto se queda mirándole la entrepierna. El pene de su superior es pequeño ahora que está dormido, pero los huevos son grandes, y, es evidente que se recorta el vello púbico, no mucho porque lo tiene algo repartido en todo el cuerpo, así que sólo le da un toque estético. Roberto nota que el glande comienza a asomarse de entre el prepucio.

-          Hace tiempo que no la chupas. –Roberto mira a Alexander. – Estoy aguantado… ¿qué dices?

-          El pene sigue creciendo. En pocos segundos ya está en la boca de Roberto.

Las apariencias engañan. No puede tragárselo por completo. Se ahoga. De cuando en cuando, combina la gruesa verga con los huevos. Huelen a jabón, signo de que antes del fellatio, el arrecho gimnasta tomó un baño.

-          quítate la ropa.

Roberto lo hace, su falo, algo más grande, está tan duro como hace media hora atrás.

Alexander abre un cajón de su mesa de noche. Saca un preservativo y un chisguete. Rompe la fundita, extrae el jebe, se lo coloca en el glande y se lo desenrrolla.

Roberto toma el chisguete y saca algo de gel. Se unta el ano, y se mete uno de los dedos, intentando dilatarlo.

Como aAlexander está acostado boca arriba, Roberto se sienta sobre él. Se coloca el pene duro en el ojo de su culo. Comienza a bajar, poco a poco, poco a poco, hasta que se lo traga por completo. Afuera sólo quedan las bolas.

Roberto suspira de placer.

Ahora comienza a subir, lentamente; luego, a bajar, también lentamente. Repite la acción y comienza a incrementar la velocidad.

Alexander comienza a jadear, mientras lo toma de las caderas.

-          Córretela.

Conforme Roberto sube y baja, se masturba con fuerza.

Alexander cierra los ojos, tira su cabeza hacia atrás.

Roberto siente como su ano late conforme Su amante eyacula, gime y expira con fuerza. Luego, sólo jadea.

Roberto siente que su leche se aproxima al glande. Lo dispara sobre el pecho y el cuello de Alexander. Jadea también.

-          Vete. Recuerda que nadie se debe dar cuenta.

 

Cuando Roberto regresa al dormitorio, encuentra la puerta del baño asegurada. Fijo que Rafael se ducha adentro. Aún jadea sin darse cuenta. Sólo quiere dormir.

En unos minutos, la puerta se abre.

-          Oye, ¿dónde estabas?

-           ¿Yo? Ah, con Alex. Aprovechando que saldré mañana… voy… voy a comprar algo que falta en la cocina.

-           OK. Ah, gracias por la lycra. Te prometo que la lavo mañana.

-           Descuida.

Cuando Roberto sale de la ducha, se encuentra con la luz apagada. La poca que se cuela desde la calle le da la impresión de que su compañero está desnudo.

¡Qué mierda!

Él también decide dormir sin cobertura alguna.

 

(CONTINUARÁ…)

 

Escrito por N-Ass. ©2012 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares y situaciones es pura coincidencia. Contacta al autor a: hunks.piura@gmail.com, o deja tu comentario aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario