viernes, 28 de octubre de 2022

ASS (50): El secreto erótico del novicio

Mientras Santos entrena culo y piernas, Alejo y Miguel aprovechan para retozar desnudos en la ducha y en la cama hasta que algo aparece en el celular.



 

Esa noche del lunes en el AS de san Sebasstián quedan apenas dos alumnos entrenando, o terminando de entrenar. Alejo mira el reloj de pared: diez para las diez. Es casi la hora de cierre.

Con el poco pudor que le queda, el entrenador viste aquella noche un enterizo tipo luchador grecorromano, pero de licra, color celeste con ribetes plateados; debajo no tiene ropa interior, lo que le marca su gran bulto por delante y hace que de cuando en cuando se le meta la tela entre las nalgas. Ahora calza zapatillas de marca y gruesos calcetines. Revisa nuevamente su celular y termina de alimentar a una aplicación la planilla de ingresos y gastos de aquel día.

“Buenas noches”, le dice alguien vistiendo como él, pero en tono negro satinado.

“Bue-buen… buenas noches”, vacila el fortachón a la par que trata de reponerse de la primera impresión, pues acaba de ingresar un hermoso muchacho blanco, musculoso, rubio muy crespo, ojos azules y con vellos también rubios sobre su pecho y piernas que dan la impresión de que no los llevara,o que tuviera una especie de cubierta acolchada.

“¿Tú eres Alejo, verdad?”

“Claro. Tú…”

“Soy Santos”, alarga la mano el chico, quien habla con evidente acento español. “Vine ayer para ayudar a los Padres Alberto y…”

“Ah, eres el novicio”.

Santos sonríe: “Sí,eso mismo soy”.

Entonces Alejo examina mejor su rostro, pero ya no con embelezo sino con intriga.

“No sé si te mosqueo entrenando a esta hora; lo que pasa es que todas mis tareas…”

“Tranquilo”, interrumpe Alejo. “El AS es todo tuyo. ¿Necesitas que te oriente o ya tienes rutina?”

“Creo que ambas”, responde Santos, siempre con su sonrisa carismática.

En la antesala donde están las máquinas para calentamiento, Alejo toma todas las medidas al nuevo alumno y las ingresa en el aplicativo del celular.

“Qué guay que vosotros estéis tecnificados”.

“recién desde esta tardecita”, sonríe ahora Alejo sin dejar de examinar el rostro del nuevo alumno. “Pareces tener el canon perfecto… ¿Santos?”

“Sí, así me llamo”.

“¿Hace cuánto no entrenas?”

“Hace… 48 horas”.

“Entonces sigue el programa de entrenamiento que seguías, y si necesitas ayuda, me avisas”.

“Genial”, replica el novicio sin renunciar a esa hermosa y blanca sonrisa. Entonces, los dos alumnos que siguen en la gran sala pasan por el lado de ambos y se despiden. Nadie más excepto Alejo y Santos quedan en el AS. Entonces el primero toma nuevamente su celular y busca. Está en eso cuando siente sutilmente una mano tocándole en el medio de su bien formado y duro culo. Alejo se asusta.

“Eras tú”, reacciona suspirando.

“No… el fantasma de Paco nada más”. Miguel sonríe gracioso.

“¿Qué? ¿Ya fue?”

“Nada aún, pero los médicos no le dan esperanzas… Y, oye, vino Santos… Olvidé avisarte”.

“¿Tú lo mandaste?”

“Luego te cuento”.

Miguel se aproxima hasta Santos, quien está haciendo sentadilla libre, y, aprovechando su descanso entre series, lo saluda y conversa brevemente. Ambos se sonríen mucho y parecen bromearse. Entonces,Miguel regresa donde Alejo.

“Voy a ducharme… ¿me acompañas?”

“Pero…”

“Tranquilo. Estudia Educación Física, así que si tú o yo nos vamos, él tranquilamente nos reemplaza”.

Mientras Santos está a mitad de la prensa para piernas, Alejo y Miguel ingresan a la ducha, totalmente desnudos. En tanto el agua comienza a caer recorriendo sus cuerpos, Miguel besa la boca de Alejo. Sus penes no tardan en ponerse erectos conforme se estrujan uno contra el otro.

“Aguanta, huevón”, reacciona seductor Alejo. “Recuerda que tenemos que guardar leche para la porno de esta semana”.

“Tranquilo, mi amor”, responde Miguel. “No quiero que me la metas… quiero que comiences a mimarme ahora”.

Mientras se ponen el jabón mutuamente, las manos de ambos recorren cada centímetro cuadrado de sus físicos de dios griego. Nada queda exceptuado. Ni siquiera la pinga, las bolas, la entrepierna,las nalgas y en medio de ellas. Este momento es aprovechado por Miguel para, de todas maneras, darle una mamada al pene de Alejo. Qué rico sabe su líquido pre-seminal.

“¿Quieres hacerlo tú?”, invita.

Alejo respira hondo. Titubea unos segundos. Trae a su mente el hecho de que ésa no será la primera vez, que, de hecho, aprendió a hacerlo antes. Respira hondo de nuevo. Se arrodilla, abre su boca, cierra sus ojos, deja que Miguel le ponga el glande en su lengua. Poco a poco, Alejo va mamando el falo de su mejor amigo mientras pajea el suyo.

“Así, Ale… así… qué rico la chupas”, susurra Miguel,todo excitado.

Casi a las diez y media de esa noche, Alejo, solo cubierto por la cintura con una toalla y calzando sandalias, se acerca a un sudoroso Santos quien está echado boca abajo sobre la máquina de femorales. Entonces se percata del redondo culo que tiene el novicio. Y parece… que no tiene ropa interior debajo.

“Tranquilo, que solo vine a saber si necesitabas ayuda”, se adelanta el fortachón peruano al ver cierta cara de ansiedad en su colega español.

“Ah, pensé que…”

“Nada. Tú tranquilo. Solo voy a apagar las luces que no necesitamos”.

“me parece perfecto, pues tenemos que ser responsables con el planeta”.

No termina la oración cuando desde el fondo, Miguel también viene al encuentro de ambos caminando vestido solo con ttoalla y en sandalias. Se detiene al lado de Santos, quien ha reanudado su serie. Lo mira y mira la pantalla del celular. El novicio siente que algo raro está pasando allí. Ahora solo quedan las luces de la zona de piernas dentro del AS.

Entonces, Miguel siente que le tocan el culo; se voltea y su toalla está a punto de caer. Logra detenerla mientras mira a Alejo haciéndole un gesto de retirarse.

“Estamos en el cuarto”, le avisan a Santos.

Y en ese cuarto, Alejo y Miguel, ya libres de las toallas, siguen retozando sobre la cama, besándose, acariciándose y revolcándose. Sus penes duros se refriegan en medio de una romántica y sensual batalla.

A eso de las once les tocan la puerta. Con la impudicia que lo caracteriza, Alejo se levantta abrirla así, desnudo y con su pene de 18 centímetros erecto. Santos está con el enterizo bajado hasta la altura de la cintura mostrando su bello torso y parte de su cadera izquierda: efectivamente, parece no tener ropa interior.

“He de irme, regreso mañana, chaval”.

La desnudez y la gran y húmeda erección del entrenador parecen no inmutar al novicio.

“Un momento”, se levanta Miguel, también desnudo y con el pene erecto. “Tenemos una duda y queremos que nos la resuelvas”, le dice a Santos.

El español se turba un poco, especialmente cuando le dan el celular con algo en la pantalla. Lo mira. Abre la boca y se pone evidentemente nervioso.

“¿De-de-de dónde sacaron esto?”

“Eres tú, ¿cierto?”, interpela Miguel.

Un hermoso chico desnudo y con el pene erecto se despliega en la pantalla en una foto aparentemente tomada en una playa.

Y para terminar, te dejamos con un video porno gay.


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