miércoles, 1 de agosto de 2012

Fantasías: El Skater (1)

Joao es un chico de 21 años que vive en una zona residencial, donde usualmente reina la tranquilidad. A diario, por las tardes, cuando regresa del gimnasio, cruza por un parque muy cercano al departamento donde vive y siempre se topa con un grupo de jóvenes skaters, concentrados en las piruetas y acrobacias que realizan, demostrando así su pasión por la adrenalina y su escaso temor a los accidentes.
Él, hace todo lo posible por evitar “chocar” con ellos, pero sus intentos han sido en vano. Los considera unos vagos, sin oficio e irrespetuosos, pero a la vez, no puede negarse a sí mismo la atracción que despierta en él sus cuerpos bien marcados y tonificados.
Uno de los jóvenes en particular es quien siempre ha captado su atención, Francisco. Un chico de aproximadamente 22 años, alto, de ojos verdes, cabello rubio claro y un cuerpo de infarto. Su torso perfecto parecía esculpido por el más hábil de los artistas, de pectorales amplios y unos abdominales que todo chico envidiaría. Era delgado, pero marcado. Tenía una cintura pequeña y dos líneas suaves delineaban el camino hacia su entrepierna, un bulto grande que se podía apreciar por los jeans pitillos que usaba a la cadera y que calzaban perfectamente en su trasero redondo y no muy grande. Tenía unos brazos muy bien definidos, que ajustaban su camiseta, sólo cada vez que decidía usarla.
Su costumbre era ir con el pecho descubierto y sólo con sus jeans y gafas oscuras.
Con él, Joao si había intercambiado unas cuantas palabras en diversas ocasiones. Le parecía un tipo amable y buena onda, y aún más cuando se enteró que era amigo de su hermano mayor que vivía en Lima.

Un día, por la tarde, Joao tenía una reunión en el centro de la ciudad, por lo que decidió llamar al servicio de taxi para que lo recogiera en su departamento y mientras tanto decidió bajar al primer piso del edificio y esperar allí su llegada.
Eran alrededor de las 6:00 de la tarde, y los chicos skaters ya se hallaban en el parque haciendo sus acrobacias como de costumbre. Francisco se hallaba entre ellos, tan guapo como siempre, con su estilo tan desordenado, pero que a Joao le encantaba.
De vez en cuando soñaba con verlo desnudo y en su cama, listo para una intensa jornada sexual que no tendría fin, pero era sólo eso, un sueño.

Joao lo miraba fijamente, y cuando reaccionó, Francisco se dirigía hacia él.
-Hola- dijo tímidamente Francisco alzando la mano.
-¡Qué tal Francisco!- respondió Joao mientras se acercaba a la puerta del edificio dispuesto a recibirlo.
- ¿Vas de salida?- añadió
-Algo así- dijo Joao muy nervioso –tengo una reu en casa de un amigo en el centro.
-Pucha, entonces no te molesto- agregó Francisco.
-¿Se te ofrecía algo?-
-Sí bro, disculpa el atrevimiento, pero quería pedirte prestado el baño. Claro, si es que podías- respondió Francisco.
Joao clavó sus ojos en el rostro de Francisco, y pareciéndole increíble tanta belleza añadió:
-Normal, pasa, aún tengo algo de tiempo-
En el rostro de Francisco se dibujó una sonrisa pícara, que terminó por convencer a Joao.
Cerró la puerta y se dispusieron a subir al tercer piso donde se encontraba su departamento.

Él era un chico alto, de cabello castaño, rasgos finos, ojos color miel y unos labios carnosos. No era musculoso pero tenía su cuerpo bien definido, de torso largo y abdomen plano. Su espalda ligeramente ancha terminaba con su trasero duro, abultado, y redondo; sus piernas y pantorrillas eran clara muestra de perseverancia en el gimnasio. Era un chico común y corriente pero que definitivamente tenía lo suyo.

Ambos llegaron al departamento. Joao se sentía muy nervioso por tener cerca al chico con el que tantas veces había fantaseado y que había estado en su mente en numerosas ocasiones mientras se masturbaba.
Entraron, y después de echar una rápida mirada, Francisco exclamó:
-Que paja tu depa-
-Gracias- respondió Joao orgulloso de ello, mientras le lanzaba una mirada coqueta al muchacho.
-¿Dónde está el baño?- añadió Francisco.
-¡Ah sí! Es la puerta de la izquierda, antes de llegar a la cocina-
-¿Me lo agarras?- dijo Francisco mirando fijamente a Joao.
-¿Qué?- exclamó confundido el muchacho.
-Mi skate, jaja, ¿me lo agarras mientras voy al baño?- respondió Francisco con una sonrisa.
- ¡Ah claro! Jaja- concluyó Joao aliviado.

Joao vio cómo Francisco se alejaba hacia el baño mientras se desabrochaba el pantalón. Se dirigió a la sala y se sentó en uno de sus cómodos muebles.
Ya de regreso Francisco, con total confianza, se acomodó a su lado en el mueble y le dijo:
-¡Puta qué rico se siente!-
-Jajaja, sí, son recontra cómodos, se puede hacer de todo aquí- añadió Joao recorriendo el cuerpo de Francisco con la mirada.
-¿Así? ¿De todo?- dijo Francisco mientras se frotaba la entrepierna y miraba a Joao con intensidad -¿Has cachado aquí también?
-No, aún no he tenido la oportunidad, pero de seguro ha de ser riquísimo- agregó Joao.
- ¿Sabes algo bro? Estoy arrecho, y hace semanas que no tiro con alguien… Si tú quieres, nos podríamos masturbar aquí, claro, sólo si tú quieres.
Por la mente de Joao empezaron a transitar diversas imágenes sexuales, pero lo que en realidad deseaba era que Francisco lo follara en ese preciso instante.
-Nunca me la he corrido con alguien, pero dicen que para todo hay una primera vez, así que si prometes que todo quedará entre nosotros, hagámoslo- concluyó Joao.
Francisco no respondió, sonrió y sólo se dispuso a desabrocharse el pantalón quitándoselo luego lentamente. Al instante puso al descubierto sus musculosas piernas, más blancas que su torso bronceado por el sol y del que Joao siempre había sido testigo. Estaba erecto y su bóxer ajustado no dejaba mucho a la imaginación.
Joao hizo lo mismo, también estaba excitado, y rápidamente prendió el televisor y el DVD para poder ver una película porno que disfrutó en la mañana.

-¿Qué haces Joao?- exclamó Francisco mientras continuaba sobándose su entrepierna.
-Voy a poner una peli, así la pasamos mejor ¿no crees?- dijo Joao.
A Joao le hubiera gustado que Francisco lo penetrara pero en ese momento debía aprovechar la situación.

Joao regresó al lado de Francisco, y éste último quitándose el bóxer lentamente dejó ver su pinga de unos 18 centímetros, gruesa y venosa. La agarró con su mano y empezó a frotarla de arriba hacia abajo, no rápido pero tampoco lentamente, lo que le permitía disfrutar el momento.
Joao lo miró de reojo, y le hubiera gustado rozar sus labios y probar la enorme pinga de Francisco mientras en su rostro se dibujaban expresiones de placer, pero sabía que no podía arriesgarse a que éste reaccionara de una mala manera.
Joao procedió a quitarse la trusa y también captó la atención de Francisco con su pinga de 17 centímetros, que no pudo ocultarla.
En la televisión, ya había iniciado la película porno que llevaba por título “El jardín de Eva” y que mostraba a una escultural mujer que seducía a su jardinero, quien tenía rasgos muy parecidos a los de Francisco, lo que puso a Joao a mil.

Ambos lanzaban gemidos intensos y de vez en cuando el uno miraba la pinga del otro, claro, de reojo, y tratando de que ninguno de los dos lo notara. Su respiración se hacía cada vez más fuerte, y el deseo de probar algo nuevo iba en aumento…

-¡Puta, qué rico! ¡Esa flaca tiene una concha riquísima!- exclamó Francisco, quien ya se hallaba sumamente excitado.
-¿Si no? Está buenaza…- añadió Joao mientras miraba la pinga de Francisco.
De pronto, Francisco pasó su mano por la pierna de Joao, y mirándolo a los ojos, con una sonrisa coqueta le dijo:
-¿También estas arrecho verdad? ¿Ya la quieres dar?-
A Joao le hubiera gustado que fueran otras las palabras, pero sabía que por ahora no podía pedir más, que quizá éste era un primer paso para luego concretar su fantasía con Francisco.
Joao seguía concentrado en la pinga de su compañero, que estaba húmeda por los fluidos del muchacho, lo que denotaba su proximidad al clímax, mientras Francisco no despegaba la vista del televisor disfrutando al máximo la película.
De pronto, Francisco lanzó un grito:
-¡Me vengo, me vengoooo, voy al baño!- mientras se iba poniendo de pie
Entonces Joao estiró su brazo, y evitando su acción le dijo sonriente:
-No llegarás, bótala aquí nomás, no hay roche…-
No había ni terminado de decir la frase cuando vio que Francisco nuevamente recostado en el mueble lanzaba unos largos disparos de semen, espeso y blanco contra su pecho, que le hubieran gustado sentir en su boca, y a la par, el rostro de Francisco expresaba una inmensa satisfacción.
Un minuto después Joao exclamó:
-Las doy, las doy…- y sujetando su pinga lanzó 2 o 3 chorros de semen sobre su pecho desnudo, mientras Francisco lo contemplaba con placer y curiosidad.
Unas gotas cayeron en el brazo de Francisco, las cuales él limpió con uno de sus dedos y llevándolas hacia la palma de la mano de Joao agregó:
-Esto es tuyo webón, jaja… bien rico la hemos pasado-
A Joao esto le pareció un claro indicio de la curiosidad que estaba seguro poseía Francisco, y al sentir el contacto de sus manos sintió un hilo de electricidad que recorrió todo su cuerpo.
Ambos se quedaron en silencio por largos minutos, tratando de buscar las palabras que acabaran con esa paz incómoda y absurda.

-Me tengo que ir…- dijo Francisco mientras se ponía de pie e iba en busca de su pantalón y gafas.
Joao no respondió nada y sólo atinó a recoger sus prendas que estaban tiradas por el piso, como si se hubiera tratado de una intensa jornada sexual en la que los amantes desesperados por poseer sus cuerpos se despojan de sus vestidos lanzándolos en cualquier dirección.

Se dirigieron a la puerta y cuando Joao se disponía a despedir a Francisco éste le palmeó el trasero y apretándoselo le dijo:
-¡Qué rico culo tienes!
Joao volteó súbitamente y clavó su mirada en la de Francisco. Se aproximó y lentamente estrechó sus labios contra los suyos en un apasionado beso, mientras que con la otra mano empujaba la puerta para que esta se cerrara.
Francisco entrelazó sus brazos a la altura de la cintura de Joao, mientras le acariciaba la espalda y le correspondía en ese beso que iniciaría el más deseado de los encuentros…

(CONTINUARÁ…)

Escrito por sebastian para Hunks of Piura Entertainment. ©2012. Cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escríbele al autor: sebastian.hunk90@gmail.com

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