martes, 28 de agosto de 2012

El moreno, el guachimán y yo

Hunks of Piura

Hace unos días, estaba paseando por el Óvalo Grau, cuando me fijé en un pata moreno, de evidente complexión atlética. Cruzamos las miradas, pero pensé que en eso iba a quedar.

Cuando estaba tomando la Avenida Grau, veo que él me empieza a seguir.

Para confirmarlo, me metí en una calle poco concurrida, adyacente a esa arteria, y él me dio el encuentro.

-          ¿Qué haciendo?

-           Aquí paseando.

-          Su erección era enorme e imposible de ocultar debajo de su pantalón pitillo.

-           Tengo un amigo por acá. ¿Te interesaría verlo, y a ver qué pasa?

-          Eso me sonaba a trío, y una de mis mayores fantasías es hacerlo con dos patas al mismo tiempo. Acepté, pero hice una contrapropuesta.

-           Mira, por acá vive un amigo mío. Mas bien, ¿por qué no lo vamos a ver? Tiene un depa chévere, y podemos estar tranquilos.

-           ¿Vive solo?

-           Por eso.

-          Fuimos a donde le dije, subimos, toqué la puerta y… nada de mi amigo.

-           Parece que no está.

-           Oye, acá debajo de las escaleras me parece haber visto un lugarcito. ¿Lo vemos?

-          Bajamos. No habría un trío, pero al menos probaría ese palo que se marcaba debajo del pantalón de este moreno, de unos 29 años, que se manejaba una cara de arrecho.

-          Llegamos al espacio, estaba algo oscuro, pero ahí nomás aprovechamos. Se bajó el pantalón, y saltó una verga de 19 cm. ¡19 cm! Ojo, esto que cuento no es cuento. Sucedió.

-          Se la chupé por varios minutos, cuando me dijo que me bajara el pantalón. Lo hice. Sacó un condón de su billetera, se lo puso, y comenzó a metérmela.

-          Me dolía como mierda, pero quería tener esa pinga dentro de mi culo. Como juego voley y hago algo de atletismo, lo tengo redondito y firme.

-          El huevón gemía.

-          No habían pasado ni tres minutos de que me la había metido, cuando escuchamos que alguien se acercaba. Sin roche, nos levantamos el pantalón. En eso apareció una señora.

-           ¿Qué hacen acá?

-           Orinando, señora.

-          Nos quitamos de allí.

-           Mas bien, vamos a ver a mi amigo que te dije al inicio.

-           Bueno. Vamos.

 

Caminamos un poco más, hasta un edificio. Allí había un pata trigueño, de unos 25 años, que era el vigilante.

-          El moreno habló algo con él, mientras yo esperaba afuera. Este vigilante tenía toda la traza de tener un cuerpazo, más por genética que por gimnasio. Lo que le dicen un ‘cholo power’.

-          Tras cinco minutos, me hicieron entrar. El vigilante nos señaló una puerta del fondo, que era la entrada de un cuartito sin luz.

-          Vi que el guachimán cerró la puerta del edificio y nos dio alcance.

-          En la penumbra, noté que el moreno se había quitado la ropa. Comencé a acariciarlo. Era un cuerpo de infarto: sin ser musculoso, bien formado, durito, con todo en su sitio.

-           Calatéate.

-          Acepté hacerlo, y mientras me desvestía, llegó el guachimán. El moreno hizo que diera unos pasos y nos paramos sobre lo que parecía ser una alfombra. Nos comenzamos a besar y a manosear. Su verga estaba dura de nuevo, y rozaba la mía también al palo, de 16 cm. Entonces sentí el cuerpo desnudo del guachimán cubriéndome la espalda. También la tenía dura.

-          Alterné entre los dos, hasta que el moreno hizo que me pusiera en pose de perrito. Él y el guachimán se arrodillaron. Mientras el moreno me la metía por el ano de nuevo, yo se la chupaba al guachimán.

-          Con tal de gozar de mi culo apretadito, el moreno me agarró de las caderas. Mientras el vigilante me acariciaba el cuello. ¡Carajo, no podía ser cierto que estaba en un trío! Pero, como les dije, es cierto.

-          Tras varios minutos, el moreno gruñó y sentí cómo su pinga palpitaba dentro de mi hueco.

-           Las di. Las di. Ahhhh.

-          No había terminado de hablar cuando el guachimán se vino en mi cara. Su leche espesa y caliente me llenó casi todo el rostro.

 

Tras limpiarnos y vestirnos, quedamos de hacerlo otra vez.

-          De nuevo estoy por el Óvalo Grau, a ver si me encuentro con el moreno, pero nada. Tampoco he hallado en el edificio, a ese vigilante carretón.

-          Igual, si te interesa hacer un trío conmigo, por qué no me dejas un mensaje aquí?

 

Relatado por Luis Lucas. ©2012 Hunks of Piura Entertainment. También lo puedes contactar vía hunks.piura@gmail.com

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