jueves, 25 de agosto de 2022

Ser rafael 3.3: Fuerza de voluntad


se acabó el trago en su copa y se sirvió una tercera.

“¿Ya tienes una estrategia al respecto?”

“No. Simplemente no fijarme en nadie más”.

“¿Incluso si se te ofrecen?”

“Incluso si se me ofrecen”.

“¡Sea jerma o sea pata?”

“Sea lo que sea”.

Me serví mi tercera copa, y así hasta que se acabó esa botella. Entonces, saqué una de vino tinto que tenía reservada para ocasiones especiales. Bueno, compartir una conversación con tu mejor amigo definitivamente es una ocasión especial, especialmente cuando no lo ves tan seguido.

Viramos de tema. Hablamos de los compañeros de promoción, en qué estaban, qué sabíamos de ellos. Si tu mejor amigo también ha sido tu compañero de clase, ésta es una charla recurrente.

Cuando el licor se agotó, saqué otra botella a medio comenzar. El alcohol ya estaba haciéndome efecto.

“Rafo, y si te reconciliaste, ¿por qué no quedaste con Laura para hoy?”

Le sonreí, con esa carita pícara que siempre uso para desviar el tema.

“¿No te gusta mi compañía?”

Reí.

“Calla, imbécil. Lo que digo es que le debías dar prioridad”.

“Quiero probarme”.

“¿Cómo así?”

“En vez de salir a una disco a ligar, prefiero pasar un sábado por la noche con mi mejor amigo. Y si me dejas solo, debo tener la fuerza de voluntad para irme a jatear y listo”.

“O sea, soy tu policía”.

Josué se carcajeó. Yo serví una nueva copa.

“Deja de decir estupideces, imbécil”, reclamé; luego me reí. “Además, mi Tuco, quería conversar. Esto no lo puedo conversar con nadie. Imagina lo que dirían mis otros patas si saben que tiro con patas”.

“Te dirían mostacero”.

Le tiré un corchazo en la cabeza, y nos reímos juntos.

“Y tú… ¿qué dirías de mí?”

Josué me miró a los ojos, dejó pasar unos segundos.

“No diría nada, huevón. Somos uña y mugre. Sabes que siempre vas a contar conmigo, no importa lo que mierda decidas”.

Sonreí agradecido. Él se levantó y me estrechó en otro abrazo cálido. Nos quedamos así por un buen rato.

“Te quiero, Tuco. Eres lo máximo”.

“Yo te quiero también, Rafo. Yo también, hermano”. 

    

Sí, evidentemente ya estábamos algo embriagados.

    

No hay comentarios:

Publicar un comentario