sábado, 26 de noviembre de 2011

Si la meto, ¿también soy?

Uno de nuestros centenares de usuarios nos hizo una interesante consulta por nuestro correo-e.
Si un pata se la mete a otro pata, entonces ¿también es gay?
La respuesta es sí, pero antes de entrar en detalles, revisemos algunas cosas relacionadas con la terminología.
Hay que diferenciar entre orientación sexual y opción sexual.
La primera es la manera cómo nos sentimos más cómodos viviendo nuestra sexualidad a lo largo de nuestra vida.
La segunda es el rol que adoptamos en una práctica sexual concreta, y por un periodo limitado de tiempo.
Las orientaciones sexuales son tres: homosexualidad, bisexualidad y heterosexualidad.
* Los homosexuales (gay) son quienes prefieren sexo o romance con alguien de su mismo sexo, esto es, o bien dos patas o bien dos jermas. No interesa si uno de ellos venga con sorpresa, salvo una cirugía radical que removió genitales.
* Los bisexuales (bi) son quienes no tienen paltas en tener sexo o romance con una persona de su propio sexo y –después o al mismo tiempo- con las del otro también. En otras palabras, aquí califican los patas que están con jermas, y también con patas; o jermas que están con patas, y también con jermas.
* Los heterosexuales (straight) son quienes siempre prefieren a la gente del sexo contrario, esto es, patas con jermas o jermas con patas. ¡Listo!
Las opciones o roles han sido tradicionalmente catalogados en dos: el activo (top), quien la mete, y el pasivo (bottom), quien la recibe. Entre ambos tenemos al versátil o moderno (versatile) que se siente cómodo haciendo los dos roles.
Volviendo a la pregunta del correo-e, un pata que se la mete a otro pata es gay, gay activo, pero gay finalmente, ya que, por definición, tiene una práctica homosexual.
Y ¿cuál es la palta? Que por años y años, hemos traído la tara de que quien la mete es el fuerte y quien la recibe es el débil, lo que es honestamente discutible, porque eso de dejárse penetrar no es precisamente de débiles.
Esto viene de la formación machista traída durante la Conquista, donde siempre el varón es quien hace las tareas más complicadas y la mujer, las menos tediosas… lo que también es discutible, porque si no, aver, pónganse a cocinar, lavar, planchar, limpiar, barrer, comprar… y así sucesivamente.
Y es que, como los varones hemos dominado la historia por laaaargo tiempo, hemos definido las relaciones humanas en función de la fuerza (¿fortaleza?) o el poder.
La huevada es que esta tara no sólo habita en la mente de los activos, sino de todo el mundo, y la verdad de las cosas es que si vamos a tener sexo o romances para dominar o ser dominados, estamos cagando fuera del bacín. Así de simple.
La idea es que ambos (si es que no son más) se realicen, o al menos disfruten, por igual en este tipo de relaciones, aunque este es un tema que podemos ampliar después.
Entonces, si la metes o te la dejas meter, no eres más ni eres menos… eres persona, y eso es lo que importa.
Y si tus patas todavía siguen con esa centenaria tara, ni modo. ¿Sabes cómo se le dice a quienes arrastran taras? ¡Tarados, pues! Ja, ja, ja.

Escríbenos: hunks.piura@gmail.com o déjanos tus comentarios.

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