domingo, 6 de noviembre de 2022

ASS (51): Monumentos de hombre

Enrique y José Luis por fin cierran un trato y lo celebran con un ‘adelanto’ de orgía gay.



A primera hora del martes, Julián está nadando en la Piscina Comunitaria. Viste su trusa olímpica roja, gafas de bordes transparentes y la consabida gorra impermeable. Tres chicos más nadan junto a él pero entrenando por separado. Al terminar un largo, se encuentra con Flavio justo debajo de uno de los podios.

“No sé cómo puedes nadar en esta agua tan fría”, le comenta tratando de no tiritar.

Julián sonríe: “Vengo de un clima más frío, ¿recuerdas? Anda, nada. No quiero que te acalambres”.

Flavio se baja las gafas y se lanza a nadar. Viste un bañador celeste con una franja lateral plateada.

Willy los sigue desde fuera del agua hasta casi chocarse con enrique quien mira la escena muy discretamente tras unas gafas de sol (a pesar que está nublado) y una gorra negra. Entonces, el celular de enrique vibra. Lo saca: “Ya llegaron”.

El productor porno gay gira en 180. Al fondo llega Eliezer. Se le acerca y se saludan con un abrazo.

“Dijo que sí, pero por razones obvias no pudo bajar. ¿Podemos ir a tu casa? “

El mexicano hace una seña a Willy. El camarógrafo se acerca al borde de la piscina y le hace la misma seña a Julián: es hora de irse. El nadador le responde con el pulgar hacia arriba. Cuando Flavio termina su largo, ambos salen del agua.

Solo en ese momento es posible apreciar en toda su plenitud el cuerpo bien trabajado de ambos varones: cada músculo en su sitio, todo un poema a la perfección masculina, un monumento viviendo a la vitalidad y virilidad…

Enrique se adelanta hasta su casa en Los ejidos para cumplir su rol de anfitrión. Manda a Flavio y Julián quitarse el cloro de la piscina. Ambos suben hasta uno de los dormitorios.

Tras entrar y cerrar la puerta, ambos se quitan toda la ropa y la dejan lista para lavar.

“Y pensar que en esas fotos y cuando te pones esa trusa, parece que tuvieras un pene chico y unas pelotitas”, comenta Flavio, entre seductor y divertido; “pero, cuando te quedas calato, realmente tienes un rico pene y unas hermosas bolas”.

Julián sonríe: “Darías lo que sea porque te clave mi pene en tu ano, ¿cierto?”

“Daría lo que sea por pasarme todo el tiempo del mundo contigo haciendo el amor, mi campeón”.

Julián sonríe de nuevo, se acerca a Flavio y lo palmea en una de sus redondas y firmes nalgas:

“A partir de mañana, creo que cacharemos hasta por gusto”.

Julián se mete a la ducha, Flavio lo sigue.

“¿Y podríamos hacer un ensayo ahora?”

Julián abre la ducha y se mete bajo la lluvia; el agua comienza a mojar su blanco cuerpo:

“Tengo que guardar leche para las grabaciones”.

“Yo puedo enseñarte cómo cachar sin llegar a eyacular”, sonríe Flavio mientras comienza a sobar la espalda húmeda del nadador.

“Hablas huevadas”.

Entonces, Flavio arrima todo su cuerpo y su pene erecto se encaja entre las nalgas de Julián:

“¿Aguarda, oe!”, reacciona el nadador.

“Confía en mí, campeón”, susurra Flavio mientras comienza a dar suaves pellizcos a las tetillas de Julián, y a mover lentamente su pinga al palo al medio del culo del nadador, quien, inexplicablemente, comienza a sentirse más relajado que de costumbre.

Abajo en la sala, José Luis y Eliezer están sentados en el sofá; en un modular va enrique, en el otro va Willy.

“Hermosa casa”, comenta José Luis; “parece que el porno es un buen negocio”.

“Creo que todo negocio es bueno si sabes cómo administrarlo”, sonríe enrique.

José Luis devuelve la sonrisa y se concentra en las agradables facciones del anfitrión:

“Vamos a cerrarles la piscina por dos días”, comienza a informarle; “al público le diremos que se trata de un mantenimiento preventivo. Yo cumplo con mi parte. Lo que no termino de entender es cómo ustedes podrían beneficiarme políticamente”.

“Simple”, explica enrique. “Sin ofender, pero los políticos se han devaluado mucho estos tiempos porque hablan de más y hacen menos o nada; en el mundo actual, las palabras sobran y son las acciones las que cuentan”.

“¿entonces?”

Enrique se pone de pie. Comienza a quitarse la ropa:

“El mercado gay y bi de Piura es el santo grial de cualquier marketero de este planeta porque no está tan disperso como en otros países, incluso México o Estados Unidos, que son lo que mejor conozco… Piura, Sullana, Paita, Talara, Chulucanas, Sechura… Son los lugares desde donde recibo más clientela… Y no solo te hablo de las ciudades sino de todo lo que hay alrededor”

“¿Me hablas de  la disco de ambiente?”, interrumpe José Luis mientras su mirada se posa ahora en los fuertes pectorales de Enrique, ya al desnudo.

“el antro de ambiente, el servicio de escorts, los shows privados, mercancía para adultos…”

“Y son los grandes mercados electorales de Piura”, se da cuenta Eliezer.

Enrique se afloja la hebilla de su cinturón y se desabotona el pantalón:

“Conozco cuáles son las obras emblemáticas de su gestión: si usted me autoriza a usarlas como locaciones para mis videos porno gay, la gente asociará inconscientemente el lugar con su gestor; incluso hasta lo podrían visitar… una especie de turismo gay”.

“Mensajes subliminales”, agrega Eliezer como descubriendo la pólvora.

“No,no pretenderás filmar escenas de sexo gay en las obras que yo gestioné”, atinge José Luis mientras ve el pequeño slip que no disimula el paquete de Enrique, quien ya deslizó su pantalón hasta las rodillas.

“Solo si usted me lo autoriza”.

Enrique hace una seña a Willy. Éste sube a la planta superior.

“Los desnudos están prohibidos en público por ley”, observa Eliezer. “Mucho más tener relaciones sexuales en la calle”.

“Me refiero a que si la obra tiene el espacio adecuado para montar una escena de sexo, como la piscina, y usted me lo autoriza, sí”, aclara Enrique, quien ahora solo se queda vistiendo su ajustado slip allí en medio de su propia sala. “Pero si no, solo la usaría como exteriores, y los interiores los haríamos en otra parte”.

El pene de José Luis está duro y pugnando por salir de su pantalón. Ya no sabe cómo sentarse en ese sofá para que su miembro se acomode y no le moleste.

En ese momento, Flavio y Julián bajan del segundo piso, calzando sandalias, sus cuerpos solo cubiertos por breves toallas.

“¿Tenemos un trato?”, sonríe Enrique, muy seductor.

José Luis no sabe dónde posar su mirada. Los tres monumentos de hombres tienen las manos listas en sus prendas y quedarse desnudos va a depender de su respuesta.

“Te prometo que todo está bajo control”, le dice Eliezer en voz baja mientras le toca el muslo.

Segundos de silencio.

Willy también baja solo en toalla y sandalias. No es un cuerpo de gimnasio, pero tampoco es un físico despreciable.

“Tenemos un trato”, afirma José Luis.

Enrique sonríe; se baja el slip. Flavio y Julián se quitan las toallas y se acercan al productor. Willy, aún bajando las escaleras, hace lo mismo.

“Gracias”, dice a José Luis. Entonces gira hacia Flavio y lo besa en la boca mientras con una de sus manos le acaricia el culo. Termina, gira al otro lado y hace lo mismo con Julián.

Lo que viene a continuación es un show caliente de caricias y besos que incluye apreciar cuatro penes erectos haciendo una continua guerra de espadas.

José Luis está excitadísimo. Eliezer le sigue acariciando el muslo.

 “Vengan, participemos”, invita willy.

En un par de minutos, seis varones desnudos, cuerpos bien trabajados, cada uno en su volumen, se rozan, acarician, besan. Manos recorriendo espaldas, manos recorriendo culos, manos masajeando penes, manos, manos, manos.

El show dura unos veinte minutos hasta que Enrique abraza a José Luis y lo besa en la boca mientras le coge fuerte las nalgas:

“Esto es solo un adelanto… te prometo que el viernes en la noche, te agrego tres chicos más”.

“¿Me vas a dejar con las ganas?”

“No, te la voy a mamar hasta que me des todos tus mecos en la boca… pero ellos sí necesitan guardarlos para que la escena salga bien padre”.

José Luis no reclama. Enrique se arrodilla y comienza a chuparle el pene. Ni siquiera en sus épocas de futbolista cuando veía a diez hombres calatos en las duchas, José Luis se sentía tan arrecho como ahora. Encima, Enrique la sabe mamar como los dioses. Por más que se resiste, termina eyaculando en la boca del productor.

“Tus mecos son deliciosos”, le susurra Enrique.

Y para finalizar, te dejamos con un #video porno gay.


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