domingo, 27 de noviembre de 2011

Hazme estremecer

Varias consultas por el correo-e se refieren a cómo dejarnos satisfechos.
En líneas generales, el grado de satisfacción de cada persona es tan variable como cada uno lo somos, ya que se mezclan muchos factores.
Si hemos aprendido a tener una buena relación con nuestro cuerpo, somos psicológicamente liberados y hemos dejado los prejuicios enterrados o quemados en el último año viejo, será sencillo satisfacernos.
Bastará un poco de creatividad, sorpresa positiva y cierta malicia.
No tienes que darnos de chupar (alcohol) para podernos someter, porque el chiste no es el sometimiento, sino la plenitud de la conciencia para poder disfrutar al máximo de lo que estamos haciendo.
Otro error frecuente es hacer lo imposible para satisfacer al otro, olvidándome de mi.
La idea es que ambos disfruten, si no, habrá un desequilibrio de la gran puta, donde siempre habrá uno contento, y el otro no.
Una cosa para la que jamás nos educan a los varones es para reconocer nuestras zonas erógenas y para comunicarnos adecuadamente con nuestro compañero sexual.
Las zonas erógenas (eros=amor, genos=generador) son lugares de nuestro cuerpo donde la sensibilidad es tal que nuestra excitación aumenta con roces, caricias o besos.
Por si no lo sabías, en el hombre casi todo el cuerpo es sensible, no sólo la zona genital. Desde la parte posterior de la cabeza hasta la punta de los pies, tenemos más zonas calientes de las que imaginamos.
Si es que no reconoces tus zonas erógenas, tendrás que hacerlo ya, de lo contrario ni siquiera a ti te quedará claro si quedaste o no satisfecho, porque la eyaculación no lo es todo, y si sigues pensando eso, estás cagando fuera y lejos del bacín.
No tengas miedo a descubrir tus zonas erógenas mediante caricias, o una exploración con otra persona.
Los varones que, además de sus genitales o su culo, usan estas partes de su cuerpo durante el coito tienen mejores orgasmos que los que siguen usando el Motorola Tango.
Cuando las reconozcas, no tengas paltas en decirle a la otra persona que te acaricie por allí o por allá de esta u otra forma. Al contrario, decirlo y escucharlo incrementa la excitación. Pídele a la otra persona que te diga cómo estimular sus zonas erógenas para que la experiencia sea de la puta madre.
Los patas con mejor desarrollo muscular y que hacen deporte, o entrenan, frecuentemente son más sensibles que los que no, debido a una mejora hormonal, que, si quieres, la explicamos en otro artículo.
Claro que en toda Piura eso reduce la posibilidad de hallar un buen amante casi a cero, pero, no pierdas la fe: esos especímenes privilegiados sí existen.
¿qué pasa si no te da la gana explorarte y comunicar? ¿sabes qué? Mejor no pierdas tiempo, y plantéate el celibato absoluto.
¿qué hacer si no se deja tocar en esas zonas donde se estremece y no dice ni pío? Salte del sitio, ponte la ropa y déjalo con las ganas, pero no conviertas un momento placentero en una tortura china (con perdón de los chinos).
Procede igual si el monosílabo favorito de la otra persona es “No”.
Así que ya sabes: bésame sin morderme, pásame la lengua por el cuello, chúpame las tetillas, mámame la verga, los huevos y acaríciame y bésame las nachas, mientras tus manos traviesas recorren mis piernas por fuera y por dentro… ¿ya ves? No es tan difícil

¿Preguntas? hunks.piura@gmail.com o déjanos tu comentario aquí.

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