sábado, 10 de septiembre de 2022

ASS (45): La declaración

Miguel y Alejo vuelven a cachar invirtiendo sus roles usuales, pero algo sale inesperado y sorpresivo.



Miguel está desnudo, acostado en la cama dentro del dormitorio que hay en el AS de San Sebastián, revisando su celular. Es raro verlo sin los vellos que le cubren todo el cuerpo, luego de la depilación a la que se sometió para participar en el video porno. Se echa un gel con base de sábila para que no pique ni irrite. En esso,Alejo entra también desnudo y secándose. Se acuesta al lado.

“¿Así que ahora lo tendrán controladito a Beto?”

“la verdad no lo sé porque ese pendejo es experto en robarte un chocolate de tu propia mano”.

“¿Y así es cura?”

“Ay, huevón; los curas son unos pendejos de mierda”.

Alejo sonríe, gira y se acuesta encima de Miguel. Le da un beso en la boca. Miguel le corresponde.

“Pensé que estabas templado de Pedro”.

“Me gusta Pedro, pero ya veo que su caso está jodido con eso de que su viejo lo mandó a Piura”.

“Aunque creo que Enrique lo va a tener a cargo, según entendí a Flavio”.

“Con mayor razón… mejor cachemos tú y yo un rato”.

Alejo y Miguel se besan de nuevo.

“Tengo el ano algo irritado: Marcano tiene rica verga pero es un monstruo”.

“Así nomás, mi Miki, rozadita”.

Un nuevo beso. Ambos giran en la cama.

“¿Sabías que ese novicio español tiene toda la traza de gay de gym?”

“¿Ya lo perfilaste, mierda?”, sonríe Alejo.

“Hace ratón”, replica Miguel, quien comienza a besar suavemente el cuello de su amigo y lo recorre hasta el surco entre ambos pectorales; entonces va a la tetilla derecha. La chupa levemente. Alejo jadea y disfruta.

“Me aloca cuando haces eso, mierda”, le dice.

Miguel ahora va a la tetilla izquierda. Repite la operación. Sigue por los abdominales de tabla de lavar, lame el espacio donde antes había vello púbico y que ahora apenas si tiene unas puntitas luego de la rasurada que Alejo se dio. De inmediato, mete a su boca la pinga entre flácida y erecta que comienza a crecer y engrosarse ahí en toda la entrepierna.

“Así, huevón… así me gusta… toda, chúpamela toda”.

La fellatio dura varios minutos y se alterna con la succión de testículos con la suavidad y paciencia que solo Miguel sabe aplicar. Entonces, el compañero sexual toma las enormes piernas de Alejo y las eleva. El musculoso no protesta. Su ano rosado y cerradito está ahí listo para que Miguel lo acaricie con su lengua.

“¡Carajo, Mi…! ¿sí!”

Alejo deja que el placer se proyecte desde su culo, su bien formado culo al resto de su ser mientras toma su pene aún erecto y comienza a pajearlo suavemente, no sin antes lamerse la mano para que su propia saliva lubrique el masaje. Alejo gime despacio.

Entonces Miguel deja de lamer el ano:

“¿Recuerdas la otra vez cuando solo te entró la cabecita?”

“¿Quieres metérmela, pendejo?”

“¿Qué dices? ¿Te la meto?”

Alejo abre el cajón de la mesita de noche a un lado de la cama, hurga un poco y encuentra el frasquito de lubricante. Se lo da a Miguel quien se arrodilla: ya tiene su verga al palo.

“Será al toque”, avisa Miguel mientras se esparce el coloide por todo su pene erecto. “Tú sabes que no duro mucho como activo”.

Alejo no dice nada, solo trata de relajarse respirando hondo, pensando en que esta vez sí será placentero.

Miguel resopla y pone su glande en la entrada de todo el ano. Comienza a empujar muy lentamente. El beso negro que le aplicó minutos antes no lo ha dilatado como hubiese querido, así que tendrá que ser paciente. Mientras tanto, la cabecita comienza a ingresar.

Alejo siente un ligero escozor en su esfínter, pero trata de controlarlo respirando hondo, como cuando lo vacunaron y no sintió que le metían la agujita.

“Continúo?”, consulta Miguel.

“Dale”, susurra Alejo mientras se toca su miembro y comienza a estimularlo hasta ponerlo duro otra vez.

La cara de su compañero, casi en trance, convence a Miguel que todo parece estar en orden. Baja la mirada: su glande ya está por completo dentro del ano. Aún falta el resto de su más o menos grueso tronco. El chisguete de lubricante está al lado por si acaso. Hasta donde vamos, Miguel piensa que es un progreso; su amigo y compañero aún no ha gritado ni rechazado la penetración. Mete un poquito más. Alejo gime. Le arde un poco.

“sigue”, vuelve a gemir a Miguel.

Otro poquito más. A este ritmo, la mitad del pene de Miguel ya está dentro del recto de Alejo. Y entonces… sucede lo inesperado.

“Mierda”, susurra el ex velludo. Gime. Inconteniblemente vacía su semen dentro. Jadea.

“¿qué pasó?”, pregunta Alejo comprensivamente.

“No pude… no pude aguantar”.

El pene de Miguel comienza a perder rigidez, aunque aún sigue dentro del ano de Alejo.

“Podemos intentarlo después”, propone el fortachón.

El pene de Miguel sale de las entrañas de Alejo sin hacer nada más; está completamente blando.

“Perdóname”, dice el activo ad-hoc.

Alejo sonríe, toma de las manos a su amigo y hace que se acueste encima suyo. Lo besa en la boca casi a la fuerza.

“Perdonarte, ¿qué, huevón? No hay nada que perdonar. Ambos lo quisimos. No salió hoy. Saldrá otro día”.

“Me puse nervioso, Alejo”.

“Te entiendo… quizás me preparé yo,pero olvidé prepararte a ti”.

Miguel sonríe algo descontento:

“Aluciné que al menos iban a ser un par de minutos de placer”.

“Creo que fue mejor así… Creo que de ahora en adelante, ambos… ambos seremos amigos con derecho”.

Miguel se sorprende.

“¿Qué estás diciendo,Alejo? Y tu promesa de…”

“Tengo que desterrar lo que pasó esa vez en el cuartel… Y si no lo hago hoy, no lo haré nunca…. Éste ha sido el primer paso… Sí… el primer… paso”.

Miguel comienza a sollozar y se abraza fuerte a Alejo.

“Te amo”, musita el amigo.

“Yo también”, susurra el musculoso.

Entre las nalgas de éste, el semen que se quedó en la primera porción del recto comienza a sentirse como una capa aceitosa que parece suavizarlo todo. Incluso esa súbita declaración.

Y para terminar,te dejamos con un video porno gay.


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