Cierto día que mi familia había organizado una fiesta, estuvimos todos. Todos menos un primo que se había quedado cuidando su casa.
Como habían servido regular comida, me pidieron a mi y a su hermano mayor, que estábamos nadando en la piscina, haciendo carreritas, que lo fuéramos a ver.
Salimos refunfuñando, porque desde el colegio, siempre nos destacamos por estar en los primeros lugares, y ahora nos estaban quitando la viada.
Llegamos y el cuidador no daba señales de vida. Su hermano lo llamó pero no contestaba su celu.
- seguro fue a jugar fulbito. Esperémoslo.
- Oye, pero estábamos de la puta madre en la piscina.
- De aquí regresamos y ya.
- Ya pues.
- Oe, ¿y por qué tu afán de regresar a nadar, si hace cinco años que hemos salido del cole, y te sigo ganando?
- Revancha, pe.
- Es que el culazo que te manejas te hace contrapeso y por eso no puedes nadar.
En la joda, mi primo tenía razón. Mi trasero era grandecito, tanto que ni el resto de mi cuerpo atlético lo podía disimular.
Mientras esperábamos a mi otro primo, nos pusimos a ver tele. Estábamos sentados en dos sillones en perpendicular.
Entonces, mi primo comenzó a joderme.
- Prepárate para la derrota.
- Ya veremos. Lo que pasa es que haces trampa.
- ¡Qué picón!
Al momento que me decía esto, sentí que su pie me rozaba mi culo.
- ¡Suave, huevón!
- Si no tuvieras el culo tan grande, avanzarías más rápido.
- Pero al menos a mi me quedan mehjor los pantalones.
- Uyyyy…. Te picaste de nuevo.
Entonces, volvió a meterme su pie en mi poto.
- Ya, no jodas.
- ¿sabes qué, primo? Me gusta tu culo.
- Hablas huevadas. – Yo me sentí sorprendido al inicio por esa afirmación, pero algo me recorrió el cuerpo.
- Puta. Si de mi dependiera, ya le habría metido huevo.
Su pie seguía en mi culo. Cuando lo volteé a ver, ví que se sobaba su pinga bajo su bermuda. Como habíamos salido rápido de la piscina, nos quitamos los speedos, y nos pusimos las bermudas ahí nomás encima.
- ¿qué dices? ¿Dejarías que te cache?
- No me jodas… no sabía que eras maricón.
- Ja, ja. ¿Crees que no me sé lo que te pasó con el capitán de la selección de natación del cole?
Vaya, vaya. ¿Y cómo se había enterado de eso? Era uno de mis secretos.
- Yo sé que los dos pasaron la noche cachando cuando fueron a concursar a Trujillo hace seis años. Por eso ese huevón no quedó en primer lugar.
Yo no sabía qué decir, y soy muy malo para ocultar lo que me pasa, o me pasó.
- Eso pasó hace tiempo.
- Y hace unos meses también. Ese huevón es medio bocón. Agradece que soy su pata, porque de ser otro, ya anduviera en el chisme.
- Gracias… primo.
- Ya, pé, ¿cómo con ese desconocido sí, y conmigo que soy tu family te haces el tercio?
Se levantó y se interpuso entre mi y la tele, se bajó la bermuda, y me dejó al descubierto su pija gruesa y babeante con unos huevos rosados grandes, que le colgaban. Se la empezó a correr.
- Ya pe. Una chupadita antes de que venga mi hermano.
- Estás loco.
- ¿Y tú no? ¿Crees que no me di cuenta cómo me miras la entrepierna, o cómo me mirabas ahora que nos cambiamos?
- Ese mierda no te debió contar eso.
- Ese mierda no te sabrá cachar como yo… anda, no seas malito, dale su chupada.
Me quise parar, pero él me tomó de las muñecas, y logró que mis manos se la acariciaran. Ya no pude contra mi mismo. Mirándolo fijamente a los ojos, comencé a masturbarlo, me senté lentamente, y cuando tenía su verga a la altura de mi boca, le lamí la cabecita que estaba salada por su líquido pre-seminal. Poco a poco me fui olvidando del pudor, y me fui metiendo ese falo grueso en mi boca.
Le di una mamada genial.
- quítate la bermuda, ponte en cuatro en el sofá.
Me quedé desnudo, e hice como me lo pidió.
Al poco rato, comencé a sentir un dolor en mi agujero allí en mi culo: me la estaba metiendo.
La pinga de mi primo fue entrando y saliendo de mi culo por largo rato hasta que sentí que palpitaba, mientras él lanzaba un gemido profundo.
Justo en ese momento sonó la puerta, y a la volada, nos pusimos las bermudas. Era mi otro primo, su hermano menor.
Le sirvió la comida y se quitó a otra parte. Yo sentía el culo mojado y me acomodaba de tal modo que no se me pegara con la bermuda.
- ¿qué tienes, primo?, - me preguntó.
- Nada. El calor.
- Anda a mi cuarto, entra al baño y úsalo.
Me llamó la atención esto. ¿se habría dado cuenta de lo que había pasado?
Sin roche, me fui a su cuarto, entré a su baño, y me limpié.
Cuando salí, mi primo, el menor, estaba en su cuarto… calato, erecto… y no era tan chiquita. Bueno, apenas tenía 18.
- Gracias por la comida, pero ¿qué te parece si te comes ésta?
Y se la comenzó a correr. Yo entendí que hacerme el cojudo no me iba a servir, porque encima ambos eran simpatiquísimos, tanto que las chicas les revoloteaban.
Él se sentó sobre su cama, y yo me senté encima de su verga, y comencé a saltar, con su palo dentro de mi culo.
De allí hizo que me inclinara sobre su cama, y él, de pie, me la clavó toda.
Unos minutos después, sentí que su verga palpitaba dentro de mi, y otra vez esa sensación de tener el culo mojado. Esta vez me duché.
Cuando salí, mi primo, el mayor, me esperaba en la sala.
- Regresemos al tono a darle razón a mis viejos.
- Claro.
- Ah, y de esto ni una sola palabra, tanto tú, como tú. – Y nos señaló a los dos.
Hasta ahora me pregunto si el que recibo pinga es un secreto como he creído, o ya tengo mi famita.
Me da la impresión que es lo segundo, porque cuando regresamos a la fiesta, mi primo, el menor de todos, me miraba como ofreciéndose como una tercera opción.
Por ahora no está en mis planes hacerle caso porque apenas tiene 16, y yo le llevo cuatro años.
¿Será parte de mi lista de cacheros? Ya lo sabremos en un par de años. Mientras tanto, otro chapuzón para refrescarme no me vendría mal.
©2012 Hunks of Piura Entertainment. Siempre practica sexo seguro.
Basada en un relato de El Chico (busca su perfil en este mismo blog). ¿quieres compartir tu historia? Hunks.piura@gmail.com
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