miércoles, 14 de diciembre de 2022

Ser Rafael 17.3: Te apoyaré sin condiciones


Después de desayunar (que casi ni probé bocado), fui a encontrarme con el Tuco, para que me acompañara al laboratorio.

No se despegó de mí para nada. Hasta tuvo que aguantarse la insinuación del encargado a la hora de la consejería, pues pensaba que éramos pareja.

“Hacerse la prueba es la verdadera prueba de amor que puede haber entre dos personas que se quieren”, dijo clavándonos sus malditos ojos.

Lo que pasa es que no quise entrar solo, y como él me tenía abrazado, por ahí salió el comentario medio estúpido.

OK, completamente estúpido.

“¿Cuándo fue la última vez que tuvo relaciones sin protección?”, me preguntó el médico.

“si… siete meses… siete meses y medio quizás”.

“Entonces, es altamente probable que si tienes el virus, lo detectemos”.

“¿Y si no hay virus?”

“Aunque es bien difícil, quizás siga en periodo de ventana, o, lo que es mejor: estás sano. Si hacemos otra prueba dentro de seis meses, podríamos verificarlo”.

Miré asustado al Tuco. Miré al médico.

“¿Solo será un pinchazo, cierto?”

“Sí. Solo eso. ¿está listo?”

Dudé.

“¡A la miércoles, Rafo! Yo también me haré la prueba. Hermanos siempre, hermanos ahora. ¿qué tengo que hacer doctor?”

Pues, lo que tuvimos que hacer fue poner nuestro brazo, dejar que nos saquen sangre, doblar… y esperar…


El resto del día, Josué se la pasó conmigo tratando de que me meta en el proyecto, viendo sus cosas. No se despegó por nada.

Vino a mi casa y se quedó hasta tan tarde, que mamá le pidió que durmiera con nosotros. Él aceptó sin dudar.

En la oscuridad de mi cuarto, seguía angustiado por el resultado.

Josué me abrazó por detrás, afirmando todo su cuerpo contra el mío, pero en un plan más fraternal, no morboso, o al menos eso asumí.

“Sea cual fuere el resultado, Rafo, yo te apoyaré sin condiciones”.

“Gracias”.

Fue él quien engañó a mamá durante el desayuno, pues no supe qué razón darle por mi semblante.

Él bromeó diciendo que yo extrañaba mucho a Laura. Mamá sonrió pero no creo que lo haya dado por rrazonable. Igual no insistió en ese punto.

Fuimos al laboratorio, aprovechando que también atiende los domingos.

Nos dieron nuestros sobres.

“A la cuenta de tres”, dijo El Tuco. “Una… dos… tres…”

Rompimos el papel…

Se lo mostré al encargado.

Di negativo.

A Josué…

A Josué no le fue igual que a mí.

  

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