viernes, 23 de diciembre de 2011

Ven a la casa de mis amigos esta Navidad

Hola. Soy un inhgeniero guayaquileño que, desde hace un año, trabajo en la exportación del banano en el Valle del Chira, allá en Piura.
Cuando me mudé fue jodido porque no conocía a nadie, estaba desempleado hasta ese entonces, y no tuve más opción que tomar esta chamba. Claro que en ese momento, me pareció lo menos esperanzador, pero cambié de opinión luego.
Debido a que estaba ahorrando al máximo, tomé una dolorosa decisión: no pasar Navidad con mi familia. En mis 26 años de vida, era la primera vez que no estaría junto a los míos por estas fechas.
La empresa nos había alquilado una casa en un barrio más o menos residencial, la que compartía con otros trabajadores. El día antes de Nochebuena, ellos se fueron para sus hogares, y me quedé solo. Mi plan era ver tele hasta sentir sueño, e irme a dormir.
Esa misma semana, un chico pasó ofreciendo sus servicios como guardián nocturno, o sereno, como le llaman acá. Habló con la gente de la casa, y todos acordamos dar una cuota para que la incluyera en la lista de todas las que tenía que rondar.
Este pelado parecía no tener más de 20 años, pero el físico te engañaba un poco. quiero decir, se le veía robusto, con brazos anchos, pecho prominente, piernas fuertes que comenzaban en un culo redondeadito. Pero su cara de niño te decía otra cosa.
Justo era 23 cuando llegó a ofrecer sus servicios, y lo vi de pasada, puesto que me fui a la oficina, y me quedé trabajando hasta tarde.
Regresé a casa como a las 11 de la noche, luego de pasar un rato en el gym, como era mi costumbre, y quedándome a conversar con algunos de los panas que hice en esta ciudad. Claro que lo hacía para no recordarme de la fecha, y al día siguiente haría lo mismo.
Justo cuando llegaba a casa, él pasaba por la esquina de mi cuadra. Me saludó atentamente.
Uno de mis compañeros, que estaba despierto viendo una película, me explicó lo de la cuota, y que le apenaba que no quisiera regresar a mi casa. La verdad es que sí quería, pero tampoco me motivaba llegar a un sitio donde lo que menos tendría sería una Noche de Paz.
Al día siguiente, como lo programé, trabajé haciendo papeleo, y aproveché para saludar a algunos amigos y familiares por la Internet de la oficina.
Trabajé hasta las cuatro, y luego decidí ir al gym para agotarme lo más que pudiera.
Ustedes se preguntarán cómo era eso de que no iba a casa pero sí al gym. Bueno, un amigo de la empresa me consiguió una beca, así que asistí de gratis. Cuando vivía en Guayaquil, me sucedió casi lo mismo: me hice amigo de un trainer, que era pareja de una amiga mía, y logró que tuviera ese beneficio. Eso me sirvió como terapia para no deprimirme mientras anduviera desempleado. Por ello, mi amigo de acá me decía: "No hay sin suerte", pero no le entendí.
Volví a casa como a las 7, tomé un baño, apenas me puse un boxer, cené y me eché a dormir.
Como a las 11 perdí el sueño. Intenté conciliarlo, sin éxito.
 De pronto, escuché el timbre de la casa.
Como estaba durmiendo desnudo, debido al calor, me puse una toalla y fui a atender. Era el pelado.
"Buenas noches. Disculpe ingeniero. Soy el guardián y vine a ver si había alguien aquí".
"¿Por qué?"
"Es que vi varias luces prendidas".
"Sí. Estoy solo acá".
"¿Solo? Justo ahora". No se preocupe, yo vigilaré que esté seguro".
Le sonreí.
Luego de eso, me quité la toalla, y me puse a ver tele -algo que no hacía mucho- y descubrí que estábamos suscritos al canal adulto. Me acomodé bien, y pensé que a lo mejor una pajeada podría darme el cansancio necesario para irme a dormir.
En la tele, una chica vestida de Mamá Noela chupaba y se comía unas pingas de campeonato.
La mía era más o menos grande... bueno, 17.5, por si les interese. En pocos minutos la tenía a todo su esplendor, y comencé a hacerme la paja.
Eran 10 para las 12, cuando de nnuevo sonó el timbre.
Puse el "Mute" al tele, me arreglé la toalla para que no se me viera mi erección, y fui a atender.
Era el pelado, esta vez, con una vianda.
"Ingeniero, no vaya a pasar solo la Navidad. ¿Qué le parece si compartimos una pobreza?"
Me conmoví. Ese chico, pensando en alguien que no conocía... antes que la nostalgia navideña se me hiciera lágrimas, fui a ver platos, tazas. y puse la mesa.
Cuando le pasé la voz al guardián, me lo encontré concentrado viendo la tele... ¡justo en el canal porno!
"La cena está lista".
Él se puso de pie, y debajo de sus pantalones de camuflaje, una pinga parada no se podía disimular.
Le repetí la invitación. Entonces, él se llevó la mano sobre su sobresaliente bulto, como queriendo disimularlo. Yo me hice el que no le di importancia.
Durante la breve cena, supe que tenía 19 años, que acababa de salir del Ejército, y que una familia de la cuadra le convidó ese pedazo de panetón y un termo de chocolate. Él se había creado ese puesto de trabajo, porque no encontraba nada aún, pero no quería dedicarse a la vida fácil. Por mi parte, le conté toda mi historia. Bueno, en breve.
Esa noche, él vestía una camiseta ceñida de camuflaje, los pantalones que mencioné y sus botas.
Al terminar la cena, nos dimos un abrazo de Navidad, y dos hechos curiosos sucedieron. Primero, la toalla que me cubría se me cayó, y quedé desnudo, mientras me abrazaba. Lo segundo es que su erección era constante en ese momento.
Ambos nos ruborizamos.
"Bueno, yo regresaré a la calle para vigilar".
"Yo veré tele un rato más y espero quedarme dormido".
"Esteeee.... ¿puedo darle una vuelta más tarde? Digo, por si se le ofrezca algo?"
"Claro. Tocas el timbre, y listo".
"Ah, ingeniero. ¿Usted entrena en algún gimnasio?"
"Sí, el del centro. ¿Por qué?"
"Tiene bonito cuerpo".
"Gracias", le dije sonriendo.

A un cuarto para la una, seguía insomne, viendo un show de sexo gay en vivo. Nuevamente tenía mi verga parada, y recibiendo cariño entre mis manos. El timbre sonó. Salí a atender la puerta desnudo, sólo que al abrirla, oculté mi cuerpo tras ella. Era el guardián.
"¿Todo bien ingeniero?"
"Sí, creo que sí".
"Todavía despierto, ¿no?"
"No puedo dormir".
Nos quedamos unos segundos en silencio.
"Bueno, seguiré dando vueltas".
"Oye, y... ¿por qué no pasas?"
Sí, yo sé a lo que me estaba exponiendo, pero no era la primera vez que eso me pasaba, así que si mi experiencia no fallaba, pues, podría haber algo.
Como pensé, él ingresó.
Fuimos a la sala, y lo invité a sentarse a ver tele un rato.
"Si quieres cambiamos de canal".
"No o ingeniero. Normal".
Con la verga semi-parada, , me senté junto a él y nos pusimos a ver el show candente.
Un minuto después, el bulto bajo sus pantalones era nuevamente evidente.
"¿Y eso?", le dije indicándoselo.
"¿Y usted qué me dice de eso?", me la regresó señalando la mía que estaba dura de nuevo.
"Me excita ver éso".
"A mi también".
"¿Te jode si me pajeo?"
"No ingeniero... Normal".
Comencé a masturbarme, y a empujar mi pinga hacia abajo para que, al soltarla, cchocara con mi abdomen.
"Ingeniero... y... ¿yo también puedo corrérmela?"
"Claro. Normal".
Se puso de pie, se quitó la camiseta, se sacó las botas, se quitó los pantalones, y... sólo se quedó vestido con sus calcetas verde olivo... debajo no llevaba underware, y estaba mismo William Levy, pero con pelo negro. Sus nalgas eran lindas, lampiñas y enormes.
Se sentó de nuevo, y comenzó a pajear su verga que era tan grande como la mía, con unos huevos enormes.
De vez en cuando nos mirábamos. Estábamos super excitados.
Entonces, se la agarró de la base y comenzó a menearla.
"Ingeniero, una pregunta, pero no se moleste".
"Dime".
"¿Alguna vez la ha chupado?"
"Un montón de veces".
"¿Podría...?"
Sonreí, me agaché, y comencé a darle una mamada magistral. Sus manos acariciaban mi espalda, mi trasero, y mis piernas. En algunos momentos, sentí el roce de su mano sobre mi miembro.
"Alto", me dijo. "Voltéese". Lo hice. Él se levantó y se arrodilló sobre el sofá donde estábamos.
Tiramos en la posición de perrito. Al inicio, iba despacio, pero luego aumentó la velocidad, y sus caderas hacían un chasquido cuando chocaban contra mi trasero. Luego me puse boca arriba, y él me agarró piernas al hombro, pero manteniéndose de pie sobre el piso de la sala. Esta vez no se anduvo con contemplaciones, y bombeó tan rápido como pudo. Yo aproveché para pajearme.
A los pocos minutos, sacó su verga y me regó su leche sobre mi vientre plano y mi pecho. Yo también me corrí en ese momento.
Tras ducharnos juntos, regresó a la calle. Eran las tres de la mañana.
Quedé dormido en el sofá hasta que el timbre me despertó otra vez. La tele seguía prendida. El resplandor de la mañana entraba entre la cortina. Pensé que era alguno de mis compañeros. Apagué la tele, me puse mi toalla encima, y me fui a abrir la puerta.
Era el pelado de nuevo.
"Ingeniero, vengo a despedirme. No sé si... se le ofrece algo más".
"No sé. Depende de ti".
"¿Puedo pasar?"
Esta vez nos fuimos a mi cuarto. Tras revolcarnos sobre mi cama varias veces, hicimos el 69,.
"Alto", dijo él.
"¿Te vas a correr?"
"No... métamela ingeniero".
Como yo estaba boca arriba, le pedí que se sentara sobre mi pene, el que poco a poco fue introduciéndose en su estrecho y caliente ano, hasta no quedar nada al aire libre.
Me cabalgó con locura, mientras le aferraba y palmeaba sus grandes y duras nalghas. Él se comenzó a pajear.
Le pedí que girara,y se acostó boca arriba apoyando su espalda contra mi torso. Le alzé las piernas, flexioné las mías y comencé a bombearlo, al punto que gemía como condenado.
Tras un gruñido que dio, sentí cómo su ano se hacía super estrecho.
"Las estoy dando ingeniero, las estoy dando".
Bastó que me dijera eso para que mi leche le inundara su gran culo.
Nos pusimos de lado sin perder esa posición, y nos quedamos dormidos.
Nos despertamos como a las dos de la tarde. Él preparó almuerzo, comimos, y me dejó solo toda esa tarde de sábado de Navidad.
Por la noche, dormí como angelito, y a las seis de la mañana del domingo 26, estaba de nuevo en la puerta buscando más sexo.
Hasta que llegó su guardia nocturna, follamos todo el día.
Para el fin de semana de Año Nuevo fue lo mismo.
Con los meses, conseguí hacerlo entrar como seguridad a la empresa, alquilamos un apartamento juntos, y vamos al mismo gym. A veces, él se consigue unos billetes extra trabajando como stripper, cosa que a mi no me jode la verdad. También me comentaron que se prostituye, pero, como somos panas y no otra cosa, a mi me resbala, siempre que me respete... aunque, ya entiendo por qué me está insistiendo para hacer un trío. Yo no me animo. ¿Ustedes qué me recomiendan?
Ah, y este año, tampoco  iré a Guayaquil por Fiestas...

© 2011 Hunks of Piura Entertainment. Siempre practica sexo seguro. ¿quieres compartir tu relato? Escríbenos: hunks.piura@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario