sábado, 20 de agosto de 2022

ASS (42):: Qué rico culo tiene el novicio

Santos busca el baño y de pronto se le cae la toalla, quedando totalmente desnudo frente a David y, especialmente, Alberto.



“Bienvenido”, dice Alberto, abriendo una puerta.

Santos ingresa y por un momento olvida que la sensación térmica es mayor a la que sentía en Lima: la cama arreglada, la pintura nueva, el resplandor de la tarde entrando, el letrero de bienvenida bajo el crucifijo colgado en la pared.

“Gracias”, susurra emocionado.

De reojo, Alberto baja la mirada hacia el culo bien formado del novicio. Se pregunta si el Padre Provincial lo mandó como prueba o como aliado.

“Desempaca y ponte cómodo: ya vamos a almorzar”, avisa el cura.

Santos sonríe, cierra la puerta. Alberto se queda salivando y al girar se encuentra de pechito con David, quien lo agarra de su musculoso brazo y lo jala hacia la sala de la casa parroquial.

“Santos es uno de los mejores pibes que tiene el noviciado, che: solo te pido que lo mantengas alejado de esos chicos del gym porque tú y yo sabemos que no son buena influencia”.

“Mira, David, yo no moveré un dedo ni por acercarlo ni por alejarlo; asumo que el Padre Provincial ya lo mandó con una agenda, así que… se haga su voluntad y no la mía”.

“No le he dicho nada al Padre Provincial de lo que pasa realmente en ese gimnasio… tú me tenés en tus manos, yo te ttengo en las mías… pero Santos está limpio, así que llevemos la fiesta en paz, ¿entendés?”.

“La paz será con nosotros, Padre David”.

Alberto se acerca a David y le da un abrazo hipócrita. Al fondo, Santos sale con una toalla anudada a la cintura avanzando por el pasadizo.

“Perdonen, dónde está exactamente el baño”.

Alberto y David le indican con el dedo. Santos sonríe agradecido y al girar sucede lo inesperado: la toalla se desata y cae al suelo. El culo velludo y bien formado del novicio queda frente a los dos consagrados.

Alberto siente cómo su verga se pone dura dentro de su pantalón y comienza a mojarle el bóxer.

Durante la tarde, el párroco está arreglando su dormitorio cuando tocan a su puerta: es Santos. Alberto lo hace pasar.

“Padre, me contaron en Lima que usted tiene un proyecto muy interesante con jóvenes de San Sebastián… los ases”.

Alberto mira al chico vestido solo en una camiseta manga cero, unos shorts de tela sintética y sandalias. Su escultural cuerpo es escandalosamente evidente, un modelo digno de fresco rrenacentista. Perfecto.

“As. Es correcto, Santos. ¿te interesa el proyecto?”

“A decir verdad… me gustaría entrenar en ese gimnasio, pero… no sé si por ser novicio…?

Alberto sonríe: “No, para nada, Santos. Puedes entrenar cuando quieras según tus horarios. Y… por lo visto, entrenas mucho y bien”.

El chico se sonroja un poco: “Siempre me gustó la musculación, desde que era un chaval de 14 o 15 años… Ya llevo 8 años en entreno”.

“Pues, yo igual, desde que era un chavo de esa edad. Ya voy a cumplir 20 años dándole a las pesas y las barras”.

“¿tanto? Usted luce muy joven. Bueno. Sí me había dado cuenta que usted es bien cachas, ¿no? Pero yo pensé que usted era más joven”.

“Tú también luces joven”, ssonríe Alberto.

es obvio que ambos están más relajados ahora.

“¿Y cómo evalúa mi físico, Padre?”, al fin lanza Santos.

Alberto para en seco: ¿es una pregunta inocente, es una trampa del Padre Provincial o es la puerta a algo más?

“Yo te veo bien”, responde procurando seguridad.

“Así, a ojo de buen cubero?”.

Alberto sonríe de nuevo, camina hacia Santos y se para a pocos centímetros de sus ojos verdes.

“Hablemos con franqueza: ¿qué sabes de mí, qué esperas que haga yo, qué te dijeron que debías lograr?”

Santos se sorprende y traga saliva: ”No-no entiendo, padre… ¿Insinúa que yo vine a tenderle una celada o algo así?”

“No insinúo, Santos. Me encuero ahora mismo si no es verdad”.

“Pues, ha de quedarse en pelotas”, sonríe Santos, “porque yo no soy un complotador ni nada por el estilo. Es más…”

Sin que se lo pidan, el novicio se quita la Camiseta manga cero y el short. Queda totalmente desnudo. Alberto nuevamente se queda sorprendido: su verga vuelve a ponerse erecta bajo su bermuda.

“Noté que me deseabas con tu mirada cuando se me cayó la toalla, Padre”. Entonces, Santos, sin permiso alguno, agarra el paquete de Alberto. “Este empalmamiento confirma mis sospechas”.

“¿Cuáles?”

“Que te gusta follar… igual que a mí”.

Como si se tratara de una devoción, Santos se arrodilla sin soltar el paquete duro de Alberto, le baja el short (el Padre tampoco viste ropa interior) y con el pene duro y lubricando frente a sus labios, lo siguiente será sentir cómo la boca húmeda y caliente del novicio se traga el ssable.

“Así, Santitos, mámate mi verga… hasta adentro, mámala toda”.

Alberto termina de quedarse desnudo. Lo siguiente será poner en cuatro patas a Santos sobre su cama, abrir sus nalgas velludas, y tras besarlas, saborear ese hermoso ano rosado y cerradito.

“Fóllame, Padre. Méteme tu polla”.

Sin perder la pose, Alberto aprovecha la lubricación natural de su pene para ir metiendo poco a poco su masculinidad en ese glorioso hoyo. A santos le gusta. ¿es pecado la sodomía cuando dos varones consienten usarla como camino a la felicidad y el placer? A la mierda lo que piense el resto: esto sí es vida.

“Me vengo, me vengo”, anuncia Alberto.

“Córrete dentro de mi culo, Padre”.

Alberto, efectivamente, preña a Santos. Cierra los ojos. Se siente extrañadamente rendido y cae sobre la cama. Entonces unos toques en la puerta lo ponen en alerta mientras termina de jadear. Abre los ojos. ¿Dónde está Santos? Se mira a sí mismo. Sigue desnudo tendido sobre su cama y con su pene erecto y lubricando. Siguen los toques. Se levanta, busca una toalla, se cubre la erección, abre la puerta.

 Es Ssantos, quien se queda sorprendido al ver al párroco totalmente desnudo, cubriéndose el pene erecto con la toalla:

“Di-dice el Padre David que dónde dejó la casulla para la eucaristía de hoy”.

Y para terminar,te dejamos con un video porno gay.


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