sábado, 27 de agosto de 2022

ASS (43): Trío dominical tras la ducha

Luego de un trío con Sandro, Bartolo pide a Marcano que haga algo por Edú.



Hacia las 5 de la tarde, Marcano abre la puerta de la pensión donde vive en San Sebastián. Mientras sube las escaleras, va imaginando mentalmente que las buenas noticias no podían llegar en mejor momento. De la nada, hay 3000 dólares en su cuenta bancaria, y solo en una semana. Desde que llegó al Perú escapando de la crisis en Venezuela nunca había visto cuatro dígitos en su estado.

“Hola, chamo”, le saluda una voz medio aflautada. Marcano gira: es Sandro.

“Qué haces, vale”.

“¿qué haces tú más bien? Te desapareciste desde ayer por la tarde. ¿Dónde has estado?”

“Trabajando”, dice sseguro y sonriente el venezolano fortachón.

“Luces cansado… ¿no querrás tomar una ducha?”

La puerta de la calle suena. Ambos varones giran a ver de quién se trata: Bartolo va subiendo las escaleras.

“Hola gente. ¿Qué dicen?”

“Nada, Bartolito, que Marcano dice que sería una buena idea si compartimos una buena ducha vespertina”.

El aludido se sorprende; Bartolo sonríe.

Diez minutos después, Sandro, Bartolo y Marcano entran como pueden en el estrecho espacio. Rozarse es inevitable. El anfitrión se termina poniendo al centro como si fuera la carne del sánguche. El jabón da el argumento perfecto para que los tres se acaricien el cuerpo. Los besos no tardan en llegar.

Sobre la cama, el trío comienza a orquestarse. Sandro y Bartolo comparten mamar los 21 centímetros de verga que se maneja Marcano, aunque Bartolo aprovecha y acaricia la lampiña, redonda y dura nalga del venezolano, y uno de sus dedos explora sin roche por la raja hasta meterse al medio.

“¿A quién me cacho primero?”, consulta el caribeño musculoso usando la típica jerga criolla peruana.

“¿Podrán cacharme los dos a mí?”, invita Sandro muy coquetamente.

Bartolo es el primero en ponerse un condón y meter su pene dentro del ano del dueño del cuarto mientras éste continúa chupando el gran falo de Marcano. Como activo, el fisioterapeuta profesional tiende a ser más acompasado, no tan rudo. Por experiencia sabe de más que meter un pedazo duro de carne en el esfínter tan delicado puede no ser placentero si se hace bruscamente.

“embadúrnate de lubricante”, le dijo uno de sus maestros del instituto superior tecnológico la primera noche que probó a ser gay activo a cambio de mejorar la nota en un parcial. “Métela despacio… disfrutando”. Desde entonces, nunca ha dejado de aplicar tal consejo.

El asunto es que el ano de Sandro ya está bien usado, así que meter y sacar, bombear y parar, es casi pan comido.

Bartolo demora unos diez minutos en el baile pélvico hasta que eyacula dentro del condón. Mira a Marcano.

“Ponte más lubricante”, aconseja.

Mientras el musculoso se pone el forro y unta casi todo el cojincito, Sandro aprovecha para cambiar de postura. Se acuesta boca arriba y levanta sus piernas mostrando su agujero rectal ya dilatado.

Marcano va metiendo centímetro por centímetro, con sumo cuidado, mirando más la cara del pasivo que su miembro ingresando. Sandro trata de aguantar el escozor, así que el potro procura ser lo más gentil que su anatomía le permite.

“Acuéstate encima mío y hazme tuyo”, pide el anfitrión, sin embargo.

Marcano accede.

Sentado en un mueble al lado de la cama, Bartolo mira la escena como si se tratase de una película porno en 3D. Y de hecho lo es porque su amigo ahora va camino a ser la estrella del video adulto gay que alguna vez soñó ser.

“qué rico”, no deja de decir Sandro.

Marcano sigue moviéndose más por compromiso que por afán de conseguir placer; entonces, agarra el pene del pasivo y lo comienza a masturbar.

“¿Qué haces, papi?”

“Goza, vale”.

El miembro se pone duro debido a la estimulación. Sandro no puede más y se vacía en su propio abdomen.

“Eso fue trampa”, sonríe. “No vale”.

“Ah, no tengo la culpa que no sepas aguantarte”, sonríe el venezolano.

Ya de noche, en el cuarto de Bartolo, Marcano termina de desnudarse para compartir la cama con su amigo:

“¿Qué es eso que querías conversar conmigo, vale?”

“es sobre Edú, Marcano. Tú sabes que es seropositivo”.

“¿Sero qué…?”, trata de disimular el aludido.

“Él me contó lo de la prueba en Piura”.

Marcano comprende que Bartolo no  está sonsacándolo:

“¿Qué pasa con edú?”

“Necesito tu ayuda… él tiene que meterse a tratamiento ya”.

Y para terminar,un video porno gay.


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